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POESIA

Retrato de Leopoldo Panero

JESÚS CABEZÓN ALONSO

Sábado, 16 de agosto 2008, 03:58

En tres volúmenes (dos de poesía y uno de prosa), se ha publicado la edición crítica de la obra completa de Leopoldo Panero (1909 - 1962), bajo la dirección del profesor Javier Huerta por encargo del Ayuntamiento de Astorga. Leopoldo Panero ha pasado a la historia de la literatura española como el poeta oficial del franquismo, aunque hubo otros que se implicaron igual o más que él con las tesis de la dictadura.

La guerra civil y las opciones personales ante la rebelión militar de julio de 1936, influyeron en la valoración crítica de autores como Panero, Vivanco, Luis Rosales... El transcurso del tiempo y la normalización de la vida pública con la democracia, hizo que algunos de esos autores alcanzaran el reconocimiento de su obra poética. El juicio crítico de autores como Castellet o Vázquez Montalbán, colaboraron a que algunos de aquellos poetas no fueran estigmatizados definitivamente por sus adscripciones ideológicas en momentos de ese convulso medio siglo español que va de 1936 a 1976.

La temprana muerte de Leopoldo Panero en 1962 no ayudó a que pudiera haber rectificado o clarificado sus posiciones ideológicas o adscripciones políticas. Como señaló Bousoño en el 25 aniversario de la muerte de Panero «su poesía encerraba elementos ideológicos opuestos a lo que en aquel momento demandábamos muchos españoles».

Antes de 1936 Leopoldo Panero se sintió atraído por el creacionismo y el surrealismo, aunque sus preferencias se manifestaran cercanas al humanismo. Escribió poemas homenajeando a los capitanes republicanos Galán y García Hernández, mantuvo amistad con Cesar Vallejo y Aleixandre, conoció bien a Pedro Salinas y a Unamuno y se adhirió en 1935 al homenaje de los poetas españoles a Pablo Neruda. Aunque no compartía sus tesis sobre la poesía impura y combativa, ello no le impidió publicar en 'Caballo verde para la poesía', la revista de Neruda.

Acusado de colaborar con la República y de recaudar fondos para el Socorro Rojo, fue detenido el 19 de octubre de 1936 y llevado a la cárcel de San Marcos en León. Las gestiones de su madre en Salamanca ante Carmen Polo, la esposa del General Franco, le salvaron de condenas más severas y cuando salió de la cárcel y volvió a Astorga, de acuerdo con su familia, decidió incorporarse al ejército de los sublevados. Leopoldo Panero se integra en Falange y frecuenta la amistad de Ridruejo, Vivanco y Luis Rosales. De ser posiblemente condenado a muerte, pasa a convertirse en un «falangista valeroso».

En 1937 fallece en un accidente de carretera su hermano Juan Panero, una muerte que le afectó profundamente a Leopoldo. En 1939 fue nombrado Agregado cultural de la Embajada española en Londres.

Fundó en León la revista 'Espadaña', se incorporó a la revista'Escorial', órgano de expresión de la Falange literaria y publicó en 'Garcilaso', 'Juventud creadora' y 'Haz'.

En 1939 participa con Ridruejo, Manuel Machado, Gerardo Diego, Vivanco, DOrs... en la 'Corona de sonetos en honor de José Antonio Primo de Rivera'. Frecuenta tertulias y encuentros donde están presentes esos autores y otros como Rafael Sánchez Mazas, Ricardo Gullón o Federico Sopeña. En 1941 se casa con Felicidad Blanc.

En 1945 es nombrado Lector del Instituto de España en Londres y tiene ocasión de relacionarse con algunos exiliados españoles y profundiza en el conocimiento de sus autores ingleses preferidos. De hecho fue director provisional de aquel Instituto de España, allí donde existía otro Instituto de España de los republicanos que dirigía Pablo Azcárate, pariente de Panero.

En 1945 publica 'Versos del Guadarrama. Poesía 1930 1939', inspirado en el amor perdido de Joaquina Márquez a quien conoció en Guadarrama en el Hospital de tuberculosos en 1929 y que falleció poco después y en 1949 publica 'Escrito a cada instante', cuyos temas esenciales son el amor, la amistad, la familia y Dios, por el que recibe el Premio Fastenrath de la Academia de la Lengua y el Premio Nacional de Poesía.

La muerte, la transitoriedad de la vida, la religiosidad, el amor, el sosiego, la belleza de los paisajes, Dios como referente de esperanza y la familia como elemento integrador, son temas recurrentes en toda su poesía.

Ese mismo año 1949 formó parte con Agustín de Foxá, Luis Rosales y Antonio de Zubiaurre de la «misión cultural» que el Instituto de Cultura Hispánica organiza para que recorran varios países de América Latina y trate de romper el aislamiento internacional del régimen franquista con sus conferencias y recitales poéticos. Se produjeron incidentes con intelectuales y políticos exiliados en México, Cuba, Venezuela y Costa Rica.

En 1950 Neruda publica su 'Canto general', que recibe la réplica de Leopoldo Panero con su 'Canto personal' con prólogo de Dionisio Ridruejo, que le supuso el rechazo de algunos de sus amigos. Por esa obra recibió el premio '18 de julio' en 1953, que le fue entregado en un acto presidido por el Ministro Raimundo Fernández Cuesta y que se convirtió en una exaltación grandilocuente de Falange, quizá porque, entre otros temas, la figura de José Antonio Primo de Rivera está presente en muchos versos de 'Canto personal'.

En la década de los cincuenta trató de mostrar un talante más abierto colaborando con la revista 'Correo literario', desde la que se convocaron los congresos de poesía celebrados en Segovia (en el que se homenajeó a la poesía catalana), en Salamanca y en Santiago de Compostela, o siendo responsable, como Secretario General, de las Bienales de Arte hispanoamericano en Madrid, La Habana y Barcelona desde donde se trató de abrir una puerta a la pintura española más nueva.

Fue también miembro de gobierno del Instituto de Cultura Hispánica, director del Departamento de Cooperación Intelectual del Instituto y Secretario General del nuevo Museo de Arte contemporáneo de Madrid.

A partir de su muerte en 1962, la poesía de Leopoldo Panero cayó bastante en el olvido, aunque su vida y su familia fueron recordados en las películas de Jaime Chávarri 'El desencanto' (1975) y de Ricardo Franco 'Después de tantos años' (1994) en las que los protagonistas eran los hijos y Felicidad Blanc, que recuerdan con crudeza al padre y esposo y que convirtieron a los hijos Leopoldo María, Juan Luis y José Moisés 'Michi' en sombras inseparables de su padre, en malditos oficiales y en leyendas urbanas.

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