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Foto de familia de los más de 400 descendientes de José María Quijano en la casa familiar. / CAVIA
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419 miembros de la familia se reúnen en la 'Quijanada', una cita tradicional en Los Corrales

NACHO CAVIA

Domingo, 23 de septiembre 2007, 02:30

«Somos el corazón de una gran familia, en todos los sentidos». Cinco generaciones, siete ramas familiares, más de 400 personas ratificaron la frase más repetida durante la reunión que ayer, en torno a un pasado común, congregó a los descendientes de Soledad de la Colina y de José María Quijano Hontoria, fundador de las empresas que hicieron un poco más grande la historia de Cantabria y, por descontado, la del pueblo anfitrión de la 'quijanada', en su mansión familiar de Los Corrales de Buelna.

Una misa y la posterior comida campestre dieron el tono especial a un día entre distendido y de homenaje, una jornada ya convertida en tradición que sirvió a los más jóvenes para conocer el pueblo natal de sus ascendientes comunes y para conocerse entre ellos. No en vano llegaron desde toda la geografía nacional, e incluso más allá, desde Suiza.

Un día en el que se unieron siete ramas familiares en torno a siete colores impresos en cintas que distinguían a los miembros de cada una de ellas. Así el amarillo para los Díaz de Bustamante Quijano, verde para los Quijano Otero, rojo para Quijano González-Camino, naranja para Mazarrasa Quijano, rosa para Quijano Secades, caqui para Quintana Quijano y azul para Quijano Agüero.

En total, 419 personas entre nietos, bisnietos, tataranietos , choznos (los hijos de los tataranietos) e hijos de éstos. Una experiencia para no olvidar en una jornada dedicada precisamente a los recuerdos de quienes han demostrado ser una gran familia.

Parientes lejanos en línea, y sobre todo en distancia, no faltaron a una cita que tuvo varios momentos especiales, como la celebración de las bodas de oro del matrimonio formado por Lucrecia Quijano, nieta del fundador de la saga, y Antonio Cruzat, Marqués de Feria. O el respeto que todos mostraron por Adela Quijano Secades, viuda de uno de los hombres que más admiración debe despertar en Europa, Ángel Sanz-Briz, diplomático español que salvó la vida a más de 5.000 judíos durante la segunda Guerra Mundial.

Incluso hubo tiempo para saborear las costumbres cántabras con la actuación del Grupo de Danzas Entremontañas Virgen de la Cuesta o oara admirar la obra que José María Quijano y su esposa, Soledad de la Colina, condesa de Forjas de Buelna, dejaron en Los Corrales de Buelna, entre otros ejemplos, la magnifica mansión familiar o la iglesia parroquial San Vicente Mártir.

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