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En grupos de quince personas, los trabajadores portugueses fueron accediendo al despacho del notario Julio Ramos. / LUIS PALOMEQUE
Un empresario portugués abandona a 60 obreros y desaparece con el dinero
TORRELAVEGA

Un empresario portugués abandona a 60 obreros y desaparece con el dinero

Los trabajadores pertenecientes a la firma 'Geodiversidade' vinieron a cumplir un contrato que su patrón cobró y del que no saben nada desde hace un mes

N. BOLADO

Viernes, 25 de abril 2008, 10:58

Durante toda la mañana de ayer, ante la verja de acceso al edificio donde se encuentra la notaría de Julio Ramos, en el boulevar Demetrio Herrero, frente al Ayuntamiento, 60 hombres de mediana edad se arremolinaban en torno a Jesús de Cos, líder de CC OO en la comarca, con los ojos muy abiertos, aspecto de abatidos, y a pesar de tener corpulencia, con imagen de debilidad y desamparo. En grupos de 15 subían al despacho del notario quien, personalmente, y haciendo en algunos casos un gran esfuerzo, trataba de identificarlos y dar fe de su situación, trabajo harto difícil porque casi ninguno de ellos hablaba español y alguno apenas sabía escribir su nombre.

No era una concentración de inmigrantes sino un drama humano que consiguió ayer unir a tres empresarios, un sindicato y un notario con buena voluntad, Julio Ramos. Ellos quisieron que quedara reflejado en el periódico, algo que se encargó en traducir Jesús de Cos, secretario de organización de la Fecoma (Federación de la Construcción y la Madera). A Comisiones Obreras llegaron orientados por las mismas empresas que habían contratado a su jefe, para hacer encofrados, y que ha huido con el dinero dejando a estas 60 personas desconcertadas.

Contratados en Portugal

La empresa en cuestión tiene su sede en Portugal, en una localidad cerca de Oporto, y la denominación social es 'Geodiversidade'. Se dedica a las obras subcontratándose a constructores. Así llegó a Torrelavega y envió aquí a 60 obreros (casi todos portugueses y algunos ucranianos y rusos), encofradores en su mayoría, para hacer trabajos para las firmas Ruercon, Ascán y Nansus. Los trabajadores tienen el contrato en Portugal y les paga su empresario a quien, a su vez, le pagan las firmas constructoras. Llegaron a Torrelavega con contrato y fueron alojados por su empresario portugués en pisos, algunos de ellos en el pueblo de Ganzo, mientras duraban las obras que vinieron a realizar. La mayoría de ellos llegaron en el verano de 2007 y unos pocos en enero de este año. Cobraron sus salarios con normalidad hasta hace mes y medio cuando no sólo no recibieron su dinero si no que dejaron de ver al empresario que era quien les pagaba los sueldos, su sustento y el alojamiento en el municipio. Transcurrido el primer mes sin saber nada de él se pusieron en contacto con la empresa en Portugal y aseguran que allí nadie sabía nada del dueño. Acudieron a las constructoras cántabras para las que habían venido a trabajar donde les aseguraron que ellos habían pagado, como es la vía normal, a la firma 'Geodiversidade' por los trabajos realizados y finalizados.

No sabiendo qué hacer les recomendaron acudir a Comisiones Obreras en Torrelavega donde, por tratarse de un asunto humano, ya que ni están ligados laboralmente a España y menos a un sindicato, se volcaron en ayudarles, lo que le ha correspondido hacer al veterano sindicalista, responsable del sector de la construcción, Jesús de Cos. Muchos de ellos no tienen carnet de identidad o pasaporte en España, aunque están legalmente contratados en Portugal, desconocen el idioma, deben el dinero de su sustento (ya que casi todos enviaban a sus familia en Portugal su salario mensual) y no pueden acreditar lo que les ha pasado. Por eso Comisiones Obreras se ha hecho cargo de la situación, aunque entre ellos se han prestado dinero para que, posiblemente hoy viernes puedan volver a sus casas, muchos en sus vehículos, reunió lo que les faltaba para poder pagarse la gasolina y los bocadillos durante las seis horas de viaje que les quedan por delante.

El notario colaboró

El ingente trabajo que hicieron ayer en la notaría de Julio Ramos, y de su equipo de ayudantes que dieron prioridad a este asunto por ser una causa humanitaria, fue levantar acta de cada uno de los trabajadores y de su situación, algo que puede parecer fácil pero que tuvieron que hacer superando barreras de idioma, deficiente documentación, e incluso, las de poder escribir.

A cada trabajador le deben una media de 2.500 euros (el salario de un mes de estos encofradores), y a otros muchos mes y medio, por lo que puede estimarse que el 'empresario' se ha quedado entre 150.000 y 200.000 euros. La desaparición de su jefe les deja, además, sin indemnización por despido, y por ende, con dificultades para cobrar el paro en su país al que regresarán hoy mismo.

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