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G. S.
Sábado, 19 de abril 2008, 15:30
El máximo accionista de Gysum Fiber Board Cantabria (GFB) anunció ayer con rotundidad que la fábrica de fibroyeso de Orejo pudiera estar abierta y en funcionamiento en el mes de julio si se obtienen los permisos pertinentes y la factoría dispone de energía y suministro de agua. El anuncio le habría sido comunicado al propio presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en el transcurso de una entrevista que mantuvo en su despacho con el presidente de la empresa, Sebastián Tena.
Mientras el Gobierno no quiso hacer público el encuentro ni pronunciarse al respecto, fuentes oficiales del máximo accionista de la empresa concretaron que tienen la voluntad de cumplir el compromiso adquirido con la sociedad de Cantabria.
Por ello, anticiparon que 'Euroamérica' -socio principal- aportará el capital necesario para abrir la factoría, haciéndose cargo incluso del que le correspondería hacer frente al socio minoritario, la empresa pública Sodercán, a quien en todo momento acusa de no hacer frente a los compromisos adquiridos.
Aunque la entrevista de ayer entre Revilla y Tena se mantuvo en silencio, el socio mayoritario dio por primera vez explicaciones públicas sobre la situación de la fábrica de Orejo y los incumplimientos reiterados en su apertura. Frente a la posición de Sodercán - que desde hace meses viene cuestionando en los consejos de administración la labor de los gestores y la falta de aportación de capital por parte del socio mayoritario-, ayer el principal accionista de GFB tradujo la oración por pasiva y acusó de todos los males a la empresa pública. Para 'Euroamérica', la empresa Sodercán es la única responsable en el retraso en la apertura de la fábrica, por incumplir sus compromisos y no aportar las cantidades pactadas. Para la misma fuente, ese comportamiento es evidente y ha motivado que dicha empresa «haya perdido ya el respeto de su socio por su comportamiento desleal».
Los gestores de GFB mantienen que su compromiso con Cantabria y con la inversión realizada -«superior a los 50 millones de euros»- se mantiene firme, no sólo por la creencia de la viabilidad de la factoría sino por la acogida recibida. En ese aspecto y en una clara posición de diferenciar a los dos coaligados del Gobierno regional, el socio mayoritario de GFB destacó «la responsabilidad» con la que su interlocutor de ayer, el presidente Miguel Ángel Revilla, ha afrontado la situación que, según su criterio, contrastaría con la postura demostrada por Sodercán. Una «diferenciación» que no se vislumbró ayer ya que oficialmente desde la Presidencia de Gobierno no se hizo declaración alguna sobre el contenido de la reunión y lo único que transcendió es que la posición del Ejecutivo quedará clara en la comparecencia en el Parlamento, el próximo jueves, del consejero de Industria.
Para el principal accionista de GFB lo que le está ocurriendo, es consecuencia de una 'batalla política' en la que su sociedad sería la víctima. Es por ese motivo por el que hasta ahora ha optado por guardar silencio ya que «el escenario en que el se ha desarrollado esta contienda mediática es el de una auténtica batalla política y la voluntad de nuestra empresa es exclusivamente empresarial y no política». La misma fuente entiende, en un análisis que va más allá de lo empresarial, que en esa 'batalla' «no hay dos, sino tres o más fuerzas contendientes, incluso a algunas pertenecientes al mismo partido y enfrentadas entre sí». Un pugna en la se considera la única víctima, con «heridas muy graves».
Incumplimientos
Entre los incumplimientos que según 'Euroamérica' se habrían producido por parte de Sodercán, figura la no aportación de las subvenciones pactadas en el protocolo de colaboración que en 2004 se firmó en Costa Rica. Tras afirmar que la cifra de 40 millones en subvenciones indicada por el líder del PP, Ignacio Diego, es absolutamente falsa, los gestores de GFB apuntan que a fecha de hoy han recibido ayudas por importe de 5,8 millones, «siete veces menos de lo dicho (por el PP) y menos de la mitad de lo previsto». En ese análisis nítidamente crítico, la misma fuente asegura que en el plan de inversión global de la factoría las subvenciones suponían el 20% del total. La realidad -siempre según la versión del máximo accionista- es que esa aportación se ha quedado en el 8,68%. De ahí que desvele que el resto, más de siete millones de euros, haya tenido que desembolsarlo mediante dos préstamos suscritos al efecto.
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