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El autorretrato 'Weekends', una de las imágenes seleccionadas por Jorge Fernández, toda una declaración de principios. / J. F.
JORGE FERNÁNDEZ, FOTÓGRAFO

«La fotografía es un mapa para poder regresar y una serie de recuerdos»

El santanderino presenta hoy en la galería Del Sol St. un libro y una muestra con huellas de cuarenta años de creación

GUILLERMO BALBONA

Jueves, 11 de diciembre 2008, 10:33

La suya es una de las miradas más personales de la fotografía en Cantabria. Rigor formal y pulcritud técnica alimentan sus imágenes. Jorge Fernández Bolado (Santander, 1950) revisa ahora, a través de una depurada y muy singular selección, su particular 'Fábrica de espejos', cuarenta años de trayectoria creativa. La presentación de su libro y la inauguración de su exposición de fotografías ad hoc tendrá lugar hoy en la Sala B de la galería santanderina Del Sol St., a las ocho de la tarde.

-¿Cuál es la intención y el criterio que ha forjado esta 'Fábrica de espejos'?

-Celebrar un aniversario e interactuar con los lectores.

-¿Cómo ha seleccionado las imágenes entre una producción tan ingente?

-He buscado aquellas fotos realizadas sin motivo aparente, de forma ciega. He seleccionado las que parecen estar hechas ahora, el tiempo es una invención, el espacio es donde nos movemos. Espacios complejos, que para representarlos añadimos la variable tiempo. No ha sido nada fácil y mirar las hojas de los contactos marea un poco.

-Los cuarenta años ¿constituyen o imponen una obligada mirada atrás?

-Parece ser que los números nos gobiernan, recordar no está nada mal, para no repetirse demasiado. También volvemos a lo hecho para continuar el aprendizaje. Los cuarenta años se imponen y la mirada atrás constituye un ejercicio de higiene necesario. Educar la mirada, enseñar a pensar.

-¿Qué supone la fotografía en su vida?

-Es mi vida.

-¿Cómo es el mundo a través de la cámara?

-Extraño. Intento verlo de una forma analítica, no pasional. Lo curioso es que la fotografía, tal como yo la entiendo, no es mirar a través de la cámara; más bien es mirar la luz y utilizarla junto con el encuadre y el momento para construir una fotografía. Más tarde, al verla en el soporte elegido nos recuerda el instante de la toma, cobra vida.

-Las nuevas tecnologías imponen cada día de manera acelerada más medios y procesos, pero cree que ello ha conllevado una diferente mirada para la fotografía?

-La mirada está en la cabeza del fotógrafo, se pueden hacer fotografías con diferentes técnicas. Cada vez me preocupan menos las cuestiones tecnológicas, uso las que tengo a mano, y me centro en mirar, aprender a mirar. Pensar en lo fotografiado antes de fotografiarlo e intentar evitar la mirada aprendida.

-Más allá de la evidente democratización y expansión del 'uso fotográfico', ¿qué opina de lo digital y de internet en su vinculo con la imagen?

-Podríamos estar esclavizados delante de las pantallas y, a su vez, suministrando los contenidos, curioso. Es posible, por eso conviene no olvidar que el intercambio de archivos en Internet no es lo mismo que intercambiar miradas. Detenerse a contemplar las cosas es lo importante, se pueden fotografiar y lo que surge es otra cosa, se pueden contar de palabra, escribir, dibujar, etc. Pasear y mirar las nubes, contemplar las musarañas, cosas así son las importantes.

-¿Cómo define las imágenes seleccionadas para la exposición en Del Sol St?

-Una realidad que se me impone, un juego de miradas del interior al exterior y viceversa. Reflejos sobre el cristal. A veces pienso si no serán espejismos, la necesidad de creer es irreductible y misteriosa. La trama del tejido ampliada deja pasar la luz del exterior y crea una imagen. El foco está en la trama, pero de lejos parece un paisaje. Son fotos directas, tipo reportaje de viaje. Los títulos lo cuentan todo.

-Usted tiene fama de cuidadoso, pulcro, casi perfeccionista ¿ha tenido que renunciar a muchos proyectos que no le garantizaban esa seña de identidad suya?

-Es posible, pero no lo recuerdo ahora. Las manías se pueden transformar en fotos, quizás es lo que estoy haciendo.

-A su juicio, ¿qué aporta la fotografía al hombre en su relación con el mundo?

-Un mapa para poder regresar y una serie de recuerdos de personas queridas. Todo el placer que el fotógrafo se permita. Bastante estrés, todo el día persiguiendo la luz, que ya se sabe que va a una velocidad de vértigo. Decidí ser fotógrafo, si realmente tuve algo que ver, para poder correr contra el viento y por la libertad de movimiento.

-¿Diría que el fotoshop es una impostura más de las que habitan el siglo XXI?

-Al contrario, es una herramienta muy útil. Se ha introducido todo el conocimiento fotográfico, que estaba disperso en manuales, libros, etc. Constituye el apartado del revelado y retoque de las fotografías, que antes era a mano. Con la misma información se pueden generar muchos de acabados diferentes. Suelo citar a los clásicos de la fotografía que dicen que la foto se ve antes de hacerla; con lo cual el positivado es muy directo, para no perder la idea original.

-¿Qué valoración hace del desarrollo fotográfico en Cantabria en los últimos años?

-Muy positiva. Mucha gente está trabajando para que el fotógrafo sea considerado como un profesional, bien tratado y mejor pagado. Se necesita educar la demanda en unos tiempos, que con la llegada de lo digital y Photoshop es más fácil hacer fotos sin tener muchos conocimientos técnicos y sí una buena mirada y paciencia con la luz.

-Un aspecto por el que ha demostrado especial sensibilidad es el de los archivos olvidados, el trabajo documental...¿cree que se han dados los pasos necesarios para encauzar una actuación rigurosa desde las instituciones?

-El Centro de Documentación de la Imagen de Santander creo que funciona bien y la prueba es que cada día más personas confían en su gestión donando los archivos. Hay que hacer bastante más, la fotografía es un bien patrimonial importante que nos habla de nuestra historia, la historia del siglo XX.

-Le propongo que haga una radiografía de la vida cultural de cantabria...

-Hay de todo, sombras y luces, un poco borroso. Y, lo que más llama la atención, a veces insoportable. Parece mentira que seamos un puerto de mar, no llegan cosas nuevas, se viaja poco y se desconfía demasiado.

-Por cierto, ¿qué le parece la candidatura de Santander como Capital Cultural Europea?

-Creo que es una iniciativa a apoyar, necesaria para favorecer un cambio en la relaciones de los ciudadanos con sus representantes y con el resto de personas que viven en la ciudad. La apertura que significa Europa es necesaria en ciudades pequeñas, como Santander. Perder esta oportunidad sería un error, pero se tiene que hacer bien, no vale el voluntarismo.

-Acaso, ¿sólo nos queda la 'belleza áurica'?

-Nos queda la cabeza, de momento. Distraernos con la belleza, en sus múltiples formas nos alegra el corazón, como dicen los cantantes.

Un fotógrafo:

Un legado fotográfico:

Un apunte artístico:

Un apunte sobre el mercado:

Un viaje real y otro fantástico:

Un artista consagrado y otro emergente:

Un lugar para ser fotografiado:

Un autorretrato:

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