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ROSA M. RUIZ
Domingo, 9 de marzo 2008, 02:14
Carlos García-Moncó se entrena para las próximas Olimpiadas, pero no irá a Pekín. Y no será porque no se lo repiten sus compañeros de segundo curso de Bachillerato del Colegio San Agustín: «¿Qué? ¿Este verano irás a China? ¿No?» El joven competirá en Valencia, Canarias, Oviedo y Castellón porque, aunque no presume de ello, en su palmarés cuenta con el primer premio en la fase local de las olimpiadas de Física, Matemáticas y Biología y, el segundo en la de Química, así que representará a Cantabria en la fase nacional de todos estos concursos, a partir del mes de abril. Y si hubiera una olimpiada de humildad y buena educación seguro que también la ganaba.
Como a muchos otros jóvenes de su edad, 18 años, cuesta sacarle las palabras. La primera vez que se presentó a una de estas olimpiadas fue el año pasado en Bilbao. Era de Matemáticas y quedó segundo, así que este curso, el primero que realiza en Santander, no lo ha dudado y se ha presentado a todas en las que se ha visto con posibilidades. Los resultados no han podido ser mejores y hasta él mismo está sorprendido. A la vista está que lo suyo son las Ciencias y se declara un auténtico entusiasta de la Biología porque, según dice, «nos explica como funcionamos por dentro».
Confiesa que las asignaturas de letras se le atraviesan un poco y que le cuesta muchísimo preparar los exámenes de Lengua. Pese a todo, en estas materias también tiene una media de sobresaliente. Pero no le gusta que le llamen empollón: «Para nada, estudio mucho cuando tengo exámenes y el resto del tiempo me relajo». Es entonces cuando aprovecha para hacer lo que más le gusta: salir con sus amigos por la zona de 'marcha'.
Aunque también practica deporte, frecuenta las salas de cine y aún tiene tiempo para 'pelearse' con sus dos hermanos pequeños, jugar con la 'play station', leer la última entrega de Harry Potter y conversar por el 'messenger' con sus amigos de Bilbao. Lo que Carlos ya no tiene tan claro es su futuro profesional y, a tres meses escasos para los exámenes de Selectividad, aún no sabe en qué emplear su talento. «Tengo dudas entre estudiar Medicina, que es la carrera que hicieron mis padres, o alguna Ingeniería superior. No acabo de decirme y ya no me queda demasiado tiempo», reconoce.
Hoy, domingo, votará por primera vez en unas elecciones aunque el acontecimiento no le trae de cabeza. «Voy a votar porque es una obligación ciudadana. Pero, la verdad, es que la política no me atrae demasiado», comenta.
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