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Vista aérea del estado en que quedó esta zona del Cabildo después del desplome del edificio número 14, tras haberse vaciado la casa colindante. / DM
Una incorrecta actuación y el mal estado del edificio, causas del siniestro del Cabildo
CANTABRIA

Una incorrecta actuación y el mal estado del edificio, causas del siniestro del Cabildo

El informe pericial subraya que, después de vaciar el número 12, se apuntaló mal la obra

CONSUELO DE LA PEÑA

Lunes, 17 de noviembre 2008, 09:26

Casi un año después del desplome del edificio número 14 de la calle Cuesta del Hospital, tragedia que se saldó con tres muertos, ya se conocen las causas del siniestro. El informe del perito judicial designado por la juez que investiga el caso concluye que la acción conjunta de dos factores provocó la tragedia que dejó herido el corazón de Santander. El mal estado del edificio siniestrado, de casi cien años de antigüedad, y la incorrecta colocación de los puntales en el solar del inmueble colindante (el número 12) confluyeron en la desgracia.

El ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, José Manuel García Moncó, el mayor experto en patología constructiva de Cantabria, ha entregado el informe técnico que le encargó la jueza del caso, Rosa María Gutiérrez Fernández, sobre el origen del accidente.

El perito judicial subraya que la suma de dos elementos provocó el derrumbamiento del número 14 de la calle Cuesta del Hospital. Precisa el técnico que el inmueble siniestrado, construcción de casi cien años de antigüedad, gozaba de «una mala salud estructural». Se realizaron en él «lavados de cara», revocado y pintado fachadas, arreglado portales, reparado cubiertas e, incluso remozado completamente algunas viviendas, pero nunca se había ejecutado trabajos de «consolidación, conservación y reparación de sus estructuras, de manera que el edificio seguía enfermo.

Según García Moncó, los dos edificios (12 y 14) compartían un muro medianero en su parte trasera que se encontraba «en pésimo estado». Este lienzo de pared tenía un «pandeo», que alertaba de la «pérdida de calidad y resistencia», y de la dificultad para soportar el peso de las fachadas. Pero, a pesar de su mal estado, el edificio «logró seguir soportando cargas».

Esta situación había comenzado hacía tiempo, pero el inmueble se mantenía porque todavía no había alcanzado el grado de deterioro necesario para perder su resistencia y porque se apoyaba en el número 12. García Moncó explica esto no es ninguna novedad y es frecuente cuando «se trata de inmuebles tan antiguos».

Demolición

La demolición de este edificio suprimió este punto de apoyo, ya que se vació completamente, conservando únicamente la vigas principales. Los forjados, el tillado y viguetas y la tabiquería desapareció al tirar la construcción número 12, con lo que el colindante queda en una situación delicada.

Sostiene el experto, que los técnicos de la obra tomaron «las precauciones correctas» al insertar tornapuntas (puntales), pero se colocaron de manera errónea. Y es en este punto donde la magistrada tendrá que valorar si existió alguna responsabilidad penal por parte de los técnicos. Así, García Moncó afirma que las tornapuntas debieron colocarse «en las líneas de la estructura o en nudos de la misma». Pero, se pusieron «en puntos inferiores de los paños». El estudio indica que, una vez derribado el edificio del número 12, se realizó una excavación horizontal y de una sola vez en el solar, de entre 50 y 60 centímetros, junto al muro medianero del número 12 y 14. A juicio del perito judicial, tampoco se actuó correctamente ya que en esta situación «en vez de hacerse la excavación de una sola vez debió ejecutarse por trazos alternos de poca anchura (bataches)».

Pero además «la nula protección frente a los agentes atmosféricos del terreno excavado, pudo cambiar algo sus características.

«La suma de estas situaciones, unido a unas deficientes estructuras propias de su época de construcción, y de casi nula conservación» provocaron el trágico derrumbe.

El informe pericial subraya también que las obras que se realizaron para el acondicionamiento del bajo del número 14, que coincidieron en el tiempo con el comienzo de la demolición del número 12, «no tienen relación con el accidente ocurrido».

Ese local llevaba más de 30 años cerrado, y nunca tuvo prácticamente tabiquería.

Imputaciones

Este es el único estudio técnico que consta en el procedimiento abreviado que se sigue en el Juzgado de Instrucción número 2 sobre las causas del accidente. A la vista de sus conclusiones, de las declaraciones y pruebas practicadas hasta ahora, la jueza Rosa María Gutiérrez tendrá que decidir si mantiene las imputaciones y abre juicio oral contra los acusados, o bien acuerda el sobreseimiento de las diligencias.

Están imputados el ingeniero director de la obra de rehabilitación del número 12, Carlos Iturregui; el gerente de la empresa constructora, Adolfo Menoral Vidal; y los tres propietarios del inmueble.

En la causa abierta por el Juzgado están personados además los familiares de las víctimas, que ejercen la acusación particular; la Asociación de Vecinos del Cabildo y el Ayuntamiento de Santander, que podría ser declarado responsable civil subsidiario. Fuentes del caso consideran probable que las diligencias terminen en el sobreseimiento de la causa y que la causa derive hacia la jurisdicción civil. En ella se dirimirá el pago de las indemnizaciones a que hubiera lugar, así como los responsables civiles que tendrán que afrontar el pago.

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