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Un niño lee carteles en un tablón de anuncios en la búsqueda de sus familiares en un campamento de víctimas del seísmo. / QUISING-EFE
La generación perdida
INTERNACIONAL

La generación perdida

El terremoto derribó en Sichuan 9.600 escuelas y sepultó a miles de estudiantes, muchos de ellos hijos únicos por la política de control de la natalidad

PPLL

Miércoles, 21 de mayo 2008, 03:46

PABLO M. DÍEZ ENVIADO ESPECIAL A BEICHIUAN / EFE PEKÍN

En Beichuan, la ciudad más afectada por el terremoto que sacudió a la provincia china de Sichuan la semana pasada, su vecino más afortunado 'sólo' ha perdido la casa. Encajada al fondo de un valle rodeado de montañas que se desgajaron por la mitad, esta localidad ha sido arrasada por el seísmo, que ha causado más de 40.000 muertos y ha dejado a cinco millones de damnificados sin hogar.

La cifra final podría llegar a los 50.000 fallecidos porque aún quedan unas 9.500 personas sepultadas bajo los escombros, como la mujer de 61 años que fue rescatada ayer tras haber sobrevivido 195 más de ocho días bebiendo el agua de la lluvia o el joven de 30 que aguantó 179 horas.

Muchos de estos desaparecidos se encuentran entre las ruinas de Beichuan, donde se han derrumbado casi todos sus edificios. Los bloques de viviendas se vinieron abajo sobre las plantas inferiores, por lo que aún quedan inmuebles con las fachadas vencidas en precario equilibrio y a punto de desplomarse.

Otros edificios han quedado reducidos a un amasijo de cascotes e hierros de los que emergen los restos de una vida anterior: cochecitos de niños cubiertos de polvo, muebles despanzurrados y viejas fotografías familiares.

La devastación es tal que Beichuan parece una ciudad bombardeada en una guerra. Para evitar nuevas víctimas por las réplicas del terremoto, miles de supervivientes han sido trasladados al estadio Jiuzhong de la cercana Miangyan, donde permanecen a la espera sin saber dónde van a vivir.

Beichuan es una ciudad marcada por la destrucción y la muerte que ha perdido a una de sus generaciones. Aquí podrían haber perecido más de un millar de niños y adolescentes bajo los escombros de dos escuelas y una guardería, entre cuyos restos aún quedan libros de texto y cuadernos medio destrozados.

En el primer colegio, 700 de sus 900 alumnos quedaron enterrados bajo los cascotes y sus cuerpos aún no han sido encontrados. Uno de ellos era Liu Yijun, de 15 años y quien, según sus parientes, «podría haber sido feliz, encontrado un buen trabajo en el Gobierno y tenido una familia».

Pero nada de eso ocurrirá porque su madre, Zhu Fuhui, todavía seguía aguardando ayer para recuperar su cadáver mientras miraba con ansiedad las labores de desescombro. «Hemos perdido a nuestro hijo y nuestra casa ha quedado destrozada», se lamentaba la mujer, una campesina que vivía en las montañas. Debido a la fuerza del seísmo, en toda la zona afectada se derrumbaron 9.600 colegios, lo que ha hecho saltar la alarma sobre la mala calidad de los materiales de construcción debido a la corrupción reinante entre las autoridades locales.

La indignación de los padres, muchos de los cuales han perdido al único hijo que tenían debido a la política de control de natalidad vigente en China, ha llevado al Gobierno a abrir una investigación.

No en vano, otro edificio que se vino abajo en Beichuan como un castillo de naipes fue la sede del Gobierno local, donde trabajaba Yang Yong, un funcionario de 38 años cuyo cadáver seguía sepultado bajo los escombros. «Mi hija me pregunta dónde está su padre y no sé qué responderle», explica su esposa, la enfermera Mu Daying, contemplando cómo los equipos de rescate sólo sacaban carpetas de documentos de los cascotes.

La misma pena la comparte con un oficial del Ejército del Aire que ha perdido a once familiares y con Liao Mingyan, una joven que había vuelto a Beichuan para recoger los juguetes de su hijo de tres años, quien pereció en la guardería. «Los edificios se desplomaron y de las montañas caían enormes rocas que aplastaban los coches y echaban abajo las casas», recordó la mujer llorando por la generación perdida de Beichuan.

Nacimientos

Un total de 18 niños han nacido en un hospital de campaña montado por el Ejército chino en el suroeste de la provincia de Sichuán tras el terremoto, según informó ayer la agencia estatal de noticias Xinhua. El primer bebé nacido desde el seísmo se llama Zhang Hongyang, quien vio la luz el pasado 16 de mayo en el hospital de campaña, situado en la ciudad de Shifang. China vivió ayer su segundo día de luto por las víctimas del seísmo mientras sigue el recuento de cadáveres entre los escombros.

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