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AZUCENA AJA MAZA PSICÓLOGA
Viernes, 3 de abril 2009, 02:30
J. Sabina
Pero, ¿qué entendemos por pareja estable? El propio concepto quizás pueda gestar en muchos una actitud que termine con el deseo al cabo de poco tiempo. Nos recuerda Sabina en una de sus canciones que «dos no es igual que uno más uno» y no encuentro una forma más sencilla para explicar que la pareja no existe, lo que se construye es una relación entre un 'tú' y un 'yo', que deciden vivir su vida en el marco de esa relación. No existe la pareja y tampoco la estabilidad; (al menos) si queremos mantener el deseo, conviene no dar las cosas por seguras y para siempre. Para disfrutar de la sexualidad en una relación a lo largo del tiempo conviene mantener una actitud activa, de búsqueda y exploración individual y con la otra persona, huyendo de recetas y formatos estándar, inventando, imaginando nuevas posibilidades que sean adecuadas para las personas que conforman esa relación, aunque no coincidan con lo socialmente aceptado. Viviendo con la idea de estar siempre juntos, pero aceptando que el otro se puede ir mañana.
Desde siempre, el sistema social ha utilizado la sexualidad como una forma de 'control' sobre las personas, en este sentido, el matrimonio como institución es el máximo exponente de la regulación social de las relaciones. Cualquier sistema de regulación plantea unas 'normas', unas reglas, no escritas en este caso, de cómo deben ser las cosas. El matrimonio (civil, religioso o como pareja de hecho) no persigue la libertad y el desarrollo de los miembros que establecen una relación, más bien trata de constituir una empresa al servicio del modelo económico, la crianza de los hijos, la creación de un patrimonio y el mantenimiento del propio sistema social, entre otras cuestiones, y por tanto, suele apagar la hoguera del deseo y agotar las posibilidades creativas de quienes se embarcan en tamaña empresa. Matrimonio y relación erótica no son la misma cosa y en general suelen resultar polos opuestos. Recientemente, me decía un paciente, «desde que convivimos, la frecuencia de nuestras relaciones sexuales se ha reducido, nos compramos un piso, pensábamos que era un proyecto común ilusionante, pero no ha resultado así». Un piso sólo es un medio para vivir, porque necesitamos algún lugar en el que hacerlo, ni tan siquiera es necesario que ambos miembros vivan en el mismo piso, esto dependerá del acuerdo que establezcan y que, sin embargo, la mayor parte de las veces se da por hecho. Es probable que toda la energía que conlleva realizar este 'proyecto común' suponga un agotamiento de la energía necesaria para pensar, crear, disfrutar y mantener, no sólo unas relaciones sexualmente satisfactorias, sino el vínculo amoroso que se creó en su día y que puede quedar traspapelado entre los documentos del banco.
Dirección de la consulta: C/ Jesús de Monasterio 8 - Quinto
Centro. 39010 Santander. Tels: 619 414 589 y 942 03 71 77
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