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Hombres, mujeres y familias enteras hacen cola para entrar en el economato de la Cocina Económica. / ANDRÉS
La crisis llena las mesas de la Cocina Económica
CANTABRIA

La crisis llena las mesas de la Cocina Económica

Las hermanas de la Caridad dicen que «cada día vienen al comedor más familias con hijos de pueblos cercanos a Santander, que no se atreven a pedir limosna»

CUCA YSART

Sábado, 8 de noviembre 2008, 08:54

La Cocina Económica se ha convertido, más allá de las estadísticas, del euríbor o de los índices de bolsa, es un termómetro de los efectos de la crisis económica. y la barra de ese termómetro no deja de subir. Si el mes de octubre comenzó con un incremento considerable de la demanda de comidas, en el actual mes de noviembre las colas que se producen en el exterior del recinto son la mejor muestra de lo que está pasando.

La comunidad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul no da crédito a esta avalancha de gente que día a día se acerca a su centro de la calle Tantín para sentarse en una mesa y comer algo caliente. De las ochenta personas que tenían en agosto o septiembre han pasado a las ciento treinta .

«Hoy por hoy podemos salir adelante y atender todas las necesidades que se nos plantean», asegura sor Dolores, la directora de la Cocina Económica. «Gracias a la colaboración de numerosas entidades públicas, como el Gobierno regional, Fundación Botín, Ayuntamiento, Caja Cantabria o de donaciones particulares podemos ejercer nuestro lema de que lo principal es darles de comer. Luego ya preguntamos».

En las colas de entrada al comedor hay usuarios tanto inmigrantes como nacionales. Si bien entre los primeros la cifra es mayoritaria, casi el 80%, el resto correspondería a españoles a quienes la crisis ha tocado también de lleno. «Cada día vienen de pueblos cercanos a Santander familias con auténticas necesidades y que no se atreven a pedir limosna en la calle porque les da vergüenza. En cualquier caso, se incrementa el numero de familias, con hijos, que se acercan a nuestras instalaciones».

Sor Dolores asegura, con el optimismo que la caracteriza, que «este es nuestro compromiso: hacer el bien cada día. Me considero agraciada de ser la administradora de estos bienes que los cántabros ponen en nuestras manos». «Esta forma de vivir la vocación es gratificante, nos hace felices doliendo con el que sufre».

El economato de la Cocina Económica ha registrado también un elevado porcentaje de usuarios. Día a día son más las personas que a través de las parroquias demandan vales para invertir en el economato, donde se pueden adquirir productos de primera necesidad.

Afirma sor Teresa, quien está al frente del economato, que se están desbordando las peticiones en las parroquias. «Vienen muchas familias y puede decirse que en el mes de octubre se ha duplicado el porcentaje con respecto al mismo mes del año 2007».

La comunidad de las Hijas de la Caridad cuenta también con un 'banco de datos', para proporcionar empleo siempre que haya demanda. Para ello se han establecido horarios de lunes a viernes, en los que atienden llamadas, así como posteriores visitas para conocer mejor a las personas que quieren trabajar. En la mayoría de los casos son los sectores de empleadas del hogar o cuidado de mayores lo que pueden ofrecer.

Los internos

Pero también la crisis económica ha repercutido en los sin techo o gente con otro tipo de problemas que se ven obligados a pernoctar en el recinto. Actualmente hay catorce internos y la cifra de los que piden asilo para dormir puede llegar a la veintena cada día, muchos de ellos enviados por la Policía tras encontrarlos en la calle.

Para los internos se ha creado unos talleres ocupacionales en los que aprenden a encuadernar, a hacer cajas de cartón decoradas, carpetas, cuadernos e incluso alpargatas. Cada taller es atendido por una persona responsable, quien fomenta entre los internos actitudes como la puntualidad, la interrelación, el trabajo. Luego estos productos se venden en el exterior o en mercadillos.

Españoles, africanos y europeos conviven entre estas cuatro paredes bajo la atención incondicional de las Hijas de la Caridad.

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