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Fernando Echevarría posee un brillante palmarés de premios y la condecoración por el presidente de la República de la Orden del Infante D. Henrique. / DM
«Me siento tan español como portugués, un ibérico como lo entendía Camoes»
FERNANDO ECHEVARRÍA ESCRITOR Y PREMIO SOPHIA DE MELLO 2007

«Me siento tan español como portugués, un ibérico como lo entendía Camoes»

El poeta luso nacido en Cabezón de la Sal, y que a los dos años se trasladó con su familia al país vecino, veraneó en Cantabria a principios de los 70 pero desde entonces no volvió

MAXI DE LA PEÑA

Domingo, 11 de noviembre 2007, 01:39

La vida es un cúmulo de azares. Y el poeta portugués Fernando Echevarría lo puede atestiguar. El último ganador del premio Sophia de Mello, la más alta consideración dentro del ámbito de la poesía en la lengua de Camoes por su antología 'Obra inacabada', y una de las mayores personalidades de la literatura contemporánea en portugués, según el jurado, está vinculado a Cantabria. Echevarría nació en Cabezón de la Sal hace 78 años. Su madre era natural del municipio de Udías y su padre un monárquico portugués exiliado. A los dos años se trasladó con su familia a Portugal. Volvió a Cantabria durante dos veranos a principios de los 70 y ha sido localizado por este periódico en su domicilio de Oporto para conocer la agitada vida de este poeta cántabro-portugués.

-Usted nació en Cabezón de la Sal un 26 de febrero de 1929. Su madre era cántabra, ¿pero de dónde?

-Mi madre, que se llamaba Ana María Echevarría Palacios, era de La Hayuela, en Udías. De ese pueblo era mi abuelo materno.

-Su padre era portugués. ¿Cómo llegó a España?

-Mi padre era natural de Grijo, muy cerca de Oporto, y era monárquico. El Rey Manuel II abdicó en 1910 y se proclamó la República portuguesa. En 1918 se produjeron unas revoluciones promonárquicas y mi padre tuvo que exiliarse a España, con el reinado de Alfonso XIII. Se instaló en Cantabria, entonces provincia de Santander, y trabajó de ebanista.

-¿Cómo se conocieron sus padres?

-Mi padre era amigo de mis tíos de La Hayuela y allí conoció a mi madre, una mujer muy bella, de pelo castaño, de la que se enamoró perdidamente. Y se casaron. Se fueron a vivir a Cabezón de la Sal, que está cerca.

-¿Fue hijo único?

-No, no que va. Soy el mayor de cinco hermanos. Fui el único en nacer en España. Los demás nacieron en Portugal.

-¿Por qué se fueron de España?

-Porque en 1931 se proclamó la II República, y recuerde que mi padre era monárquico hasta la médula.

-Pero ya estaba Salazar en el poder.

-Sí, es verdad, y era una república muy especial porque hizo un juego político con los monárquicos. Prometió que volvería la monarquía, como luego hizo Franco en España. Todo era una mentira, pero mi padre se acomodó finalmente a la situación, porque era un hombre de derechas, de orden, muy católico.

-¿Su madre murió joven?

-En 1939, de una penosa enfermedad. Mi padre tuvo una vida más longeva. Falleció a los 89 años.

-Cuando usted llegó a Portugal se llamaba Fernando Ferreira Echevarría.

-Sí, pero al obtener la nacionalidad portuguesa cambió el orden de los apellidos porque en mi país el primero corresponde al de la madre.

-Por tanto, ¿no mantiene la nacionalidad española?

-Lo desconozco si le digo la verdad. A mi edad, ya no sé si merece la pena entrar en tramitaciones burocráticas. Pero me siento tan español como portugués.

-¿Ibérico?

-Exacto, creo que me entiende.

-¿Cuándo regresa a su tierra natal?

-Entre 1970 y 1973 pasé las vacaciones en España, y dos de los veranos fui a Santillana del Mar, que es lo que más me gustó, las Cuevas de Altamira, cuyas pinturas rupestres son de una emoción inexplicable y de una modernidad absoluta. Fui a Cabezón de la Sal y me enseñaron la casa donde nací, aunque no recuerdo el nombre, pero donde pasé más tiempo fue en Comillas.

