Lidia tiene miedo

Lidia tiene 13 años y va al colegio acompañada por uno de sus padres porque no puede llevar la mochila al hombro. El adulto no sólo acarrea con los libros, sino que alivia a la menor del peso del miedo a las burlas, humillaciones, amenazas e incluso agresiones de algunas de sus compañeras. Lidia lleva un 'collarín' en el cuello por prescripción médica después de sufrir una brutal paliza de dos alumnas. Sus padres han denunciado la agresión y el supuesto acoso escolar ante la Guardia Civil, ante el propio colegio y en el servicio de inspección de la Consejería de Educación.

La administración educativa, que recibió la queja el pasado viernes, pondrá en marcha el protocolo establecido para estos casos, pero el inspector ya ha insinuado a los padres que «lo mejor es que cambien a la niña de colegio», una solución que los progenitores consideran «injusta y lesiva» para su hija que, al fin y al cabo, «es la víctima».

Los padres de Lidia, Luis Demetrio Díaz y María Amor Pelayo, no tienen duda de que la menor es víctima de acoso escolar o 'bullying' por parte de un reducido grupo de compañeras y creen que el colegio, el primer garante de que la niña no sufra violencia a manos de otras alumnas, «no ha hecho nada por evitar la situación».

Lidia cursa 2º de ESO en el Colegio de La Salle de Los Corrales de Buelna. Según relatan sus padres, siempre ha sido una buena estudiante. «Es la primera de su clase», dicen con orgullo. La niña refirió la primera situación de hostigamiento y agresión física en diciembre de 2006. La clase se había desplazado a Bilbao en el curso de una actividad extra-escolar y otra alumna «me rompió la camisa y me insultó». Como consecuencia de este episodio violento, sufrió erosiones en el cuello y hematomas por presión en las muñecas.

Los padres, alarmados, hablaron con el profesorado. «Nos dijeron que era cosa de niños, que no había que tomárselo en serio». Convencidos, pidieron el archivo de las acciones judiciales emprendidas de oficio.

Los dos cursos siguientes discurrieron con normalidad «porque no estaba con esa niña en clase». Pero este año han vuelto a coincidir en el mismo aula, encuentro con el que «ha regresado el acoso psicológico y físico», lamentan los padres.

Lidia, una niña tímida y asustada, dice que esas compañeras, perfectamente identificadas, «me tiran los libros en clase, los estuches, me insultan en el recreo...». El viernes, día 13, recurrieron a los insultos -«me dicen cerda, hija de puta, no eres nada, no vales nada...cosas así»-, se sumaron las amenazas de agresión, tales como «te vamos a pegar de hostias, a la salida te vamos a cascar».

Hostigamiento continuo

El hostigamiento ha sido persistente a lo largo del curso. Hace mes y medio el padre habló con el tutor y le pidió que «vigilara al grupo de chicas». Pero el pasado martes, día 17, las intimidaciones se convirtieron en realidad. A la salida de clase, sobre las 14.20 horas, dos de las cuatro compañeras que el viernes anterior la habían insultado gravemente, se cebaron con ella. «Me tiraron al suelo por el pelo, me arañaron, me dieron puñetazos y me golpearon hasta que un señor las llamó la atención y se marcharon», recuerda Lidia. Pero después «todavía me persiguieron hasta mi casa», dice todavía atemorizada.

Lidia recibió una primera asistencia médica en el Centro de Atención Primaria de Los Corrales de Buelna y después en el Hospital Sierrallana. Sufrió policontusiones en cara, tórax y abdomen, además de mareos y cefaleas.

Con un collarín al cuello y sin poder coger peso, Lidia sigue yendo al colegio. Su padre ha vuelto a hablar con el tutor y el viernes, día 20, lo hizo con el servicio de inspección de la Consejería de Educación. Supuestas agresoras y víctimas siguen viéndose cada día en el aula, en el patio... Lidia tiene miedo.