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PPLL
Domingo, 24 de agosto 2008, 02:36
La Iglesia de Santa María de Lebeña está rodeada de leyendas. Quizá se deba a su antigüedad. Quizá a su ubicación. En todo caso, dice la tradición que los condes de Lebeña, Alfonso y Justa, procedían de lugares diferentes de la Península Ibérica: él del norte y ella del sur. Y que el tejo le representa a él y el olivo a ella.
El tejo era el símbolo de los celtas. En torno suyo se reunía el pueblo y, por ello, muchas iglesias fueron erigidas en sus alrededores. También lo utilizaron los guerreros de todos los tiempos, desde la época de los antiguos cántabros, porque sus hojas son venenosas. El olivo, por el contrario, trasmite otros valores muy diferentes, como el de la paz.
Dicen los lugareños que, desde que la iglesia fue construida hace 1.100 años, las raíces del tejo y el olivo fueron buscándose hasta entrelazarse, y que cruzaron por debajo de la iglesia, pues uno y otro se encuentran situados en lados diferentes del templo.
Una hermosa historia, que dota aun de más encanto, si cabe, a la 'joya' de Santa María de Lebeña y su entorno.
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