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El agua inundó la casa de Enrique Gutiérrez, en Toñanes / J. ROSENDO
Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones en la zona occidental
SUCESOS

Las lluvias torrenciales provocaron inundaciones en la zona occidental

Los sótanos de un hotel de San Vicente de la Barquera se anegaron En Toñanes el desbordamiento de un río inundó una vivienda

C. DE LA P.

Lunes, 12 de mayo 2008, 10:37

Una lluvia torrencial e inesperada, caída el sábado a primera hora de la tarde, provocó importantes inundaciones en calles y viviendas de San Vicente de la Barquera, Val de San Vicente, Alfoz de Lloredo y Cabezón de la Sal. «En media hora el agua me llegaba a la rodilla. Era inútil achicarla. La ropa, los electrodomésticos, los muebles, las bombas de la calefacción...todo estropeado, y todo porque la Confederación Hidrográfica del Norte no limpia el río», se lamentaba ayer Enrique Gutiérrez por teléfono, todavía con la resaca de la inundación. Enrique vive en Toñanes, en un apartamento alquilado situado a escasos metros del río. No conoce su nombre, «el río de Novales», dice, pero cada vez que caen lluvias fuertes el temor a que sus aguas entren en casa le atenaza. «En Semana Santa el agua estuvo a punto de entrar», recuerda.

El problema es que el río baja muy sucio, lleno de palos y troncos que tapan el ojo del puente y provocan el desbordamiento», enfatiza. Dice que el alcalde de Alfoz de Lloredo y el presidente de la Junta de Toñanes responsabilizan a la Confederación de Hidrográfica del Norte, responsable de la limpieza de los cauces. Él quiere una solución.

Lo mismo que María Ángeles Colio y su esposo Miguel González Alonso. Su casa está situada en Cabezón de la Sal, en el Alto de las Navas, una zona que también resultó afectada por las inundaciones. «He llorado mucho, estaba descontrolada, con los nervios rotos», se lamenta. «Lo que hay cerca de mi casa no es río, es un regato, pero cuando llueve, y sobre todo después de las obras de la autovía, se convierte en un río. Todo el agua vierte en él y está muy sucio, por eso se desborda y lo inunda todo. El 'prao' de casa parecía un pantano. Daba miedo salir, porque te arrastraba el agua», evoca María Ángeles, que reclama una solución urgente. «Acaba una de los nervios. Vino la alcaldesa y dijo que había que hacer algo, pero ¿cuándo?», se pregunta. El agua afectó al trastero de la vivienda y al gallinero, aunque no se registraron daños.

Pérdidas en un hotel

La situación más grave, por las pérdidas cuantiosas sufridas, se registró en el hotel Don Ramón de San Vicente de la Barquera. Situado en la Playa de Merón, su propietario, Ramón Isabel Gutiérrez, señaló a este periódico que las lluvias inundaron los garajes y sótanos del establecimiento, afectando el tren de lavado, que habían comprado el año pasado precisamente después de que otra tormenta inutilizara las máquinas. Sostiene Ramón Isabel que «en los últimos años son frecuentes las inundaciones en la zona porque la estación de bombeo no funciona lo suficiente».

Ramón había llenado los sótanos de alimentos y bebidas «porque en 15 ó 20 días abrimos ya todos los días y tenemos una boda. Las pérdidas son cuantiosas, pero están todavía sin cuantificar». La tormenta coincidió con una boda en el hotel. «Precisamente se casó mi sobrina y tuvo que salir del hotel a borriquitos. Menos mal que el agua no entró en los salones», señala. Los bomberos del Gobierno de Cantabria del parque occidental achicaron agua en los sótanos, lo que mismo que tuvieron que hacer en una calle de Unquera, en Val de San Vicente.

También acudieron a otros avisos en Cabezón de la Sal. Junto con voluntarios de la Agrupación de Cabezón se desplazaron hasta Ontoria donde había caído la pared de una vivienda, si bien no se produjo ningún herido.

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