-Comillas...

-Me encanta por el mar y recuerdo que había una casa guapísima de Gaudí.

-El Capricho.

-Eso, El Capricho y el Seminario de la Universidad Pontificia.

-¿Sabe que se va a convertir en Centro Internacional de Estudios Superiores del Español?

-No, pero cuanto me gusta la idea. La lengua del futuro será el español, por delante del inglés.

-¿Ha vuelto desde entonces?

-No he vuelto, pero regresaré a Cantabria cuando pueda. Me marcaron mucho aquellos veranos porque me di cuenta que la Reconquista había empezado cerca, en Asturias, y recuerde que Camoes hablaba de 'las Españas'.

-Portugal y España.

-Los grandes escritores lusos del Siglo de Oro como Gil Vicente y Camoes escribían también en español. Camoes siempre defendió una unidad más amplia, una unidad ibérica.

-Hoy no sería posible

-No sería nada realista. A partir de 1640, cuando mi país se desmembró de España durante el reinado de Felipe II, la cultura portuguesa es de importación, especialmente de Francia, y pierde una parte de sus raíces ibéricas. Por eso hemos vivido de espaldas.

-Compruebo que su formación literaria está muy vinculada al idioma español. ¿Es así?

-Sin duda, mi formación literaria la hice en España, y de hecho empecé a escribir con interés en español. En mi primer libro de poemas 'Entre dos ángeles', publicado en 1956, tuve que traducir algunos al portugués. Mi formación toma como referencia el Siglo de Oro, la Generación del 98 y la Generación del 27, en especial Pedro Salinas y Jorge Guillén.

-¿Ha leído a escritores cántabros?

-A algunos, los que más me han interesado.

-¿Gerardo Diego es de su interés?

-Una parte de su obra, sobre todo los 42 sonetos que integran 'Alondra de verdad'. Contiene una magnífica poesía.

-¿Hierro?

-Me interesó menos porque mi formación ya estaba casi hecha.

-A Menéndez Pelayo se le ha considerado un pensador reaccionario.

-Mire, a Menéndez Pelayo lo leí durante mi etapa de formación. Yo estudié Humanidades en Portugal y Filosofía y Teología en España. Él era un gran conocedor de la literatura alemana y por ahí me vino su influencia. Hay que distinguir entre conservador y tradicionalista, y Menéndez Pelayo era un tradicionalista como lo entendía Unamuno. Lo que entrega una generación a otra hace que las ideas se mantengan vivas. No es un concepto negativo. Es más, entiendo que es la única forma de ser progresista.

-¿Ha leído a Pereda?

-Sí y no me interesó. Era un escritor regionalista o costumbrista. No me aportó nada.

-Y usted es reconocido, un cántabro de nacimiento, como una de las cumbres poéticas de los últimos 50 años en lengua portuguesa.

-A todos nos gusta el reconocimiento. Y el premio Sophia de Mello es de gran prestigio. Pero mi poesía debe superar un análisis riguroso dentro de otros 50 años. Si siguen diciéndolo, entonces habrá una mayor objetividad.

¿Su obra más completa?

-'Epifanías', mi última obra. Soy más viejo y he aprendido cosas de los grandes de la literatura. Calderón de la Barca me ha influido mucho.

-España siempre está presente en su pensamiento. ¿Cómo la ve?

--La discusión entre la España vertebrada e invertebrada no se ha resuelto. Es un país culturalmente muy vivo, pero las autonomías llevan a una ruptura de la idea de nación. No sería bueno.

-Qué depresión produce Portugal en estos últimos años. ¿Quién maneja los hilos del poder político?

-La masonería portuguesa.

-No me diga.

-Las logias masónicas todavía existen y en Portugal cumplen obediencia y reciben información de la Masonería francesa y en menor medida de la escocesa. Tienen mucho poder hoy en día y su gente está puesta en el poder político y económico. La gente en Portugal se resigna demasiado.

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