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Eulalio Ferrer, publicista y escritor, recibió el título de Hijo Predilecto de Santander, en un acto en La Magdalena,su segundo hogar, hace cinco años. / ROBERTO RUIZ
OBITUARIO

Eulalio Ferrer, militante cervantino de la libertad, muere en México a los 88 años

El publicista, escritor, académico y mecenas, Hijo Predilecto de Santander y de Cantabria fue un gran empresario de la comunicación, que centró su tarea incansable en la defensa del idioma español

GUILLERMO BALBONA

Jueves, 26 de marzo 2009, 11:29

«La libertad es una conquista incompleta mientras haya pobres y no llegue a ellos la justicia social». El compromiso y el humanismo del mecenas, comunicólogo, escritor y publicista cántabro Eulalio Ferrer, fallecido ayer en México D.F. a los 88 años de edad, caracterizó una vida entregada a la comunicación y la actividad empresarial en defensa del español, e intensa en todo lo relativo a la palabra. Su muerte se produjo por causas naturales, aunque su estado de salud era delicado desde hace meses, especialmente desde enero, cuando tuvo que someterse a una operación quirúrgica. El intelectual cervantino será enterrado en el panteón familiar de la capital mexicana junto a su esposa, Rafaela Bohórquez, fallecida hace un año en Santander.

Presidente de la Fundación Cervantina de México, el publicista santanderino, al que se le debe la creación del concepto 'Comunicología', era el mecenas, artífice y patrocinador del Premio Internacional Menéndez Pelayo. Su bibliografía, integrada por más de 40 libros, incluye títulos como 'El lenguaje de la publicidad', 'De la lucha de clases a la lucha de frases' e 'Información y comunicación', entre otras obras.

Su primera incursión en la ficción, 'Háblame en español', se presentó precisamente durante su última visita a Santander, el pasado verano, coincidente con el 75 aniversario de la UIMP.

Su activa trayectoria, reflejada de manera profusa en publicaciones y premios, estuvo presidida por su querencia y pasión por difundir en el mundo la obra de Cervantes y, a través de ella, el idioma español, algo que impregnó también su primera escritura narrativa.

'Háblame en español', toda una declaración de principios, vio la luz el pasado año «con la lucidez de un octogenario», fruto de «un sueño de adolescencia». Hijo Predilecto de Santander y de Cantabria, Ferrer estaba afincado desde hace 69 años en México, en donde se había exiliado al final de la Guerra Civil española. El santanderino pasó antes por un campo de concentración francés, donde intercambió con un miliciano un paquete de cigarrillos por un volumen de 'Don Quijote de la Mancha', un hecho que marcó y encauzó el futuro de su pasión y querencia por el idioma y la comunicación.

Luto oficial

El Gobierno cántabro decretó ayer luto oficial por la desaparición de quien fuera Medalla de Oro e Hijo Predilecto de Cantabria, las más altas distinciones que se conceden en la comunidad autónoma. Por este motivo, durante el día las banderas de los edificios públicos dependientes de la Administración regional ondearon a media asta.

En La Magdalena, casi su segundo hogar de los veranos santanderinos, el autor de 'Entre alambradas' y 'Los lenguajes del color' dejó constantes huellas de su humildad, modestia, generosidad y sabiduría. La UIMP, a la que Eulalio Ferrer ha contribuido -con su mecenazgo del Premio Menéndez Pelayo- a hacer más internacional, rindió homenaje en 2008 a este 'Quijote de La Montaña' que combatió contra los molinos de la intolerancia, el fascismo y la ignorancia.

El pasado mes de diciembre recibía en México la última distinción de su interminable lista de galardones, el Premio Nacional de la Comunicación. El propio Ferrer, emocionado, agradecía en el acto de entrega el poder disfrutar en vida del galardón y confesaba sus temores ante una muerte cercana. Tres meses después de esa declaración pública se ha producido el fallecimiento, en el domicilio familiar, de un hombre que conocía el valor de la ética en el trabajo y en su vida personal. Una personalidad «generosa con su tiempo, familia y amigos», como se subrayó siempre de manera coincidente desde el mundo académico y cultural.

Comprometido hasta el final de su vida, expresaba hace escasas semanas una reflexión lúcida sobre una de sus grandes inquietudes: «la España peninsular no es aún consciente de lo que va a suponer en el mundo el idioma español», En su opinión, la lengua «es todavía el producto más importante de la vida española». Ferrer consideraba al español «un tesoro en un universo creciente».

