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Paris Powell, condenado a la pena capital por un asesinato, recibe a la prensa. / AP
El Supremo agiliza las ejecuciones de once reos tras avalar la inyección letal
INTERNACIONAL

El Supremo agiliza las ejecuciones de once reos tras avalar la inyección letal

El alto tribunal de EE UU autoriza el ajusticiamiento inmediato de tres asesinos de Alabama, Texas y Mississippi

JOSÉ LUIS DE HARO

Miércoles, 23 de abril 2008, 02:59

No hubo suerte. Pese a que muchos cruzaron los dedos a la espera de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos no acabase de golpe y plumazo con las esperanzas de no ser ejecutados de varios inquilinos de los corredores de la muerte en siete estados del país, el máximo órgano judicial desestimó ayer las apelaciones de once condenados a muerte. Esta decisión no ha pillado por sorpresa a nadie tras la decisión la semana pasada de la misma corte de no considerar la inyección letal como un método cruel o inhumano para ejecutar la pena capital. Tres de los condenados se encuentran en Georgia, tres más en Ohio, uno en Alabama, un octavo en Arizona y los otros tres en Mississippi, Missouri y Texas.

Tras el fin a la moratoria de siete meses sobre la pena de muerte, el órgano judicial autorizó la inmediata ejecución de tres condenas capitales: la de Thomas Arthur, castigado con la muerte en Alabama, la de Earl Wesley Berry, en Mississippi, y la de Carlton Turner, en Texas.

Entre los casos rechazados por el Supremo se encuentra el de Turner Jr, un hijo adoptivo que asesinó a sus padres y continuó viviendo en el hogar familiar mientras sus cuerpos se descomponían. Turner, condenado a muerte en el estado de Texas, estuvo a punto de ser ajusticiado el pasado septiembre. Sin embargo, la aplicación de su sentencia fue suspendida mientras la máxima corte norteamericana debatía el caso de dos asesinos condenados a muerte en Kentucky, que alegaron que la inyección letal era un procedimiento inconstitucional.

Cabe recordar, que el método estándar, empleado en 35 de los 36 estados que aplican la pena capital, involucra la administración de tres químicos separados: pentotal sódico, un anestésico para dejar inconsciente al recluso. Luego se emplea el bromuro de pancuronio, que paraliza todos los músculos excepto el corazón; y más tarde cloruro de potasio, que detiene ese órgano, lo cual causa la muerte. Aun así, muchos de sus detractores aseguran que si la anestesia se aplica de forma incorrecta, el suministro de los dos fármacos restantes producen un dolor extremo a los reos. Por esta razón, desde el pasado septiembre quedaron en suspenso las ejecuciones en todo el país, debido a la decisión del tribunal de analizar la denuncia de inconstitucionalidad.

Una portavoz del fiscal del condado de Dallas, en el estado de Texas, dejó claro tras la decisión del Supremo que la ejecución de Turner, condenado por el asesinato de sus padres en 1998, podría llevarse a cabo a mediados de este año, aunque especificó que «no será en los próximos treinta días, pese a que técnicamente sería posible».

Sin retrasos

Otros letrados como Troy King, fiscal general de Alabama, no mostraron tanta compasión y exigieron la ejecución de las condenas lo antes posible. «Es una vergüenza que Tommy Arthur continúe beneficiándose de los retrasos que lo han mantenido en el corredor de la muerte», explicó King. Arthur fue condenado a muerte por asesinar de un disparo a Troy Wicker en 1982. El reo mantuvo relaciones con la esposa de Wicker, quien le pagó 10.000 dólares -6.800 euros- para que matara a su marido. Por su parte, Berry recibió el castigo capital por acabar con la vida de Mary Bounds en 1987. Mató a su víctima a golpes después que saliera de una iglesia.

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