La herencia de Franco

Sr. alcalde de Santander:

Parece ser que en breve Vd. va a hacer desaparecer del sitio en que lleva emplazada la ¿última? estatua que queda del generalísimo en nuestra patria -ante la que canté me figuro por última vez el Cara al sol el pasado día 20, y vi con indignación e inmensa tristeza cómo un agente de Policía acompañado por una persona que dijo pertenecer a la Delegación del Gobierno, pedía la documentación a unos muchachos por llevar una bandera de España-. ¿Se habrían atrevido a pedírsela si hubieran estado en Estados Unidos, donde casi cada ciudadano lleva con orgullo la bandera de su nación en las zapatillas, en la gorra, en la bolsa que portan, en.? Me figuro que las izquierdas se quedarán a gusto, viendo que del hombre que lideró a la España con fe, contra la sin fe, venciéndolos en la gran contienda, no queda ni rastro y puedan cantar a gusto sus canciones del No Pasarán si quieren volver a hacerlo, y cuanto se les pueda ocurrir pues nunca tuvieron punto de comparación con las bellas canciones que cantaban las huestes franquistas, con su Cara al sol, Montañas Nevadas, y otras muchas, todas de singular belleza. Sustituir la estatua de Franco -uno de los gobernantes más egregios que ha tenido nuestra patria, aun con sus indiscutibles defectos-, por una bandera de España, no tiene la menor correspondencia, pues la bandera sin nadie detrás no puede compensar la desaparición del símbolo que representa al militar insigne que salvó a España del comunismo que todos aquellos republicanos trataban de imponer, lo cual habría representado la aniquilación de España y convertirla en una República Democrática Alemana.