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M. J. ALEGRE
Viernes, 14 de diciembre 2007, 01:31
Las familias españolas no están sobreendeudadas, porque sus débitos pendientes apenas representan el 9,3% del valor de sus propiedades, pero la alerta del Banco de España se mantiene. Las condiciones futuras del pago de intereses pueden resultarles más gravosas que en el pasado, y hay segmentos de los hogares en los que la 'carga financiera' es cada vez más pesada y difícil de asumir.
Las propiedades inmobiliarias representan el 80% del total de los activos domésticos, y el 81,3% de los hogares españoles es dueño de su vivienda. Si el precio de los pisos se viniera abajo, la riqueza de las familias experimentaría una fuerte depreciación, mientras que las deudas seguirían pendientes de pago. Sería una catástrofe, pero el director del servicio de estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, descartó de plano que exista el menor riesgo de esa evolución: «Nunca hemos hablado de burbuja inmobiliaria -zanjó-, ni esperamos otra cosa que no sea una suave desaceleración».
«Para el precio de los inmuebles, el escenario actual más probable es el de una estabilización», insistió el responsable de la institución monetaria. Por el lado de las entidades financieras, recordó que bancos y cajas han moderado el crédito, pero ni siquiera la crisis internacional les ha impedido mantener una tasa de aumento de los préstamos del orden del 13%.
En mucha menor proporción que viviendas, la familia española incrementó en el año 2005 la tenencia de activos financieros. Respecto a 2002 había aumentado la propiedad de acciones -en manos del 11,4% de los hogares en 2005- y, sobre todo, la proporción de personas que habían suscrito un plan de pensiones se elevaba al 29,3%, con incremento de cinco puntos porcentuales. Protagonistas de esta escalada han sido los hogares donde el cabeza de familia se acerca a la jubilación.
La familia endeudada 'típica' debía 31.400 euros en 2005, un 29,6% más que tres años antes, en cifras comparables y una vez ajustado este último importe al impacto de la inflación. Entre los jóvenes, esa cifra se disparaba a 60.100 euros. El importe mediano -el que está en medio, que no la media aritmética- de la deuda pendiente por compra de la vivienda principal, ascendía en aquel año a 42.100 euros, un 22,7% más de los 34.300 de tres años antes.
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