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CECILIA CUERDO
Viernes, 25 de abril 2008, 03:11
Testigos mudos de la catástrofe, los puentes sobre el río Guadiamar aún conservan una marca negruzca a tres metros de altura. Hasta ahí llegó, la mañana de 25 de abril de 1998, la riada de lodo tóxico procedente de la balsa minera de la empresa sueco-canadiense Boliden Apirsa. Diez años después, Aznalcóllar (Sevilla) ha superado el episodio, que amenazó de muerte las marismas de Doñana, y ha conseguido recuperar y dedicar a uso público e industrial una zona para muchos desahuciada. La resurrección se ha completado sin que la compañía haya soltado aún un euro de indemnización. Los ecologistas alertan además de nuevos peligros y de la falta de planes de emergencia.
Frenar aquella marea negra fluvial costó dos días de infarto, con un tropel de voluntarios, vecinos, ecologistas, técnicos y los propios arroceros de las marismas, construyendo diques para contener el vertido en el umbral mismo de Doñana. Las tareas posteriores de limpieza llevaron dos años. Se consiguió eliminar el 99% de los contaminantes. Comenzó entonces el proyecto de rehabilitación de la zona afectada, que ha conseguido dejar el entorno «mejor de lo que estaba antes del vertido», destaca Fernando Hiraldo, hoy director de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y uno de los primeros investigadores que llegó al lugar. La labor del equipo científico ha sido reconocida en diversos foros internacionales y a quienes trabajaron en Aznalcóllar se les considera un referente para establecer criterios sobre suelos contaminados.
200 millones de euros
Tras prohibirse cualquier actividad agrícola o ganadera, las administraciones expropiaron cerca de 4.500 hectáreas para, a través de diversas iniciativas, como Doñana 2005 o Corredor Verde del Guadiamar, regenerar la cuenca del río. Tanto la Junta de Andalucía como el Gobierno central dieron prioridad a la catástrofe e invirtieron 200 millones de euros en descontaminar la zona y convertirla en un corredor ecológico que cruza la provincia de Sevilla y enlaza Sierra Morena con Doñana, mejorando la biodiversidad de la zona. Los científicos del CSIC y los ecologistas reconocen que es así, aunque el trabajo «no se ha rematado».
La fauna ha vuelto a la zona. Las aves, cangrejos y peces han recolonizado el Guadiamar y sus riberas, escenario del desastre. A día de hoy, el número de especies residentes se asemeja al de otros espacios naturales con mayor biodiversidad. La actividad industrial ha regresado a la zona, ahora convertida en Parque de Actividades Medioambientales de Andalucía Nuevos peligros
No pagó nada
De momento a Boliden Apirsa le ha salido barato destrozar casi 5.000 hectáreas de terreno. La empresa sueco-canadiense no ha pagado un euro del coste que para la administración andaluza tuvo la limpieza de lodos, unos 90 millones de euros. A esta cantidad se suman los 43 millones que exige la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir por reposición del dominio público hidráulico.
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