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REDACCIÓN
Miércoles, 23 de julio 2008, 05:12
Efectivos de la 'Patrulla Oso' de la Fundación Oso Pardo encontraron el lunes en Vega de Liébana el esqueleto de un oso pardo que podría haber muerto hace varias semanas en circunstancias que se investigan. Este hallazgo, que eleva a once el número de ejemplares localizados muertos en la Cordillera Cantábrica en el último decenio, movilizó ayer a diversos grupos ecologistas, que mostraron su «preocupación» y pidieron a las administraciones que «redoblen sus esfuerzos» porque esta especie está, todavía, «en situación crítica».
Según explicó ayer la Fundación Oso Pardo en un comunicado que cuatro horas después confirmó el Gobierno de Cantabria haciendo público el suyo, el hallazgo se produjo a última hora de la tarde del lunes, cuando un guarda de la 'Patrulla Oso' de la FOP que estaba realizando tareas de observación y seguimiento en los puertos de Riofrío, en el término municipal de Vega de Liébana, encontró el cadáver de un ejemplar joven que podría llevar muerto varias semanas.
Informados del hallazgo, efectivos de los servicios de guardería de la Dirección General de Biodiversidad se presentaron en la zona para recoger los restos del oso, que fueron remitidos a un laboratorio especializado «al objeto de determinar las causas de la muerte» del animal.
Y a partir del hallazgo, se sucedieron las reacciones.
Así, las organizaciones ecologistas Fapas, FOP, SEO/BirdLife y WWF/Adena manifestaron su «preocupación por las muertes que se están produciendo dentro de la reducida población oriental de oso pardo cantábrico» y recordaron «a todas las administraciones» que deben «prestar la máxima atención a las tareas de vigilancia y conservación de esta especie, actuando de forma plenamente coordinada para evitar nuevas muertes». Los ecologistas creen que es «fundamental» que se aprueben los correspondientes planes de recuperación de la especie para garantizar la supervivencia de una de las poblaciones más amenazadas del mundo».
El Gobierno cántabro entiende, por su parte, que la aparición de este esqueleto «constituye un elemento de recesión en las labores de conservación de esta especie emprendidas por la Consejería de Biodiversidad, puesto que a lo largo de estos últimos años la zona oriental de la región había experimentado una tasa de crecimiento y reproducción muy importante».
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