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Instalaciones de GFB en Orejo, cuyas obras comenzaron en julio de 2005./ M. DE LAS CUEVAS
Sodercán presiona al socio mayoritario de GFB para que abra la fábrica de Orejo
CANTABRIA

Sodercán presiona al socio mayoritario de GFB para que abra la fábrica de Orejo

La empresa pública mixta, que tiene el 30% de las acciones, está tratando de forzar la apertura La inversión de la Administración regional en el proyecto supera los 25 millones de euros La falta de liquidez del principal accionista, causa de la gran demora en la entrada en servicio

G. S.

Sábado, 12 de abril 2008, 11:24

Plazo sobre plazo, anuncio de apertura sobre anuncio de apertura. Desde que en julio de 2002 el Gobierno Sieso reveló la posible instalación en Cantabria de una fábrica de fibroyeso, la historia de esa posibilidad sólo ha dado vueltas y ha crecido: de los 67 millones de inversión iniciales, se ha pasado a los 95 actuales; de la inauguración en 2006 a un final incierto en 2008... Se trata de un «puede ser» -una empresa con capital extranjero se ubicaría en Cantabria y generaría al menos 240 puestos de trabajo- que con el paso de los años se ha convertido en un guadiana, de gestión compleja e impredecible final.

Al menos eso es lo que ven los ojos de los cántabros cuando transitan por la localidad de Orejo y ven como allí, en tres años, se ha creado una gran infraestructura -más de 120.000 metros cuadrados, que acogen una fábrica de fibroyeso alumbrada por el grupo costarricense Pujol y Martí-, que no ve el día de entrar en servicio. Atrás quedan viajes a Costa Rica de consejeros de industria, de la vicepresidenta del Ejecutivo y del propio Presidente.

Y de ese maná, al día de hoy. La realidad, tras seis años de andanza, es que la empresa Sodercán -una sociedad de capital mixto, y mayoritariamente pública- está tratando por todos los medios de que la instalación funcione, genere los puestos de trabajo previstos y sea beneficiosa para Cantabria. Una tarea que, a decir de fuentes cercanas a la sociedad, no es sencilla ya que el socio mayoritario de la empresa GFB (el grupo de Costa Rica) no acaba de aportar liquidez a la operación. Esa carencia de capital real ha generado problemas con algunas subcontratas, falta de pago a diversos proveedores y la imposibilidad de afrontar la compra de alguna maquinaria (quemadores) que permitiría la apertura de la fábrica. Un hecho que ha motivado que desde el accionista minoritario, Sodercán, se esté presionando a la empresa matriz para que clarifique su posición y explique qué aportaciones económicas piensa hacer efectivas en breve para poder dar viabilidad a la fábrica. La presión, iniciada hace meses, se escenificó con mayor claridad hace unos días en el último consejo de administración de la entidad. En él, los representantes de Sodercán reclamaron compromiso y plazos fijos al socio mayoritario para no dilatar por más tiempo la apertura de la fábrica de fibroyeso en Orejo. Esa petición, diversos reparos a los balances y otros datos referidos a la gestión fueron formulados por escrito durante la reunión por los representantes de Sodercán.

Dinero público

La participación de la Administración cántabra en la sociedad -«retomamos un proyecto del anterior Gobierno, ubicado en Reinosa, el sitio que Pujol Martí no quería, y lo reconducimos de buena fe, pensando en la creación de empleo»- ha llegado por el momento a materializarse en una inversión de 25 millones de euros, de los que 15,6 se aportaron en capital (10) y mediante un crédito participado (5,6). El resto, lo han sido por la vía de avales rubricados hace tiempo para hacer frente a la construcción de la fábrica y afrontar sus necesidades de liquidez.

Por su parte, el Grupo Pujol Martí aportó 23 millones de euros de capital, cifra a la que hay que añadir tres millones de euros de inversión directa en los últimos meses y otros 14 millones, vía aval bancario, con cargo a sus propios bienes.

El proyecto también ha contado con la participación -vía subvenciones procedentes de los incentivos regionales- de la Administración Central. Se trata de ayudas a fondo perdido -práctica habitual con otras iniciativas empresariales- cuya cuantía ha superado los 2,5 millones de euros. Desde la Administración regional también se han concedido ayudas de con cargo a varios programas, por un importe de unos 3,3 millones.

Con todos esos datos en la mano, el proyecto -nacido para el polígono de La Vega en Reinosa y reconvertido para Orejo, en Marina de Cudeyo- ha pasado de los 67,5 millones de euros iniciales a una cifra muy próxima a los 95/100 millones de euros, incluida la carga del IVA.

Los terrenos, fueron adquiridos inicialmente por la sociedad pública Sicán y comprados posteriormente por GFB (al parecer no se ha abonado la totalidad del importe). Precisamente la propiedad de ese suelo (el precio que figura en los balances de inmovilizado es de 3,5 millones) junto a la maquinaria y la cuota de mercado que pretendía tener la firma -muy mermada por la actual coyuntura del sector de la construcción- constituyen a fecha de hoy el gran activo/capital de la sociedad. Aunque a precio actual de mercado el valor del suelo sobre el que se asienta la fábrica superaría los 30 millones de euros, el hecho de que se adquiriera mediante expropiaciones (se hizo además un Proyecto Singular de Interés Regional (PSIR) impediría su venta libre.

Discrepancias

Las discrepancias entre los socios de GFB, antigua Suyesa, se mantienen desde el pasado ejercicio, sin que hasta el momento haya podido cerrarse un acuerdo, ni fijar una fecha de entrada en servicio de la factoría.

Eso sí, desde sus gestores, el grupo costarricense, se va dilatando en el tiempo la apertura y anunciando distintas fechas, la última a finales de este año, tal y como informó el propio presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla en su intervención en el Parlamento el pasado lunes. Todo ello siempre en boca de los gestores de la empresa que, desde hace meses, no se han pronunciado públicamente sobre el estado del proyecto. Los últimos anuncios públicos -siempre hechos por representantes políticos hablando en nombre de la empresa- también han avanzado una disminución en el número de puestos de trabajo con los que supuestamente se pondrá en marcha la factoría. De los 240 nuevos empleos con los que se anunció el proyecto se ha pasado a 77 en una primera fase (para una producción estimada de 5 millones de metros cuadrados), que llegaría a los 100 trabajadores a medio plazo.

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