Caducan las concesiones de los chiringuitos del Puntal

La playa del Puntal ha sido un ir y venir de rumores durante todo el verano. El culpable: el fin de la concesión de los dos chiringuitos del arenal. El 'primero', como se le conoce popularmente, depende de los propietarios de la empresa familiar 'Los Regina' (dedicada a las embarcaciones que unen Santander con diferentes puntos de la bahía y que también realizan navegaciones turísticas). Su concesión concluye el próximo mes de octubre.

El segundo chiringuito, regentado por Fidel Carriles y Crisanto García (sus clientes le llaman Santos), se quedó sin licencia justo antes de que comenzara el verano. Pero dado el servicio que presta a los bañistas, la Dirección General de Costas le dio una prórroga que finaliza este mismo mes.

Ambos establecimientos tendrán que adaptarse a la Ley de Costas de 1988 si pretenden renovar su concesión. La normativa es muy clara y rotunda: cualquier construcción dedicada a la restauración en dominio público marítimo terrestre no puede sobrepasar los 150 metros cuadrados.

Santos, uno de los propietarios del segundo chiringuito, explicó que «cien metros deben ser cubiertos y 50 al aire libre». Pero el problema es que «nuestro local mide 400 metros cuadrados». La Dirección General de Costas ya les ha advertido «que tenemos que derribar el edificio, lo que me da muchísima pena, ya que da un servicio muy necesario».

Agregó que una parte «la hemos cedido al Ayuntamiento de Ribamontán al Mar para que la utilicen de almacén para los utensilios de Salvamento Marítimo, Cruz Roja y los servicios de limpieza de la playa». Además, «también hay que contar que tenemos unos baños de buenas dimensiones que dan un servicio público, ya que están abiertos a todos los usuarios de la playa, no sólo a nuestros clientes».

Así, indicó que van a «luchar con todos los medios» para que Costas descuente estos metros como de uso propio del chiringuito, así «no tendríamos que derribarlo. Es lo más justo».

Apoyo municipal

Y para demostrar que cuentan con el apoyo del Ayuntamiento, junto al proyecto que deben presentar para renovar la concesión presentarán una carta escrita por el alcalde recomendando su mantenimiento.

En ésta, justifica su apoyo por el «claro interés público del mismo, debido a la existencia de baños y duchas que dan servicio a los numerosos usuarios de la playa, con las correspondientes instalaciones de depuración, que en todos estos años no han generado ningún problema». También recuerda que la construcción está «permitida por el Plan de Ordenación del Litoral (POL)».

«Este lugar es nuestra vida. En total llevamos aquí 35 años (con una concesión anterior a la de 1983). Cada año íbamos ahorrando para poder levantar unas buenas instalaciones en las que atender como Dios manda a la clientela, muchos de ellos fieles desde que abrimos». Agregó que «lo hemos hecho con tanto cariño que nos daría mucha pena tirarlo».

Para demostrar que también cuentan con el apoyo de sus clientes han recopilado en estos meses más de dos mil firmas.

«Aquí hemos pasado muy buenos ratos, pero también durísimos. Durante el año trabajamos en Correos y las vacaciones las pasamos aquí. Es mucho sacrificio, sobre todo si se tiene en cuenta que esto no es el Sur y que los días buenos escasean. Si no hay sol muy pocos se molesta en coger el barco para venir hasta aquí».

De la misma opinión es Tinín Tricio, del primer chiringuito, cuya concesión data de 1993, por lo que su construcción se ajusta a la Ley de Costas. Recordó con cierta melancolía que «antes, las seis o siete personas que trabajamos aquí éramos todos familia, pero esto es muy duro y ya casi no queda casi nadie de los nuestros del otro lado de la barra».