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AINHOA DE LAS HERAS
Domingo, 13 de enero 2008, 01:14
En Fago el tiempo se detuvo hace justo un año, el 12 de enero del 2007, cuando su entonces alcalde, Miguel Ángel Grima (PP), fue presuntamente asesinado de un tiro de escopeta por un vecino, Santiago Mainar, guarda forestal y enemigo acérrimo y declarado del regidor en las dos últimas legislaturas. «¿Aquí?, nada ha cambiado, el pueblo sigue igual de partido», susurra con nocturnidad Jorge, un octogenario pastor retirado, uno de los pocos vecinos que osa romper la ley de silencio.
Según la Guardia Civil y la confesión del presunto homicida, que luego se retractó, el enfrentamiento había llegado a tal punto que aquel día reventó y empezó a «dar vueltas a la cabeza». Fue a esperarle a la angosta carretera de montaña que une el pueblo con Majones y colocó unas piedras en mitad de la calzada a modo de emboscada. Alrededor de las diez y media de la noche de aquel viernes, Grima, que regresaba de una reunión con otros alcaldes de la comarca Jacetania, se apeó de su Mercedes 1900 verde para retirar la barricada. Cuando se giró para volver al coche, fue abatido por la espalda.
Su cadáver fue arrojado por el barranco, pero quedó enganchado en la maleza y fue localizado al día siguiente. Según esta versión, Mainar llevó el Mercedes de la víctima hasta Berdún, donde lo abandonó, y después fue caminando monte a través en plena noche durante seis horas de regreso a su casa. Los relojes de los fagotanos se pararon en aquel momento.
El cartel de «Fago no es Nueva York» que colocaron los dueños del bar para protestar por el elevado impuesto que les pedía el alcalde por la terraza, permanece aún colgado en una pared de la plaza mayor. «Dicen que está tan agarrado que si lo quitan se les desconcha la pared».
Fago es hoy un pueblo fantasma. Jorge y otros antiguos ganaderos dedican las horas a «comer, dormir y ver la televisión». Apenas hablan entre ellos. En el tablón de anuncios, sólo hay bandos firmados por Grima, el último en julio del 2006. El nuevo alcalde, Enrique Barcos, mano derecha de Miguel, electricista de profesión, fue el único candidato -se presentó por el PAR- y obtuvo 16 votos de 31 electores.
El 'grupo opositor', los amigos de Mainar, se abstuvieron a sabiendas de que eran minoritarios y nunca ganarían. El día en que Barcos sustituyó al alcalde asesinado, apareció en el Ayuntamiento con la cabeza cubierta por una braga militar oscura para evitar ser retratado por las cámaras.
Ganaderos
Al cumplirse el primer aniversario del crimen de Fago, el pueblo, enclavado en el Pirineo oscense a 888 metros de altura en pleno valle de Ansó, ha vuelto a ser tomado por periodistas. Hay más informadores que habitantes -unos 15-, y su interés contrasta con el mutismo de los vecinos. Las casas de piedra con tejados verdes permanecen cerradas a cal y canto, igual que el único bar y las dos casas rurales, una propiedad de la familia de la víctima, y la otra del presunto homicida.
«No nos interesa hablar. Estamos desolados pero... ¿No es más interesante que los medios se preocupen de las elecciones americanas?», propone con retintín un arquitecto holandés, casado con una traductora vasca, una de las pocas parejas jóvenes del pueblo, padres de las dos únicas niñas. Hacen diseños de casas y traducciones por Internet, uno de los logros que consiguió Grima en Fago, la posibilidad de navegar gratis con el 'wifi' rural.
«No supo dónde había ido a parar, no asumió que estaba en un pueblo de ganaderos, y les convirtió junto con los cazadores en enemigos a batir», cree Enrique Ipas, ex alcalde de Ansó, localidad cabecera de la comarca. «Era muy vehemente, demasiado. Algunos vecinos, entre ellos Mainar, venían pidiéndome que pusiera paz».
Enrique ha llegado a pensar que Mainar se sentía responsable de haber traído a Grima a Fago. Ambos emigraron desde Zaragoza hace unos 20 años al Pirineo. «Le mostró el paraíso, pero él pensaba que no había sabido apreciarlo. Él le llevó y luego le echó».
Ahora, ninguno de los dos está ya en Fago, pero el pueblo sigue dividido. Miguel Grima está enterrado en un panteón familiar en Sabiñánigo. Santiago Mainar permanece encarcelado en la prisión de Zuera, en Zaragoza después de ser detenido y de que se confesara único autor del homicidio.
Todas las partes esperan ahora a que se celebre el juicio con jurado popular, como quería la familia de la víctima, en la Audiencia de Huesca, probablemente en mayo. Han cambiado el juez instructor y el abogado defensor, que ha pasado a ser el mediático Marcos García Montes. Una cadena de televisión está preparando una serie de tres capítulos, al estilo de 'Desaparecida', sobre el caso. El crimen de Fago sigue alimentando el morbo.
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