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S. E.
Miércoles, 7 de enero 2009, 09:08
Cuando la pasada Nochevieja sonó la última campanada, la que inauguraba el año 2009, Fernando Teixeira Vitienes veía casi cumplido un sueño que comenzó cuando el tenía 14 años: ser árbitro internacional. Atrás quedan los duros comienzos, cuando arbitrar un partido de alevines era algo similar a estar desplazado en Irak, o en cuando en la categoría regional siempre había que mirar a la banda para comprobar que estuviese la Guardia Civil por si las cosas se ponían feas. De todas maneras, esos fueron sólo los comienzos, porque Fernando hace ya muchos años que disfruta del arbitraje. Se ha convertido en su vida.
-¿Le podemos llamar 'referee'?
-Si, porque el inglés es uno de los idiomas oficiales de la FIFA. Yo llevo ya mucho tiempo dando clases de inglés.
-¿Qué supone para usted llegar a la categoría de internacional?
-Como cualquier deportista, esto es llegar a lo máximo. Para mi es conseguir lo que he buscado toda mi vida.
-¿Cuántos años le ha costado llegar hasta aquí?
-Pues comencé con 14 años y ahora tengo 37, pues más de media vida.
-¿Qué cosas se dejó en el camino?
-Uno se deja muchas cosas, sobre todo cuando eres una chaval de veintitantos años al que le gusta ir de fiesta con sus amigos. Pero también el arbitraje me hizo madurar antes porque aprendes a ser más responsable y más serio... Luego, a medida que pasa el tiempo, ser árbitro te aporta mucho más de lo que te quita.
-¿Cómo empezó todo?
-Yo jugaba en el equipo de mi barrio, en el San Joaquín, y la verdad es que empecé a arbitrar porque no era muy bueno jugando al fútbol. Estaba muy desanimado y mi tío Andrés, que había sido árbitro, me dijo que probase. Y nada más probar me gusto lo que era arbitrar un partido de fútbol. Esto es algo que engancha. Es como lo de las mujeres que dan órdenes a los hombres y que no pueden parar de hacerlo, pues lo mismo.
-¿Fue muy duro al principio?
- Si. Al principio arbitras en las peores condiciones: en los peores campos, con los peores horarios, con un público más implicado con los jugadores y por eso más apasionado, con padres que creen que sus hijos son Maradona y que si no triunfan es por el árbitro... Luego a medida que pasa el tiempo las cosas van mejorando. Cuando llegas a las categorías nacionales, y sobre todo en Primera, el arbitraje es mucho más agradecido y el público te trata mejor, aunque aquí hay otro caballo de batalla que es la prensa.
-¿Cuándo será su debut como internacional?
-Todavía no se sabe. Lo único fijo es que tendré que hacer un cursillo el próximo mes en Málaga. Yo creo que comenzaré, como todos, con un torneo internacional de selecciones nacionales sub-19 o algo parecido.
-¿De quién se acordará cuando pite el primer partido internacional?
-De mi familia. De mi mujer y de mis hijos, a los que les quito todo el tiempo y al final son los que 'sufren' este trabajo.
-¿Qué le dice su mujer cuando va a pitar un Sevilla-Betis?
-Ella sufre, pero no me lo dice. A mi sólo me da ánimo.
-Su sueño de pequeño era ser internacional, y ahora que se ha cumplido, ¿con qué va a soñar?
-Con pitar un Mundial, una Olimpiada o una Eurocopa. Se que es difícil, pero es factible. Hay que hacer las cosas bien y tener fortuna.
-¿Cuanto tiempo de arbitraje le queda por delante?
-En España a los árbitros se les jubila a los 45 años, así que me quedan todavía 8 temporadas por delante.
-Su carrera dura más años que la de muchos futbolistas, y eso que ustedes corren más que algunos de ellos.
-Si, ja, ja, ja. Pues en Inglaterra los árbitros pueden incluso estar pitando hasta los 50 años.
-¿Cómo se mantiene en forma? ¿Cuál es su preparación?
-Yo tengo un preparador físico, que se llama Gonzalo, que es el que me sufre. Hago entrenamientos diarios de dos o tres horas, en los que alterno, el gimnasio, con los entrenamientos en la pista de atletismo y otros.
-¿Cómo ha evolucionado el arbitraje en los últimos años?
-Ha evolucionado a la misma velocidad que el fútbol, aunque los futbolistas tiene estatus de profesional y nosotros todavía no. Por supuesto que ha habido una norma, que es la 'ley del fuera de juego', que ha modernizado mucho el fútbol y con ello el arbitraje; y en las últimas temporadas los medios tecnológicos ('pinganillo') que utilizamos para comunicarnos con el cuarto árbitro.
-¿Y cuándo van a aplicar la tecnología para no confundirse en los penaltis o en los fueras de juego o con los goles fantasma?
-Yo como árbitro estaría dispuesto a hacerlo, pero como aficionado al fútbol creo que el espectáculo perdería mucho. Además no habría con quién meterse (ríe).
-Confiese. Cuando ha estado viendo un partido, ¿se ha metido alguna vez con un árbitro, aunque sea por lo bajito?
-No jamas. Si creo que se ha equivocado me callo y sufro por él, pero jamas digo nada.
-Una curiosidad. ¿Qué criterio utilizan a la hora de añadir minutos al final de cada parte?
-Las recomendaciones de la UEFA son medio minuto por sustitución y uno por atención a un lesionado. Pero también hay que tener en cuenta las celebraciones de los goles, etc. Si siguiésemos a rajatabla todo, en muchos casos habría que añadir 15 minutos. Así que cuando llega la hora de añadir el tiempo y ha habido muchas interrupciones siempre optas por añadir 4 o 5 minutos. Y así todo, encima hay que oír quejas de ambos equipos. El fútbol es así, que diría aquel.
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