Belén Ceballos Alcaldesa de Los Tojos

Belén Ceballos, la alcaldesa de Los Tojos, dice sentirse muy orgullosa de Bárcena Mayor, uno de los pueblos de su municipio. Lo está debido a la belleza de sus casas, al encanto de sus calles, al estilo de sus solanas, a la personalidad de sus balcones... y, en general, a su aspecto completo, ciertamente hermoso.

Al igual que ella, todos y cada uno de los 75 habitantes de este pequeño pueblo, situado en el corazón del Parque Nacional Saja-Besaya, sienten algo parecido cuando pasean por sus calles. En realidad, todos ellos tienen motivos más que sobrados para sentirse orgullosos, porque la belleza de este pueblo puede percibirla cualquiera, con tal de que sea capaz de abrir suficientemente los ojos.

Estos días, esa satisfacción habitual se ha visto multiplicada con creces, puesto que Bárcena Mayor ha sido el lugar más votado en el concurso de internet 'Joyas de Cantabria', promovido desde el multimedia de EL DIARIO MONTAÑÉS (www.eldiariomontanes.es), con la participación de decenas de miles de cántabros.

En la fase final de este concurso, Bárcena Mayor recibió más votos que nadie. La suya fue la candidatura más votada, con cerca de 4.000 adhesiones en la tercera fase. «Y eso que en el pueblo no tenemos más conexiones a internet que la del Ayuntamiento», señala la alcaldesa, Belén Ceballos.

Este detalle ha podido hacerle perder algunos votos a la candidatura de Bárcena Mayor, pero quizá le haya proporcionado otros muchos. Evidentemente, no por el hecho mismo de carecer de conexión a internet, sino por las propias características del pueblo, de las que se desprende su falta de conexión y sus problemas de cobertura telefónica. Porque Bárcena Mayor es un lugar antiguo, ancestral, aislado en medio de la naturaleza y que parece no haberse visto sometido, nunca, a las leyes que dicta el paso del tiempo. Ahí reside su encanto.

Oficina de turismo

Recorrer Bárcena Mayor es un placer en cualquier momento. Si el recorrido se produce en una hermosa mañana de verano, doblemente. Pero hacerlo de la mano de su alcaldesa, Belén Ceballos, constituye un auténtico lujo. Ella conoce bien el itinerario a seguir, los lugares más curiosos y, lo que es más importante, a sus gentes, que guardan el alma del lugar, tanto como las piedras conservan su aspecto.

Con ella, lo primero que uno se encuentra, tras dejar atrás el aparcamiento de vehículos, es la nueva oficina de turismo que da la bienvenida a los visitantes. Todavía no ha abierto las puertas, porque es temprano, pero las guías y los folletos ya se hallan dispuestos para cumplir su cometido. La oficina se integra en una casona montañesa, a mano derecha, y constituye una de las principales apuestas municipales por potenciar la actividad turística. Para la gran mayoría de los visitantes, ella será el punto de partida de su recorrido.

Desde la oficina de turismo pueden tomarse dos itinerarios alternativos. El primero, de frente, recorre la vía principal y conduce directamente hasta una de las entradas al parque natural. La segunda, dejándose caer hacia la derecha, permite disfrutar del callejero del pueblo, de sus rincones y de sus plazas.

En Bárcena Mayor hay tres: la Plaza de la Iglesia, la Plaza de la Fontana y la Plaza de Juan Hormaechea. Junto a esta se encuentra un negocio de productos típicos llamado 'L'Abrigu', que regenta Luis Antonio Vena. Vende souvenirs turísticos y productos típicos de la gastronomía local, especialmente quesos y embutidos. Como éste hay unos cuantos a lo largo del recorrido, aunque algunos de ellos, más que en el aspecto gastronómico, han puesto el acento en la artesanía.

Es lo que ocurre en el negocio de Cacu García Crespo -Artesanía Las Tudancas-, donde no hay orujo, ni queso, ni anchoas, ni embutido, pero sí todo tipo de cestos y bastones. «Vine aquí de turismo, hace 35 años, pero yo soy de Cabezón de la Sal», comenta.