Cántabro universal, intelectual enamorado de la obra cervantina, y de El Quijote en particular, creó en Guanajuato un museo singular en el que se expone la mayor colección icónica de El Quijote, más una biblioteca personal de más de 1.300 volúmenes. Ferrer posee una extensa bibliografía (ver anexos en pag. 76), pero su primera novela, que se hizo realidad al final de su vida, contiene de forma significativa y simbólica un encendido elogio del idioma español que se expande por el mundo.

Exilio, verdad, lengua

Mecenas de la cultura, Ferrer dedicó gran parte de su energía vital a unir todos los países de habla hispana y a destacar y conservar el valor de la lengua. El homenaje a los exiliados, la lucha por la verdad y «el valor del lenguaje como cohesión y arma social» asoman tras el perfil humano y vital de Ferrer, una figura marcada por la expresión del español como «lengua sonora de la cordialidad» y, sobre todo, como «signo de identidad de un nuevo pueblo mestizo y global».

El empresario, en su último libro, fundió deseo, imaginación y llamada constructiva: la «posibilidad de que el idioma español pueda ser un día adoptado por China para formar así un universo de mil millones de hispano hablantes».

Emprendedor e innovador, el antiguo capitán del Ejército republicano e hijo de un tipógrafo socialista nació en Santander el 26 de febrero de 1921. Realiza sus estudios en los Salesianos y luego en la Escuela Laica de Magallanes. Presidió el Grupo Infantil Socialista, en 1935. Muy joven se inicia como redactor del diario 'La Región', cubriendo la información sindical.

Esta labor periodística prosigue, ya en plena guerra civil, con sus crónicas desde el frente de Burgos al diario 'El Cantábrico'. Como capitán de milicias participa en las operaciones del Ebro y, al concluir la contienda, debe partir hacia el exilio, primero, a Francia y, más tarde, a México. Al rehacer su vida en 1941, Ferrer se estableció con sus padres y sus hermanas en Oaxaca, donde se ganó la vida durante un tiempo recitando poemas de Federico García Loca y Antonio Machado. Funda la revista comercial 'Mercurio' y de allí deriva hacia actividades publicitarias.

Crea y preside la agencia 'Anuncios Modernos', de la que se recuerdan especialmente los programas mexicanistas de radio y televisión, en los que recupera entrañables valores tradicionales de la cultura popular.

Ateneo de novela

México, le concedió la nacionalidad en 1949. Era miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 1993. También abordó su labor en defensa del idioma español en la Real Academia Española y la Academia Norteamericana de la Lengua, de la que era miembro correspondiente. En su labor cabe citar la incorporación al Diccionario de la Real Academia Española el verbo «cantinflear», en honor a su amigo el humorista Mario Moreno 'Cantinflas', con esta acepción: «Hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada».

Ejemplo de compromiso con su tierra, y memoria y testimonio vivo de lo que representó el exilio, Eulalio Ferrer se definía como «un montañesuco de cuna humilde, que se enorgullece de haber honrado a la tierra en que nació». Desde su paso por los campos de concentración y de trabajos forzados de Francia, a su exilio en México, donde se convierte en el primer publicista, así como en destacado teórico y empresario de la comunicación y la cultura, la trayectoria ejemplar de este ilustre santanderino se forjó en una inquieta y activa labor intelectual.

Benefactor de la biblioteca municipal Gabino Teira de Torrelavega, Ferrer estuvo vinculado de una forma u otra a numerosas asociaciones culturales, iniciativas, colectivos y publicaciones cántabras.

El monumento a don Quijote, ubicado junto a la glorieta del Chiqui, al final de la segunda playa de El Sardinero, obra del escultor Leonardo Niermann, fue una donación de Eulalio Ferrer a la ciudad.

Octavio Paz

De la labor desarrollada por Ferrer, el poeta Octavio Paz, premio Nobel, apuntó que «comprendió de manera admirable que una civilización es un diálogo de culturas».

El escritor y gran empresario de la comunicación en México sostuvo que «por la libertad y la dignidad se puede jugar la vida». A través del amor a los libros convirtió al Quijote en su libro de cabecera al que volvía una y otra vez. Entre sus obras destacó, por su perfume y querencia personal, 'Mi Santander', que vio la luz a través de Ediciones Estudio: un puente en el tiempo y en el espacio establecido mediante un itinerario de artículos, pasajes y crónicas bajo el tono evocador, nostálgico y lírico al vincular a Santander con su trayectoria vital.

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