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ANTONIO VILLARREAL
Sábado, 2 de febrero 2008, 01:40
La francesa Louise Calment -nacida en 1875 y muerta en 1997- es el mayor caso de longevidad conocido hasta nuestros días. Interrogada en numerosas ocasiones por su secreto para mantener la longevidad, ella contestaba con frases como «disfruté todo lo que pude» o «estoy enamorada del vino». Para más escarnio, dejó el tabaco voluntariamente a los 117, abriendo muchas más dudas sobre lo que hay que hacer para llegar a vivir casi tanto como esta «madame».
En 2010, uno de cada cuatro españoles tendrá más de sesenta años. Contando en nuestro país con una de las esperanzas de vida más altas del planeta (73,3-76,3 años de media para los hombres y 80,3-83 para las mujeres, que ostentan la media más alta de la UE), la principal preocupación de los expertos está en ofrecer una calidad de vida acorde al paulatino envejecimiento de la sociedad. Constantemente, mediante la publicidad, nos vemos bombardeados por soluciones, productos, elixires y compuestos destinados a prolongar, más que nuestra vida, nuestra juventud.
Falsas creencias
El Simposio sobre Avances Científicos en la prevención y tratamiento del envejecimiento organizado por la Fundación Areces congregó en Madrid a algunos de los más reputados expertos en el arte de envejecer bien, que se encargaron, por un lado de desmitificar todos los supuestos milagros médicos que concentrados en un frasco hacen retroceder nuestro reloj biológico, y por el otro, de aseverar los procedimientos con que la comunidad científica está de acuerdo que podemos mejorar nuestra vida hacia el final de la misma.
Para ralentizar o disimular este proceso, la industria ha procurado diversos métodos, algunos para reemplazar las partes que se van deteriorando, como la sustitución hormonal o la ingesta de cócteles de vitamina, y otros para, simplemente, hacer como que los años no pasan, como la cirugía plástica o el botox.
A lo largo de la vida, la presencia de hormonas como la testosterona o la del crecimiento disminuye progresivamente, por lo que muchos tratamientos anti-envejecimiento se basaban precisamente en esta fórmula. Según los datos aportados por el doctor Nair, «la terapia sustitutoria de testosterona ha dado buenos resultados en pacientes jóvenes con hipogonadismo, pero no así en gente mayor».
Algo similar ocurre con otras hormonas como la DHEA (de-hidro-epiandrosterona). Alrededor de 60.000 páginas web (según Google) venden esta supuesta hormona milagrosa a través de internet, aunque los estudios realizados por Nair demuestran que «no tiene efecto alguno».
También es común en estos casos la utilización de la hormona del crecimiento (GH), un elemento que también se asocia al envejecimiento ya que va desapareciendo del organismo a lo largo de los años, aunque su suministro tampoco ha demostrado frenar la oxidación de la célula. Lo mismo ocurre con los «cócteles de vitamina» que se distribuyen comercialmente con promesas de salvaguardar la juventud.
El elixir de la juventud
¿Hay, por tanto, alguna forma útil de atrasar nuestro reloj biológico? Para Sreekumaran Nair son dos: en primer lugar, el ejercicio físico aeróbico, practicado tres veces por semana o a diario si ya se es «mayor». La práctica constante del mismo es la única medida demostrada que ralentiza el envejecimiento, ya que aumenta el número de copias de ADN mitocondrial y aumenta también la sensibilidad a la insulina. También el consumo de alimentos integrales ayuda, ya que son precisamente las subidas bruscas de glucosa en sangre lo que aumenta el riesgo de oxidación de las células.
El otro método infalible es ir haciendo con la edad una restricción calórica, consumir todos los hidratos, proteínas o grasas que necesitamos reduciendo nuestra ingesta de calorías hasta un 65% de nuestro aporte actual, y, por supuesto, haciendo uso también de los antioxidantes que se encuentran en la fruta y la verdura.
Los factores que la comunidad científica no duda en calificar como de acicates para el envejecimiento son el estrés y el tabaquismo, que afecta tanto interna (sistema cardiovascular) como externamente (piel) a la degeneración celular. Para conservar el buen aspecto de la piel, el doctor Ruiz recomienda «hidratación, protección contra el sol y una dieta basada en fruta y verdura». Pero hasta el paso del tiempo puede disimularse con las nuevas técnicas que han dejado a la cirugía plástica como remedio para casos extremos.
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