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María Cabrillo junto a su hija Daniela, ya recuperada. / ANDRÉS FERNÁNDEZ
«El alcalde socorrió a mi hija, que no daba síntomas de vida, y la llevó a la Residencia»
SANTANDER

«El alcalde socorrió a mi hija, que no daba síntomas de vida, y la llevó a la Residencia»

María Cabrillo relata que su pequeña, de trece meses, sufrió una crisis epiléptica y fue atendida por Íñigo de la Serna que fue quien la evacuó hasta el hospital. «Quiero contar la historia porque es un comportamiento lleno de humanidad»

REDACCIÓN

Viernes, 29 de agosto 2008, 10:20

María Cabrillo todavía recuerda la escena. Estaba en el domicilio de un familiar, en la calle La Unión. Eran cerca de las dos de la tarde del pasado 21 de agosto. De repente su pequeña Daniela, de trece meses de edad, empezó a llorar y a presentar síntomas extraños y registrar lo que parecían convulsiones. Alarmada y nerviosa, logró contactar con los servicios de emergencia y solicitar una ambulancia. Accedieron a la calle con la pequeña en brazos, «apenas tenía síntomas de vida». Volvieron los gritos de socorro. La ambulancia no llegaba.

La sorpresa para María Cabrillo fue que quien se presentó ante ellos fue el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, vecino de esa zona. Alertado por los gritos de auxilio, el alcalde accedió hasta donde se encontraba María con su hija y otros familiares. Sin dudarlo tomó a la niña en sus brazos, la introdujo en el coche oficial y la evacuó con toda celeridad hasta la Residencia Cantabria.

«Le conocemos desde hace años. En segundos cogió a Daniela en sus abrazos y se la llevó. Él estaba llegando a su casa al filo de las dos de la tarde y escuchó los gritos.... No lo dudó, cogió a mi hija y la metió en el coche. Le acompañó una tía mía porque yo no sabía que hacer, estaba nerviosa, temí perder a mi niña».

En el vehículo oficial, convertido en improvisada ambulancia, De la Serna trató de reanimar a la pequeña. Antes de llegar a la Residencia, Daniela volvió en sí y vomitó para alivio de los que la acompañaban. Una vez en el centro médico, la pequeña fue atendida en urgencias. Pasadas las horas se recobró. El diagnóstico, a falta de nuevas pruebas, fue que sufrió una crisis epiléptica.

«Ya está en casa. Nos faltan algunas pruebas, pero está bien. Quiero contar la historia porque el alcalde me ha demostrado una humanidad increíble. No sólo por socorrer a mi hija, sino por su interés, por la preocupación que ha demostrado y porque ha estado pendiente de la evolución en todo momento. Permaneció en urgencias de la Residencia mucho tiempo y sólo se marchó cuando Daniela estaba fuera de peligro y la llevaron a un área de corta estancia tras saber el diagnóstico de lo que había sucedido y haber sido tratada. Luego ha estado llamando e interesándose por mi hija, preguntando a los familiares. Ni que decir tiene que para nosotros Íñigo de la Serna ha tenido un comportamiento lleno de humanidad, increíble. No sabíamos que hacer. Ya le hemos dado las gracias -apunta María Cabrillo-, pero creía que debíamos hacer público el caso para que la gente sepa cómo se comportó, cómo fue uno más de nuestra familia y atendió a mi pequeña. Le estaremos agradecidos de por vida».

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