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El cine y la literatura confluyen en los apasionados estudios de Antonio Santos. / SE QUINTANA
«El ser humano siempre necesita abrirse a nuevos mundos»
LITERATURA

«El ser humano siempre necesita abrirse a nuevos mundos»

El escritor publica 'Barataria, la imaginada', un ensayo cervantino que explora la utopía y el sueño

GUILLERMO BALBONA

Domingo, 5 de abril 2009, 13:36

'Barataria, la imaginada. El ideal utópico de don Quijote y Sancho' es una incursión apasionada y documentada sobre la necesidad de soñar, que se adentra en la universalidad cervantina. Es la última obra de Antonio Santos, doctor en Historia del Arte y bibliotecario de la Universidad de Cantabria. Editado por la UC bajo el sello PUbliCan Ediciones y por el Centro de Estudios Cervantinos, el libro se presentó esta semana en el Ateneo de Santander en un acto conducido por la profesora Lourdes Royano, presidenta de la Sección de Literatura del Ateneo.

-¿Cómo define 'Barataria, la imaginada'?

-El libro es un ensayo sobre la necesidad del sueño. El héroe sueña, porque desea transformar su mundo. También el campesino sueña con que algún día podrá enmendar su situación y salir de la miseria. Todos soñamos porque nuestro mundo nos parece cada día más insatisfactorio y corrompido. Y en este camino a través del ensueño contamos con un guía de excepción: el hidalgo manchego. Le seguiremos en su camino, aun sabiendo que al final nos estrellaremos.

-Más allá de la etiqueta, ¿es una reinterpretación personal, una recopilación de caminos cervantinos o el ejercicio de una pasión?

-De todo un poco. El libro no hubiera sido escrito de no mediar un gran interés en su escritura: una pasión que devora y que anima a continuar contra viento y marea. Es un libro bien documentado, que se apoya en numerosas lecturas de todo tipo. Pero ha querido ser, ante todo, una interpretación personal de una obra que admite infinidad de lecturas.

-¿Qué aporta al imaginario, a la bibliografía inmensa del Quijote?

-Pese a ser un episodio muy conocido, no son abundantes los trabajos realizados sobre el episodio de Barataria. Pero además el trabajo se apoya sobre la dualidad: la que vertebra la pareja protagonista. Asimismo el libro se ha dividido en dos partes. Se explora el recorrido hacia la quimera a través de tres pruebas iniciáticas: el descenso a la cueva, la travesía del libro y la cabalgada celestial. Estos tres lances desembocan, de manera natural, en esa gran ficción escénica que es el gobierno de la ínsula. Aunque es don Quijote quien traza el camino hacia la utopía, Sancho Panza será quien finalmente se impregne de los ideales de su señor y quien trate de llevarlos a la práctica. Ya lo decía Blas de Otero: tanto monta, monta tanto, don Quijote como Sancho.

-¿Dónde confluyen las sendas utópicas de don Quijote y Sancho?

-En un mismo ideal: la apetencia de un mundo ordenado, equitativo y justo. Sólo cambia la perspectiva. Por eso sus peripecias continúan hoy tan vigentes.

-Este libro es fruto de su incursión cinematográfica en 'El sueño imposible.', o convivían ambos?

-En realidad este libro fue escrito antes que 'El sueño imposible'. Nació como un trabajo de doctorado, realizado para el profesor Ramón Maruri en la UC. El tema me apasionó y se fue adueñando de mí hasta el punto que, durante más de un año, centré todos mis esfuerzos en su realización. Evidentemente uno y otro se complementan.

-¿La necesidad de la utopía es permanente, algo inherente al ser humano?

-El ser humano siempre tendrá necesidad de buscar nuevos horizontes, de abrirse a nuevos mundos y de soñar otras realidades. No son posibles las utopías, por lo que sólo cabe soñarlas. Ponerlas en práctica a menudo ha desembocado en genocidios y en totalitarismos, porque el ser humano es diverso y variado y se resiste a cualquier confinamiento. Pero siempre nos queda el vuelo de la imaginación, que impulsa el progreso: la utopía es un hermoso sueño y una inquietante posibilidad.

-En este inicio de milenio, ¿qué supone como alimento cotidiano?

-En una célebre pintada del mayo del 68 alguien escribió: 'Sed realistas, pedid lo imposible'. Frente a la desigualdad, la corrupción, el deterioro medioambiental y la miseria moral y material que sufre nuestro planeta, la voluntad colectiva de cambios sustantivos a nivel global no es ya una simple fantasía, sino una imperiosa necesidad.

-Internet se me antoja como la última geografía inexistente y el último intento de responder a lo universal.

