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J. I. ARMINIO
Domingo, 1 de febrero 2009, 11:43
El escritor costumbrista Juan José Crespo Saiz acaba de cumplir 60 años, está jubilado y dice ser feliz porque se dedica a hacer lo que realmente le gusta, que es leer, escribir y apoyar el canto coral.
- Presume de tres pueblos...
- Así es. Nací en Mata (San Felices de Buelna), a los 3 años me llevaron a vivir a Los Corrales y a los 22 vine a Torrelavega.
- ¿Concluyó su etapa laboral?
- Sí. Me jubilé hace dos años y medio en el Banco Santander.
- ¿Siempre trabajó en el banco?
- No. Soy maestro. Di un año clase en el Barrio Covadonga, después me fui a estudiar Filosofía, pero se cruzaron en mi camino las oposiciones para entrar en un banco y en el año 1978 saqué la plaza en Los Corrales. Al año me vine a Torrelavega y aquí he trabajado toda la vida, primero en el Banesto y después en el Santander.
- Pero usted siempre ha tenido inquietudes culturales...
- Yo diría que soy un ciudadano que tiene el palo del pasiego para saltar a la otra orilla del río, pero no tiene la decisión suficiente de los grandes emprendedores. Por eso, al final, terminé en un banco.
- Algunas cosas sí ha hecho.
- Cuando uno cree que tiene algunos talentos, no muchos, no los debe enterrar y conformarse con lo que va saliendo. Yo creo que los he enterrado un poco. Casi siempre que he hecho cosas las he hecho por encargo, aunque también he participado por un reto personal en algunos concursos literarios y muchos los he ganado.
- Pero está a tiempo de rectificar...
- ¿Sabes lo que ocurre? A esta edad, uno cuando hace la sementera sabe lo que va a llover para que el fruto crezca. Ahora hacemos las cosas convencidos de que el pueblo las recoge.
- Por ejemplo, el canto de las marzas.
- A mi es lo que más me satisface. Empezamos en 1991 y, al principio, no terminaba de cuajar. De aquella 'obligación' inicial hemos pasado al entusiasmo. Hoy sabemos que, hagamos lo que hagamos, va a ser un éxito porque el pueblo está comprometido.
- Es usted polifacético...
- Estuve 12 años en Radio Nacional, 16 en Alerta; he colaborado con EL DIARIO MONTAÑÉS, revistas... He escrito muchos cuentos, obras de teatro..., pero no lo suficiente, no estoy satisfecho.
- ¿Se considera un artista frustrado?
- Cuando entré en el banco, la gente me paraba y me decía que no estaba hecho para aquel trabajo. Yo les decía que era lo que tenía que hacer para mantener el bolsillo, lo otro, el tiempo que dedico a otras cosas, es lo que realmente me da la felicidad. Es decir, yo pasé por el banco, pero el banco no pasó por mi.
- ¿De dónde le viene su vena artística?
- Mi abuela paterna era de pueblo, pero la gustaba escribir versos. Tanto afán tenía que a su primer hijo, mi padre, le puso el nombre de Oracio, como el poeta. Mi padre hizo lo mismo, pero yo fui el benjamín y no el primogénito.
- Así que lo lleva en los genes...
- Yo nací al lado de la casa del maestro, así que tuve el privilegio de ir al parvulario cuando no iba nadie. Aquel maestro ya descubrió que yo recitaba muy bien. Después, en La Salle (Los Corrales), siempre fui el chico que ganaba los concursos literarios. A los 16 años empecé a ser corresponsal del periódico. Los frailes también vieron que tenía la mente abierta y me animaron a leer mucho.
- ¿Qué cargos ostenta?
- Presidente de la Federación Cántabra de Coros y de la Asociación Ronda Marcera de Torrelavega.
- ¿Cómo surgió lo de las marzas?
- Fue una idea que tuve en 1989. Convoqué a todos los directores de coros en Las Caldas y les animé a recuperar las marzas. Dado que tienen un carácter rural, al principio no lo encontraba atractivo para Torrelavega. En 1990 hubo 26 grupos que cantaron las marzas en Cantabria y yo les conseguí una subvención del Gobierno regional. Hoy ya son más de cien grupos los que participan en las marzas.
- Y también en Torrelavega...
- Así es. También se consolidó en la ciudad. Haber conseguido que 140 personas se echen a la calle todos los años para cantar a la gente es algo que me llena. Nosotros las cantamos el día 28 de febrero. Defendemos la teoría de Hermilio Alcalde del Río y José María de Pereda de que pueden venir incluso de la invasión romana, para dar la bienvenida al año, y en aquellos tiempos el primer mes era marzo.
- También tienen carácter petitorio.
- Si. Hace años la necesidad era permanente y todo se hacía para recibir una dádiva. También tiene su encanto. Las marzas nacieron del pueblo, bajo la influencia de la Iglesia. Son un ritual cívico-religioso. Tanto es así que el acento de los versos es litúrgico.
- ¿Supongo que una vez jubilado, estará usted en el paraíso?
- Me dedico a hacer lo que me gusta. He pasado de las obligaciones morales a hacer un poco lo que me entusiasma.
- ¿Cómo ve la ciudad?
- Como en Torrelavega no se vive en ningún sitio. Es un pueblo grande y entrañable, y se nota en el duelo de los funerales, en el saludo diario, en el teatro...
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