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GONZALO SELLERS
Sábado, 18 de octubre 2008, 04:21
Cuando hace cincuenta años se construyó la Escuela de Maestría Industrial de Santander, en la marisma de Peñacastillo no había ni centros comerciales, ni autovías sobre puentes ni edificios, salvo alguna casa desperdigada y, por supuesto, el peñón. El entorno de lo que hoy es el Instituto Augusto González Linares ha cambiado por completo en el último medio siglo. Incluso el propio centro educativo lo ha hecho. En las fotos sepia de aquel 19 de octubre de 1958 los alumnos lucen traje y corbata frente al único edificio que existía. Cincuenta años después las instalaciones se han triplicado y los escolares prefieren improvisar más la vestimenta. Ayer todos los recuerdos individuales y desperdigados en cada uno de los alumnos que han pasado por este centro-más de 35.000-, se unieron bajo un mismo techo para celebrar las Bodas de Oro del IES Augusto G. Linares. Antiguos maestros -como se les llamaba antes-, profesores actuales, compañeros de pupitre hace décadas y los de ahora... todos asistieron a los actos que comenzaron con el descubrimiento de una placa conmemorativa a Augusto González Linares, «uno de los primeros en enseñar las teorías darwinistas en España», tal y como recordó Benito Madariaga, cronista oficial de Santander, durante la lección académica que impartió ayer. La consejera de Educación, Rosa Eva Díaz Tezanos, se sumó al homenaje que a lo largo del curso va a rendir el centro a los promotores, primeros profesores y alumnos, «así como a las sucesivas generaciones que contribuyeron a su pujanza». A todos ellos, añadió, «quiero mostrar mi reconocimiento, porque aportaron mucho de sus vidas a este empeño colectivo». El obispo de Santander, Vicente Jiménez Zamora, recordó que fue el cardenal Herrera Oria el impulsor de este centro, y confió en el «futuro prometedor de todos los alumnos que pasen por estas aulas, educados como ciudadanos libres para crear una sociedad justa». En la misma línea se manifestaron el resto de autoridades presentes en el acto, como los concejales del Ayuntamiento Santiago Recio y César Torrellas, y la diputada del PP Cristina Mazas. «Nos encontramos en un Instituto que no se conforma con mirar a su pasado, algo que sin duda es importante, sino que mira al futuro y se adapta a las exigencias de una educación de calidad para el siglo XXI», concluyó la consejera, para quien estos avances no habrían sido posibles sin un profesorado «comprometido e implicado». Hace dos años, el instituto -ese lugar al que nadie quiere ir pero al que todos quieren volver- se dividió en dos: el Centro Integrado de Formación Profesional de Cantabria y el IES, donde los alumnos estudian la ESO, Bachillerato, FP de Grado Medio y Superior, formación de Grado Superior en Informática y Administración de grado medio.
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