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Los Sanz-Briz Quijano junto a la urna con los restos de su madre. / NACHO CAVIA
Falleció Adela Quijano Secades, viuda del embajador Ángel Sanz-Briz
LOS CORRALES DE BUELNA

Falleció Adela Quijano Secades, viuda del embajador Ángel Sanz-Briz

Ayer se celebró su funeral y entierro en Los Corrales de Buelna. La nieta mayor de José María Quijano reposa ya junto a sus padres

D. BUSTAMANTE

Martes, 20 de enero 2009, 12:45

Adela Quijano Secades (Santander, uno de marzo de 1918), descansa definitivamente desde ayer en la iglesia de San Ramón de los Corrales de Buelna. La viuda del embajador Ángel Sanz-Briz -el diplomático español que se jugó la vida en Budapest por salvar del holocausto a miles de judíos- había fallecido la víspera en Madrid en su domicilio de la calle Velazquez. Aunque su muerte estaba anunciada desde hace tiempo, porque el corazón le empezó a fallar, disfrutó hasta los últimos momentos de una familia numerosa a la que dedicó en los últimos años lo mejor de si misma.

No hay que hacer literatura sobre quien era esta mujer. Sus cinco hijos, sus quince nietos y quince bisnietos, junto a sus dos hermanas, cuñadas y otros parientes se vieron bien arropados a la hora de la despedida final en la iglesia de San Ramón.

Adela quiso enterrarse en Los Corrales de Buelna, junto a los suyos. Era la patria natal de su infancia en verano, de las primeras confidencias y juegos con los primos Quijanos y Bustamante y era también el lugar donde aprendió a ser una mujer hospitalaria siguiendo el ejemplo de su abuela, la condesa vda de las Forjas de Buelna, Soledad de la Colina y de la Mora.

Sus hijos contaban la víspera en Madrid ante la capilla ardiente que Cantabria y Santander «eran el amor de mi madre» y tanto lo eran, que no había más que ver como disfrutaba ella contanto historias de Los Corrales a sus nietos madrileños y sevillanos, intentando inculcarles su pasión por el paisaje cántabro.

Fue una excelente anfitriona y una artista en el arte de recibir tanto en las distintas embajadas por las que pasó acompañando a su marido 'el ángel de Bidapest' y luego de viuda en los salones de su casa. De ello pueden dar fe los santanderinos y veraneantes que asistían al coctel que dio todos los agostos, mientras contó con salud.

Allí, en su domicilio del Paseo Pereda, 30, reunía a escritores, intelectuales, empresarios, gentes de la UIMP, artistas y a familiares y amigos. Era toda una institución para familiares y amigos. El 20 de marzo de 2005 se convirtió en la nieta mayor de la saga del empresario y abogado cántabro, Jose María Quijano, tras el fallecimiento de su prima carnal, Dolores Quijano Otero, condesa de las Forjas de Buelna.

Funerales

La misa en sufragio de su alma fue oficiada ayer a las cinco de la tarde por el párroco de San Ramón, Acilino García, su homólogo en la parroquia de San Vicente Martir, Francisco Lledías y el padre dominico Angel de la Cura, del convento de Las Caldas de Besaya.

Don Acilino que la conocía bien, destacó en la homilía la personalidad arrolladora de la difunta, su fe y su dedicación a mantener y fortalecer los lazos familiares de los que estaba muy orgullosa. Si algo caracterizó en vida a Adela Quijano fue su incapacidad para la crítica. Jamás admitió que se cuestionará a nadie en su presencia.

La Coral de Los Corrales de Buelna, dirigida por Justi Echeverría, interpretó varias canciones religiosas durante la misa. Al final del oficio religioso su hijo Juan Carlos y su sobrino Fernando Escoriaza depositaron la urna que contenía sus cenizas en uno de los columbarios sitos junto a un costado del altar mayor.

La iglesia de San Ramón, junto al barrio de Juan XXIII fue construida por su madre, Adela Secades Abarca en memoria de su marido Ramón Quijano de la Colina.

En Madrid se oficiará otro funeral por su alma el jueves, día 29, a las ocho de la tarde en la parroquia de San Francisco de Borja de los padres Jesuitas.

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