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Sastre, en uno de los varios ataques que intentó en el ascenso al puerto de Arcalís, seguido de Piepoli y Menchov, entre otros. / EFE
Estalla la polémica entre Sastre y Menchov, el vencedor en Arcalís
VUELTA A ESPAÑA 2007

Estalla la polémica entre Sastre y Menchov, el vencedor en Arcalís

El jefe de filas del CSC acusa al italiano Piepoli de trabajar para el líder «Me parece vergonzoso ayudarle sin ser de su equipo», se queja el abulense

B. URRABURU

Martes, 11 de septiembre 2007, 02:57

El hambre y la necesidad aprietan. Denis Menchov no ha pasado por ninguno de esos dos estados, no al menos en el término literal de la palabra, pero el recorrido que lleva de vida ha agudizado su inteligencia. El líder vencía en la meta de Ordino Arcalís. Y lo hacía al sprint. Podía haber atacado, irse en solitario, realizar una exhibición, pero ni su carácter, ni su inteligencia, ni la escuela en la que se ha formado, Banesto, le han enseñado esa forma de actuar. Menchov no humillará nunca a ningún rival. Ganó porque no le quedó más remedio que hacerlo. Era el más rápido, el más fuerte del grupo de elegidos que se presentó en la meta andorrana.

No se le puede negar que es el más fuerte de la carrera. Controló perfectamente los ataques que hubo. En realidad, ataques consistentes se vieron dos: uno de Carlos Sastre a menos de dos kilómetros de la meta y otro de Igor Antón cuando llegó a la cabeza del grupo. Antes lo había intentado Piepoli. No cuajó. Todo se jugó en los siete kilómetros finales.

Aumentar la tensión

CSC volvió a poner un ritmo muy alto, infernal, que hizo la selección, después de que Rabobank controlase toda la etapa. Cuesta, Gustov y Kroon fueron los que se encargaron de aumentar la tensión. Sorprendió por un momento que Sastre se descolgase, lo que aprovechó Piepoli para volver a moverse. En la meta, pocos minutos después de llegar, Sastre explotó.

Menchov, tranquilo

Acusó a Piepoli de trabajar para Menchov: «Me parece una vergüenza ayudar a un líder sin ser de su equipo. Lo que ha hecho Piepoli ha sido penoso. No son alianzas, son bombas a la cara. Este tipo de ayudas son penosas, vergonzosas».

Explicaba Sastre que se descolgó en el grupo principal a propósito, «para ver si le estaba ayudando. Cuando me he quedado ha arrancado Piepoli. He hecho el paripé y se ha visto lo que había».

Es difícil saber lo que pasa en esos momentos de tensión, cuando se va a tope con la meta cercana. La única verdad es que ni Sastre , ni Igor Antón, ni Sastre , ni Beltrán consiguieron abrir hueco. El más fuerte en esa subida fue Menchov

El líder salió bien del compromiso en el que le había puesto el escalador abulense: «No he hablado nada con Piepoli. Carlos se equivoca. Ha sido la situación de carrera la que nos ha llevado a esa situación».

No mentía cuando comentaba que «Leo corre de esa forma. Intenta poner un ritmo fuerte hasta que se queda la gente. Yo quería seguirle».

Se puede interpretar que Piepoli quiso pagarle a Menchov el favor que le hizo en Cerler, donde no se movió en la llegada, pero no conviene perder el horizonte.

Menchov no tiene rivales y la forma en la que corrió Piepoli le benefició, pero uno duda que si el italiano hubiese podido ganar no lo hubiese hecho. Una carrera que parece estar, deportivamente, definida, se ha animado por esta polémica en la que también terció Manuel Beltrán: «Estoy de acuerdo con Carlitos. A mí me ha perjudicado mucho lo que ha hecho Piepoli. En Cerler le dejó ganar la etapa y le ha devuelto el favor».

La carretera, que es lo que cuenta, nos dejó una carrera perfectamente definida. Hubo una escapada inicial en la que se incrustaron corredores importantes como Marchante, David López, Xavier Zandio, Cunego, Pellizotti, Bettini o Vandevelde que buscó sorprender, pero no lo logró. Luego, cuando había que exponer en la carretera lo que valía cada corredor en ese momento, vimos como no hay nadie capaz de lanzar un ataque seco, demoledor, en montaña.

Poner ritmo y atacar

Estamos en la décima etapa. Una cosa es poner ritmo y otra atacar, que es lo que hicieron Sastre y Antón. Menchov se limitaba a observar, decidir en milésimas de segundos qué había que hacer, y controlar. Se quejaba el ruso afincado en Pamplona del viento, «que pegaba de frente y dificultaba mucho el poder moverse». A él desde luego no le hacía falta. Cadel Evans, Vladimir Efimkin y Samuel Sánchez aguantaron.

Samuel padeció un tormento para estar siempre cerca de los primeros. Se quedaba unos metros, volvía a entrar. Hizo la goma en buena parte de Ordino. Le mereció la pena. Evans corre siempre igual. No se le puede pedir que ataque en una cima como la de Ordino.

Igor Antón

Lo de Igor Antón es distinto. Volvió a demostrar que tiene una facilidad pasmosa para la escalada. Cuando a menos de dos kilómetros para la meta se enganchó al grupo principal y atacó exhibió lo que todo el mundo conoce. Fue valiente. Su momento está por llegar mientras la Vuelta a España sale de Ordino igual que terminó en Cerler.

A Sastre no se le puede pedir más de lo que está haciendo. Sea verdad o no que Piepoli ayudó a Menchov, el líder no mostró ninguna flaqueza. Lo demás quedará en el anecdotario de esta Vuelta a España.

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