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TRIBUNA LIBRE

Las vacas y el cambio climático

ANA ELENA ROZAS LECUE

Sábado, 19 de julio 2008, 04:07

En los albores del nuevo siglo, la ONU se fijó una lista de tareas a realizar que denominó 'Objetivos del Milenio', era un lista corta, sólo 8 puntos, pero de un contenido y alcance universal, como se espera de un organismo internacional.

El primero de estos objetivos, es erradicar la pobreza extrema y el hambre en el mundo; el segundo, lograr la enseñanza primaria universal; el tercero, promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; el cuarto, reducir la mortalidad infantil; el quinto, mejorar la salud materna; el sexto combatir el SIDA, el paludismo y otras enfermedades; el séptimo, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y el octavo, fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Cualquiera de ellos por separado, constituye una labor ingente, pero al mismo tiempo viable, si se ponen los medios financieros, humanos y técnicos para abordar de manera seria y rigurosa lo que hoy supone una vergüenza para la humanidad, que existan lugares y personas en el mundo que sufran y mueran por falta de alimentos o de medicinas (en muchas ocasiones de escaso coste) o que se atropellen de manera sistemática Derechos Humanos fundamentales.

Para cumplir estos objetivos, se habían fijado unos plazos, con la finalidad de ir reduciendo la pobreza, la enfermedad y el hambre y al mismo tiempo ir mejorando la calidad de vida de millones de hombres, mujeres y niños en el mundo. El calendario previsto, marcaba una primera cita en 2015 y, a tal efecto, países como Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Gran Bretaña, Estados Unidos e incluso la Unión Europea, se comprometieron en 2005, en Escocia, con el Continente Africano -uno de los mas castigados por el hambre y la enfermedad- a duplicar sus ayudas a partir de 2010. Así mismo, dos años mas tarde, esta vez en Alemania, estos países acordaron incrementar las ayudas para combatir enfermedades como la malaria, el Sida o la tuberculosis, pero se les 'olvidó' fijar plazos para la entrega de esas ayudas.

Actualmente estamos a medio camino del objetivo fijado para 2015, y todas las ayudas y promesas realizadas, se han quedado cortas o en el peor de los casos no se han cumplido y eso unido a la crisis derivada del alza de los precios del petróleo y los alimentos, ha motivado que la pobreza se haya disparado en al menos una treintena de países en África y que la media de esperanza de vida en la mayoría del Continente Africano ronde los 42 años, cuando en Europa y Estados Unidos, se duplica esa edad.

Y mientras tanto, el recauchutado presidente italiano, junto con el inefable sr. Bush Junior, que es como le gusta que le llamen para diferenciarle de su papá también presidente y gran guerrero que promovió la primera Guerra del Golfo (nunca un nombre tan apropiado), aquella que nos iba a traer mas democracia, bienestar y seguridad, y que Junior se encargo de finalizar (es un decir) ya en su segundo mandato, como máximo dirigente de la cosa mundial. Como iba diciendo, estos dos -acompañados del pequeño gran Sarkozy y otros líderes mundiales- se han reunido hace poco en Tokio, para retratarse muy sonrientes, al mismo tiempo que nos comunicaban que el hambre en el mundo seguirá al menos otros decenios mas, que además seguirá habiendo seres humanos que morirán de tuberculosis, malaria u otras enfermedades, porque, en este momento, los países mas industrializados del mundo no tienen suelto para cumplir su palabra con el tercer mundo.

Pero, además estos arrojados líderes mundiales, nos han comunicado que el calendario para reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera a la mitad, se prolongará hasta el año 2050, eso sí, las empresas petroleras (básicamente americanas y muy unidas a Junior por aquello de que son tejanos) están investigando nuevas alternativas, junto con otros científicos 'imparciales', y en los últimos días hemos podido saber, el común de los mortales, que la culpa de la mayoría de las emisiones de gases nocivos para la atmósfera, la tienen los rumiantes, más concretamente las vacas, y no la industria petrolífera, como afirman esos melenudos defensores de los herbívoros. Para ello hemos podido ver como unos importantes científicos han colocado a una pobre vaca, no se si en Wisconsin, una especie de globo a la espalda conectado al centro de emisión de gases peligrosos y nocivos, del propio rumiante, para analizar y demostrar -eso sí, científicamente- que la vaca, que habita el planeta desde hace millones de años, es en realidad el agente contaminante que ha producido el efecto invernadero y la culpable de que se derritan los polos.

Este tipo de investigaciones, altamente cualificadas y profusamente financiadas, hacen que el esfuerzo necesario para acabar con problemas que afectan a toda la humanidad, se disperse y no de frutos, y sucumban o no lleguen a buen puerto iniciativas loables, dado que los 'grandes gobernantes' de este planeta se preocupan mas de quedar bien en la foto, que en ponerse a liderar proyectos como esos objetivos que se fijó Naciones Unidas para este milenio, y que como no cambien las cosas mucho, parece que se irán retrasando, lo cual provocará más injusticia, mas insolidaridad, más hambre y más desesperación en buena parte de los habitantes de este mundo contaminado por unas perplejas vacas que nos miran con estupor mientras les colocamos unas absurdas mochilas aerostáticas en su sufridas chepas.

Ana Elena Rozas Lecue es concejala del PSC-PSOE del Ayuntamiento de Santander. Las grandes propuestas de las naciones más poderosas para frenar el cambio climático se reducen a culpar a las vacas de la emisión de gases nocivos y peligrosos, eso sí tras demostrar su existencia de forma científica

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