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PPLL
Lunes, 17 de marzo 2008, 02:22
- ¿Como surge este cambio de registro? Este álbum se aparta de tus premisas habituales: realismo social, costumbrismo local, memoria próxima...
- Trato de no aburrirme con mi trabajo. No quiero imaginarme dibujando y escribiendo sobre lo mismo toda la vida. De todas formas, hay un remanente en 'Lo que el viento trae' que, en cierta forma, conecta con gran parte de mi producción anterior: la confrontación entre mundos opuestos, personajes atormentados, cierto contenido social, el evitar a toda costa la figura del héroe...
- ¿Ha supuesto un gran esfuerzo abordar una temática tan alejada en el tiempo y el espacio?
- He trabajado un año y medio aproximadamente. El proceso de documentación fue emocionante y se produjo de forma natural y fluida. Hacía tiempo que había leído a algún autor ruso y releído a Bulgakov. Y en ese momento me cuentan una leyenda terrible que pasa en las montañas de Girona, durante el siglo XIX. Decido hacer algo con la leyenda, pero quiero un escenario más inhóspito, un entorno que sea, a la vez, un enemigo implacable. Recurro a los autores rusos y me quedo con sus paisajes, también con la figura del médico inexperto. Para profundizar en temas médicos leí un libro que versa sobre la cirugía en el siglo XIX, un tema absolutamente aterrador. Luego, para la parte gráfica, un repaso a la pintura rusa, unas búsquedas por internet para el instrumental quirúrgico... El trabajo de investigación y documentación es el más agradecido; lo duro comienza con la escritura del guión y el dibujo.
- ¿Cómo planteas el color en esta obra?
- Como un elemento narrativo absoluto. Debe facilitar el tránsito de la primavera al invierno, de los interiores de las cálidas casas de madera al exterior gélido, del amanecer a la noche... He intentado facilitar el paso al lector por los diferentes escenarios de la historia, pero también por los distintos estados de ánimo de los personajes. He recurrido en gran parte a gamas frías, intentando que el lector sienta la nieve en sus pies. Es muy difícil transmitir estas sensaciones en el cómic debido a las carencias propias del medio. Una amiga me dijo que tras estar una tarde leyendo el libro, al acabarlo, fue corriendo a la cocina y se preparó una sopa para cenar. Es justo eso lo que pretendo, es lo mejor que me podían haber dicho.
- ¿Es este un álbum pensado para el mercado francés? ¿Contiene por ello algún tipo de premisa o limitación?
- Está pensado para el mercado francés pero desarrollado desde otra óptica. No hice un dossier con páginas de muestra y una sinopsis de lo que podía ser la historia porque eso acaba derivando, casi siempre, en otra cosa diferente a la que uno tenía pensado (por presiones editoriales). Así pues, escribí la historia que quise y dibujé más de la mitad del álbum. En cierta forma fue una manera de decir «no hay marcha atrás». No me impuse ninguna limitación ni en la portada ni en las escenas más duras. Y en Ediciones Dupuis respetaron en todo momento el trabajo que les entregué.
- ¿Crees que una obra como 'Sangre de barrio' continúa vigente hoy por hoy? ¿Es exportable al mercado europeo?
- En cierta forma sí es una obra vigente, con todos los matices, pues habla sobre la rebeldía de la juventud más o menos marginal. Ahora visten diferente, escuchan otra música y tienen otros problemas pero hay algo inherente como el comportamiento de grupo, el desafío a la autoridad, el riesgo... Hablé con un periodista francés que leyó 'Sangre de barrio' y hacía cierto paralelismo con las famosas revueltas en el extrarradio de París. Me comentaba que no entendía cómo todavía no habían hecho en su país algo en la línea de 'Sangre de barrio' tratando ese tipo de conflictos. No quiero decir que la obra sea o no exportable, pero está claro que las historias marginales tienen cabida en otros mercados porque en gran parte del mundo se dan situaciones de este tipo.
- ¿Piensas continuar en la línea marcada por 'Lo que el viento trae'?
- Lo que quiero es seguir haciendo historias en las que me sienta cómodo trabajando. Quiero disfrutar de mi oficio y no convertirlo en una rutina. Evidentemente, quiero ser fiel a unas premisas: me interesan las historias duras, las que muestran la parte oscura o fea del ser humano, los antihéroes, los que pierden... Estoy trabajando en algunos proyectos que van desde la mili de mi padre en los años 60, hasta una historia ambientada en la Gran Depresión, con guión de Wander Antunes. También quiero volver a los paisajes nevados y los temas médicos, pero sin nada que ver con lo que he hecho hasta ahora.
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