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C. DE LA PEÑA
Viernes, 11 de enero 2008, 01:47
El joven árbitro que en la noche del día 15 de diciembre de 2006 provocó con su conducción temeraria un accidente de tráfico en el que fallecieron dos de los ocupantes del vehículo, también colegiados de fútbol de Cantabria, y resultó herido un tercero, se enfrenta a un petición de condena por parte del Ministerio Fiscal de cuatro años de prisión. La Acusación Pública culpa a Adrián García Barquín de dos delitos de homicidio imprudente en concurso con los de conducción temeraria y lesiones.
Además, reclama una indemnización de 120.000 euros para los padres de cada una de las víctimas, 17.000 euros para el hermano de uno de ellos, con el que convivía, y un total de 4.635 euros para el ocupante que resultó herido.
Aunque el magistrado que instruyó las diligencias penales del siniestro mortal observó indicios de la comisión de un delito de omisión del deber de socorro, puesto que el conductor silenció a los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que con él y con el herido, que se encontraba en el asiento del copiloto, viajaban otros dos chicos, el fiscal no hace alusión alguna a este ocultamiento.
Precisamente, este siniestro conmocionó a la sociedad cántabra no sólo por la tragedia que representa la muerte de dos personas jóvenes, sino por el hecho de que el conductor, que dio positivo en la prueba de alcoholemia, ocultó al personal de auxilio la presencia de otros dos ocupantes en el coche, que no fueron encontrados hasta el día siguiente, muertos, al haber salido despedidos del vehículo. Adrián García Barquín, de 22 años, dijo que no recordaba nada.
Según el escrito de acusación fiscal, el accidente se produjo el pasado día 15 de diciembre de 2006, a las diez y media de la noche, en la autovía S-10, a la altura del término municipal de Camargo, cuando el turismo que conducía Adrián García Barquín se salió de la vía colisionando contra el muro de protección y cayendo, a continuación, sobre la zona de marisma que se encuentra junto a la vía, caracterizada por su espesura.
En dicho tramo existía una limitación de velocidad de 80 kilómetros por hora, pero el acusado circulaba a 150, rebasando al menos a dos vehículos por la derecha. Después dio un fuerte volantazo a la izquierda y, al toparse con un vehículo que circulaba adecuadamente en su trayectoria, chocó con la mediana, salió despedido contra la barrera de seguridad y recorrió sin control 63 metros, de los que nueve lo hizo arrastrando sobre el asfalto, hasta que finalmente saltó la mediana y dio una vuelta de campana. Los dos acompañantes que viajaban en la parte trasera del vehículo salieron despedidos. Según el escrito de acusación fiscal, los dos jóvenes fallecieron en el acto como consecuencia de los graves politraumatismos sufridos en el siniestro.
Cuando las dotaciones de la Guardia Civil, bomberos y del servicio de emergencias 112 llegaron al lugar del accidente, se encontraron con dos jóvenes heridos. Eran José Ángel García Bedia, de 18 años, que viajaba como copiloto, y el conductor Adrián García Barquín, de 21, quien dio positivo en la prueba de alcoholemia.
Conmoción
Tanto los dos fallecidos como los dos supervivientes en el accidente estaban adscritos al Colegio de Árbitros de Fútbol de Cantabria. José Luis Morán Quiroga, de 19 años y vecino de El Astillero, militaba en la Regional Preferente, la misma categoría en la que pitaba Fernando Arcas Castillo, de 19 años y vecino de Santander. En esa división se encontraba también el acusado, Adrián García Barquín, de 22 años y vecino de Santander. José Á. García Bedia, de 18 años y vecino de Santander, arbitraba en Primera Regional, a la que había ascendido ese mismo año.
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