El puente

Contemplando las hileras de casas con solanas y portalones, uno se explica por qué la mayoría de los habitantes de Bárcena Mayor ha optado por hacer su vida en plena calle. Allí están Tino, según dice «el único tapicero de este pueblo», y Eduardo, que hace rabeles «por entretenimiento», aunque luego los vende «por 160 euros, y salen bien».

Uno y otro se encuentran trajinando junto a las puertas de sus casas, camino del río y el puente, desde el que parten todas las rutas de senderismo por la reserva natural. Es éste uno de los lugares con más encanto del pueblo, y en él conviven tanto la hostelería -hay un par de buenos restaurantes-, como el comercio.

En una esquina, Emilio y Carmen dan la bienvenida a los clientes de 'El Musgoso'. También lo hace su perra, de quien dicen «es tan sociable, que hasta sabe posar para las fotos». Un animal verdaderamente hermoso.

Muy cerca de este establecimiento se conserva la casona «más importante y más antigua de Bárcena Mayor -según la alcaldesa-, porque tiene de todo». Al parecer, debe su principal originalidad a su solana en esquina. Junto a ella, un par de establecimientos de hostelería, dedicados a la restauración y al turismo rural, ofrecen sus servicios a los interesados. En uno de ellos se conserva una fotografía que recuerda a un hombre llamado Melchor, que nació en Molledo en 1861 y murió en Bárcena de Pié de Concha en 1953. Su aspecto es imponente y parece combinar el rostro característico de los aldeanos de Cantabria con un cierto aire del genial escritor ruso Fedor Dostoievski. Cazó 37 osos a lo largo de su vida. Nada menos.

Balcones al sur

Para entonces, el visitante ha tenido ocasión de comprobar, ya, que todas las hileras de balcones y solanas se encuentran orientadas hacia el sur. Algunas se asoman a calles y otras a plazas.

En realidad, esa querencia por el sol es la propia de todas las poblaciones del norte de España, y ni Cantabria, ni Bárcena Mayor, iban a ser menos. Los balcones absorben la luz y, gracias a ésta, y a las flores que los decoran, proyectan su alegría y su hermosura al exterior.

Llegados a este punto, el callejero de Bárcena Mayor se agota. Es preciso regresar, para lo cual existe un trayecto diferente, aunque no menos interesante. Las casas del Mesón y de la Plaza de Santiago indican cuál es el itinerario a seguir. Es preciso hacer frente a algún repecho -el pueblo gana en altura a partir de ese punto-, hasta llegar al lugar en el que se encuentra 'La Tienduca', donde Paco Calzado hace algunas tallas de artesanía, que vende su hermana Pili.

Luego está la iglesia de Santa María, últimamente un poco maltrecha, que fue erigida en siglo XVII sobre las ruinas de otra anterior. Es de estilo barroco montañés y sobresale sobre el resto de las edificaciones del casco urbano. Ante ella, la alcaldesa se lamenta del mal estado en que se encuentra. «La Joya de Cantabria, con la iglesia cerrada por ruina», se queja.

Ya no queda mucho más por ver. Sólo una parada adicional ante la antigua escuela, curioso edificio que preside la entrada y la salida del pueblo. Antaño, los niños de Bárcena aprendieron a leer y a escribir entre sus muros, además de algunas cuentas y la disciplina y el respeto a la autoridad propia de los sistemas educativos antiguos. Hoy, los niños de Bárcena asisten a clase en el Colegio Manuel Llano, de Terán. Es así desde 1977.

En la escuela no quedan pupitres, pero sí estanterías y un mostrador. A fin de cuentas, la venta de productos de artesanía y gastronomía se ha convertido en una de las principales actividades económicas para los vecinos. La antigua escuela mantiene su nombre: 'La Escuela de Bárcena'. Al entrar, suena la música del folclore tradicional, pero en inglés. El disco es de César Higuera, y no está exento de gracia. «La Collada, la Collada I must to...».

Con esos sones se despide Bárcena Mayor. Atrás quedan sus casonas, sus solanas, sus casetones, sus cerramientos sobre los balcones, sus empedrados, sus plazas, sus fuentes, su puente... y sus gentes. En definitiva, una joya del patrimonio cultural de la región de la que todos los cántabros, y no sólo sus habitantes, deben sentirse orgullosos.