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MAXI DE LA PEÑA
Viernes, 4 de julio 2008, 10:52
La Galería Cervantes de Santander abrió sus puertas un 24 de junio, día de San Juan, de 1988. Bajo la influencia de un maestro de galeristas, Manuel Arce, el fundador de este espacio expositivo, Francisco Revilla, apostó por una amplia gama de 'registros', en el que lo importantes es la calidad. El eclecticismo estético daba cabida a las vanguardias históricas a corrientes más novedosas. Revilla fue fundador de Artesantander cuando era presidente del consejo de administración de Caja Cantabria y logró la complicidad de la Consejería de Cultura, el Ayuntamiento de Santander y la UIMP regida por el malogrado Ernest Lluch. Pasados diez años, se produjo un cambio de timón del que todavía hoy brotan las secuelas de aquella guerra. Se impuso, según sus palabras 'el hipervanguardismo'. La Galería Cervantes ha regresado hace dos años a esta feria tras la intervención de Cultura y el Ayuntamiento con la creación del espacio 'Cotauno'. Revilla, pese a todo, continuará al frente de esta galería de referencia «mientras la salud me respete».
-Este año celebra el veinte aniversario de la apertura de la Galería Cervantes. Es un buen momento para hacer un balance.
-En líneas generales es positivo, pero no todo ha sido un camino de rosas. He tenido exposiciones importantísimas que han dado de lleno en la diana y otras que resultaron flojas. Han pasado por aquí las figuras del panorama plástico contemporáneo español, tanto vivos como muertos, y muchos de ellos con obra conservada en museos de Europa: María Blanchard, Pancho Cossío, por el que tengo una especial devoción, Benjamín Palencia, pintores de la Escuela de París, también de la Escuela de Madrid y pintores catalanes de primera línea. Destacaría a Redondela, Álvaro Delgado, Ráfols-Casamada, etc.
-¿Se puede definir como un espacio con un estilo propio?
-Repito un calificativo que me dijo Manuel Arce: es una galería ecléctica en la que teniendo calidad no me importa ni el estilo ni la tendencia.
-¿El mundo del galerismo como ha evolucionado en este tiempo?
-Ha evolucionado para bien, se han abierto muchas galerías, pero siempre con matices. En Santander había dos importantes, una de ellas, Galería Sur, que estaba entre las cinco mejores de España y que era un referente para mí y para mucha gente que está en el mundo del arte. Hay dos personas con las que Santander ha sido injusta: Manuel Arce y Mario Antolín. Ambos han trabajado con la cultura como nadie, uno como galerista y el otro como mentor de Artesantander. Además ha aumentado en estos años el espectro del coleccionista, del inversor. La pintura no es sólo un deleite espiritual, tiene también un componente 'fenicio' digno de resaltar.
-¿Cuál es la tendencia predominante?
-Se pretende forzar una tendencia en todas las ferias y museos que se abren, que están hechos bajo el mismo patrón. Son repeticiones y copias unos de otros. Hablo de la 'hipervanguardia', la pintura más avanzada, y las instalaciones.
-Veamos, ¿Uslé es un gran pintor o prima el marketing?
-Uslé es un gran pintor, que comercialmente está muy bien promocionado.
-Usted es un defensor de la vigencia de las vanguardias históricas.
-Sin duda. Las vanguardias históricas son inigualables y es difícil encontrar a un Pancho Cossío. Para mí Picasso es un genio a la altura de Velázquez y Goya.
-¿Y cómo está el ambiente en Santander?
-Existen diferencias en el modo, en la línea de llevar la galería y en la forma de actuar. Existe una semiguerra entre dos grupos. El primero está cortado por el mismo patrón y se queda con la boca abierta con ARCO y dicen que Picasso y Juan Gris son una antigualla, que es como decir que Bach está desfasado. El otro grupo representa, en el que me incluyo, un arte libre de prejuicios, el de la escuela de Manuel Arce. Esto ha generado tensiones y un enemigo a batir fue Mario Antolín.
-¿Quién fue Mario Antolín?
-Mario Antolín, que murió en el año 2003, vino de Madrid a Santander con un bagaje extraordinario del mundo del galerismo, era un respetado crítico de arte, fue director general de Teatro, lo tenía todo. Había gente que se molestó que hiciéramos una feria en Santander, porque se suscitaron las típicas envidias.
-Usted fue uno de los fundadores de Artesantander. ¿Cómo surgió la iniciativa?
-Yo era el presidente del consejo de administración de Caja Cantabria y se me ocurrió poner en marcha una feria de arte patrocinada por la entidad. El entonces director de la Obra Social, Jesús Maza, se puso en contacto con Mario Antolín, aceptó venir a Santander, y entonces se realizaron gestiones con el Gobierno regional, el Ayuntamiento y alguna otra institución. Hablo del año 1992. Un día me visitó Ernest Lluch, entonces rector de la UIMP, para dar las gracias a la Caja por el patrocinio de varios cursos y me preguntó que en qué cosas podía colaborar y yo le contesté que en Artesantander a título institucional. Así se puso en marcha ese año y alrededor de treinta galerías acudieron a la primera cita. Durante diez u once años se celebró en una carpa al lado del Palacio de Festivales.
-Artesantander es sinónimo de bronca, intereses y usted se va.
-Se echa al director, Mario Antolín, de mala manera. Y yo me voy también.
-¿Quiénes le echan?
-Determinados interesados en hacer otra cosa, aquéllos que querían eliminar una feria ecléctica y pretendían marcar una tendencia determinada, una especie de sucedáneo de ARCO.
-Pero vuelve...
-Vuelvo hace dos años, no por los actuales rectores de los que sigo pensando lo mismo, si no por la mano que tiende a todas las galerías cántabras el consejero de Cultura, Javier López Marcano, y la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santander con la creación del espacio 'Cotauno'. Nos dieron facilidades para que vendiéramos lo que quisiéramos, sin imposiciones de tendencias, y así fue. Entre mis ventas, me compraron cuadro cuadros de Pancho Cossío, también de Ginés Parra, Botero, Redondela, etc.
-¿Es ético que un galerista sea el director de Artesantander?
-No juzgo la ética o la moral, pero desde luego que me resulta chocante.
-Lo que queda también claro es que ARCO no le gusta.
-Todas las ferias se crean cortadas por el mismo patrón, con camarillas incluidas, con los mismos fines e intereses. Es evidente que el modelo de ARCO no me gusta nada.
-Con la crisis económica, ¿el mercado del arte está en horas bajas?
-Está mal como todo lo que deriva de la economía. Tengo la suerte de contar con un listado de clientes fiel e importante. La economía está sometida a ciclos. Ahora estamos en la parte baja de la circunferencia, pero la rueda volverá a subir. De todas formas, situaciones como la que vivimos en estos momentos hace que un padre de familia, con su hipoteca y demás, lo último que compre es un cuadro. Esto es una inversión comprando con vista. El galerista debe respetar el gusto del comprador, pero el cliente debe dejarse aconsejar por un galerista profesional y honrado.
-¿Qué futuro augura a la galería que regenta?
-Todo lo que me deje la salud. Tengo la ilusión de seguir adelante y soy optimista desde que nací. No me puedo quejar porque he tenido suerte en la vida.
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