Uribe acepta una «zona de encuentro» para pactar con las FARC un acuerdo humanitario

Uno de los temas «inamovibles», hasta ayer, del presidente de Colombia, Álvaro Uribe, era negarse a crear una zona de despeje para negociar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) un acuerdo humanitario. Sin dar explicaciones anunció que autorizaba a una «zona de encuentro» para que pactar con la guerrilla -que ahora tendrá que responder si acepta o no el ofrecimiento- la liberación de los 45 'canjeables' por guerrilleros presos. Además, creo un fondo de unos 70 millones de euros para estimular la deserción de guerrilleros, que como hiciera 'La Negra' esta semana pasada con un niño secuestrado, entreguen a sus cautivos.

El repentino cambio de actitud es atribuido por algunos a la presión internacional, encabezada por el gobierno francés, empeñado en salvar a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, secuestrada en febrero del año 2000. Tampoco faltan malpensados que sospechan que el mandatario flexibilizó su disposición con la vista puesta en una reforma constitucional que le permita una tercera reelección, la segunda ya la consiguió por amplia mayoría.

Para no usar el término 'despeje', el jefe del estado colombiano ofreció otra fórmula que en la práctica es casi lo mismo. Unos 150 kilómetros de zona rural en cualquier parte del país donde no haya policías y donde tampoco haya mucha población.

«Esa zona tendría la presencia de observadores internacionales y allí los presentes, para definir el intercambio humanitario, no deberían estar armados», dijo Uribe en una ceremonia policial en Bogotá donde reconoció que la idea había sido de la Conferencia Episcopal.

Por otra parte, según reveló David Martinon, portavoz del presidente francés Nicolas Sarkozy, agentes secretos franceses «han entrado en contacto con las FARC». Evitó dar más detalles porque «es obviamente una misión extremadamente difícil».