-Internet es un mundo virtual que ofrece medios inéditos de comunicación y de difusión del conocimiento. También es un vehículo pernicioso que nos aísla y ensimisma hasta la enajenación. El universo Mátrix. ¿En qué realidad vivimos? ¿Llegaremos a ser el sueño de una red informática? Internet no es la solución, pero sí puede ser un camino. Como en tantas cosas, la educación en el uso apropiado de las nuevas tecnologías se convierte en un objetivo prioritario.

--¿Considera al Quijote una novela ideal o total, en el sentido de enorme arquitectura?

-Don Quijote es un enigma desde la primera frase hasta la última. Heroico y lunático, justiciero y transgresor, sabio y disparatado. Son sus contradicciones las que lo hacen tan humano y tan atractivo. Junto con Sancho compone un díptico que reúne algunas de las principales virtudes de la esencia humana. El ser humano es, por naturaleza, falible, contradictorio y a menudo absurdo. En el Quijote nos reconocemos, tanto en lo bueno como en lo malo. Su lectura es un poderoso estimulante espiritual, lo que en parte obedece al extraordinario vigor de su prosa. Es muy bella la historia de Eulalio Ferrer, que encontró consuelo y energía en tiempos de exilio y de pobreza entre las páginas de esta novela.

-Uniendo sus dos pasiones, cine y literatura, ¿qué lugar ocupa el universo cervantino?

-Siempre me han gustado los personajes que entran en conflicto con el mundo que les rodea. Algunos se sublevan, otros se resignan. Pero siempre son intérpretes de su propia realidad, a la que cuestionan. Creo que es posible encontrar esta coincidencia entre don Quijote y los personajes de algunos de los más grandes cineastas: John Ford, Kenji Mizoguchi y Yasujiro Ozu.

-¿Cómo explicaría en una escuela infantil el significado de Barataria?

-Comenzaría proyectando fragmentos de alguna versión cinematográfica, posiblemente la de Kozintzev; tal vez la de Cantinflas. Examinaríamos las apetencias, no del todo altruistas, de Sancho antes de llegar a su ínsula.... Concluiría diciéndoles: 'Ándense con tiento, niños, porque los sueños algunas veces se cumplen'.

-¿Hemos dado la espalda al Quijote, o subyace en el imaginario popular?

-Don Quijote sobrevive entre nosotros como un personaje cómico, estrafalario, vapuleado y perdedor. No creo que su dimensión utópica, la de perseguidor de sueños, de libertad y de justicia sean hoy las más conocidas. Todo el mundo conoce a don Quijote aunque, por desgracia, muchos no han leído sus aventuras. Sucede lo mismo con otras muchas obras fundamentales de nuestro patrimonio cultural. En el fondo, tanto las publicaciones como los ciclos en los que he intervenido son una invitación al goce y al descubrimiento: el que nos aguarda escondido tras las páginas de un libro o entre los fotogramas de una película.

--Dígame tres claves que sustentan esta forma de llegar al Quijote.

-La fantasía como herramienta transformadora de nuestro mundo. La realidad como antídoto amargo y doloroso de la fantasía. Vencido y vapuleado, el héroe siempre vuelve al camino. Porque el camino es su misma esencia. Y porque la libertad es el mayor tesoro que al hombre dieron los cielos.

-En síntesis, ¿el cine ha tratado bien al Quijote?

-No del todo, aunque tampoco tan mal como a menudo se dice. Es muy difícil adaptar una obra tan amplia y compleja. Se ha intentado con desigual fortuna y se sigue haciendo en estos mismos momentos. No se ha hecho aún la gran película sobre el Quijote, que seguramente nunca llegará. Pero el impulso transgresor del personaje, y las osadías narrativas que se permite su creador, son fuentes que han alimentado a otros cineastas muy variados, desde Godard hasta Tarkovsky, aun cuando nunca hayan adaptado explícitamente la novela.

--¿A qué atribuye la escasa y desaprovechada exploración del cine español en su literatura?

-En España no tenemos una industria cinematográfica consolidada. El acercamiento a la literatura ha sido siempre academicista y meramente ilustrador. Quizá no se trate tanto de ilustrar la novela cuanto de dialogar con ella, e incluso de desmontarla, de discutirla. Seguramente la tradición realista, heredada de nuestros clásicos, haya jugado en contra de nuestros cineastas. Una buena adaptación exige una nueva mirada. Y, siempre, riesgo.

-¿Trabaja ya en otros proyectos?

-Preparo una publicación en torno a Noriko, un arquetipo femenino representativo de Ozu. Pero no me gustaría alejarme demasiado de la utopía, ni de don Quijote. Por fortuna, no nos debemos a un único patrón. Sea por donde sea, me gustaría continuar entre libros y entre películas; entre oriente y occidente.

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