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Iconografía de grabados y piezas de Cobo en Silió. / A.FERNÁNDEZ
«La mayoría de las esculturas públicas de Santander me parecen deplorables»
JOSÉ COBO | ESCULTOR

«La mayoría de las esculturas públicas de Santander me parecen deplorables»

El artista santanderino inaugura mañana en la galería Juan Silió una muestra significativa de su última creación «El arte nos forja al igual que el lenguaje, aunque no se considere algo prioritario»

GUILLERMO BALBONA

Viernes, 10 de abril 2009, 16:18

Las huellas de su trayectoria se han plasmado con naturalidad a través de espacios nacionales e internacionales, de Barcelona a Chicago. José Cobo (Santander, 1958) continúa protagonizando una intensa actividad expositiva que le devuelve ahora a su ciudad natal. Tras exponer en los últimos años en espacios como las galerías Vértice, de Oviedo; Ferrán Cano, de Palma; la germana Stefan Röpke Maya Polsky, de Chicago; o Alejandro Sales, de Barcelona, el escultor regresa con la exhibición de 'Resonancia'. Una serie de piezas tan diversas en técnicas, investigación, material y lenguaje -la resina epoxi, el bronce blanco, los grabados en pintura sobre planchas de aluminio-, que puede considerarse una catalogación de sus inquietudes y creaciones. La sala Robayera de Miengo acogió una de sus últimas citas expositivas hace cuatro años. La galería Juan Silió inaugura, mañana sábado, este nuevo itinerario presidido por la figura de un 'niño saltando' y atravesada por una iconografía que siempre revela un sentido de búsqueda. El artista que mantiene el cordón umbilical con la ciudad a través de esculturas como 'los raqueros', reflexiona sobre la creación y su entorno.

-¿Qué José Cobo hallamos en 'Resonancia'?

-Un escultor cuya obra, ya madura, todavía cuestiona lo esencial.

-A usted le gusta lo cálido, la comunicación, seducir al público, ¿sacrifica aspectos más duros de su lenguaje y de los materiales para alcanzar esa meta?

-Desistí hace muchos años de seducir al público. Me conformo con que se interesen unos pocos. He oído más a menudo lo contrario, que mi obra es dura. Por ejemplo, en 1988 presenté en la Fundación M. Botín la escultura policromada 'Xipe-Totec' cuyo sacerdote está representado vestido con la piel de la víctima recién sacrificada que yace a sus pies desollada. En aquella misma época el profesor R.Loescher me relaciona con lo goyesco y a menudo me han dicho que mis figuras humanas están «demasiado desnudas». Por referirme a la exposición actual, el niño en la bañera representa un bebé que se cría controlado en un medio artificial que compagina las necesidades psicológicas y orgánicas, un concepto que difícilmente puede interpretarse como una apología al sentimiento materno. Es cierto que en las obras públicas al exterior hay una limitación por la durabilidad del material. Aun así 'los raqueros', aislados entre sí y frente a un futuro incierto, están lejos de una imagen costumbrista de niños pobres pero felices.

-Le gustan los proyectos muy definidos y unitarios. ¿Cuál es el sello que imprime al arte como elemento aglutinador?

-Depende del entorno.

-Al margen de las etiquetas, ¿cómo se define usted mismo en el universo artístico?

-Soy un escultor de (finales) del siglo XX y XXI, espero que más del XXI si tengo la posibilidad de desarrollar proyectos.

-¿Qué nos enseña el arte?

-El arte nos forja al igual que el lenguaje. Modela y modifica la realidad tal como la entendemos. La fantasía también, ya que está hecha de trozos de realidad.

-¿Qué opinión le merece la vida cultural en Cantabria?

-En relación a ciudades equivalentes en tamaño no tengo referencias para compararlo. Yo oigo muchas quejas, pero sólo he vivido periodos largos de varios años en Madrid, Chicago y Nueva York. A primera vista Santander está bien representado en ARCO, con dos galerías de primer orden como son Juan Silió y Siboney. Foconorte está coordinando iniciativas públicas y privadas, mostrando arte relevante del momento. También hay que destacar los Festivales de verano y la Fundación Marcelino Botín. Por suerte tenemos el Museo Guggenheim a solo una hora de distancia, un poco más de tiempo de lo que yo tardaba en metro desde mi casa de NY al Guggenheim.

-Usted es una de las escasas excepciones de artista con obra pública en Cantabria. ¿Qué le sugieren esas piezas, instalaciones y 'rotondas' que han inundado Santander?

-La mayoría me parecen deplorables. El bronce no hace a la escultura. El espacio público hay que respetarlo y construir con un criterio que al menos lo intente, ya que una parte muy importante de los símbolos y marcas de situación en las ciudades son esculturas. No hablemos de la arquitectura. Fuera del centro, lo mismo da estar en Santander que en cualquier periferia de pueblo grande de España. Eso sí, en general estas zonas se salvan también de los monumentos malos, aunque esto no es razón para no proyectar y construir a partir de ahora símbolos y arte digno también para esas olvidadas prolongaciones urbanas.

-Lo cierto es que la escultura en su concepto artístico esencial,sin contaminación, está excluida de las calles de Santander. ¿A qué achaca esta ceguera?

-El arte no se considera prioritario o importante. Se apoyará solo en la medida de lo necesario para cubrir el expediente.

-Realmente, ¿tiene que venir, como sucederá este verano, una institución de fuera y un artista a cubrir el expediente natural del arte en la calle?

-Mucha cultura se vende empaquetada. Es más fácil 'comprar' un evento cultural ya organizado que organizarlo. Las mega galerías tienen capacidad para ofrecerlo. Quizás lo que caracteriza hoy en día el tipo de exposición en los museos e instituciones son las citas itinerantes.

-Desde Robayera y su anterior comparecencia en Silió, ¿hablaría de evolución, o de simples matices y cambios leves en su obra?

-Mi obra evoluciona en función a las nuevas tecnologías y materiales disponibles y en relación a mis nuevas inquietudes intelectuales o a las viejas reinterpretadas. Yo no opondría evolución a simples cambios ya que esto es precisamente evolución.

-¿Dígame que le sugiere el proyecto Santander 2016 y qué aportaría?

-Supongo que todo lo que incentive interés por la cultura bien planteado y contribuya a poner a Santander en el mapa cultural es bueno, pero desconozco los detalles.

-Cantabria está envuelta en proyectos como el de un museo que nunca cuajan. ¿Entiende esta situación?

-Realmente es difícil de entender. Los museos tienen una función muy importante de la que se han dado cuenta hasta en lugares remotos. Más aun teniendo en cuenta el turismo masivo y lo que mencionaba antes de las exposiciones itinerantes. El proyecto de un museo se puede gestionar compatibilizando estas exposiciones con la creación de fondos permanentes ymuestras comisariadas localmente.

-¿Considera necesarios más apoyos institucionales a los artistas?

-Si se quiere tener arte, por supuesto. Así como de todas las becas dadas no salen premios, e independientemente de que se consiga eventualmente artistas destacables nacional o internacionalmente, se incrementará el nivel artístico, creo que en beneficio de la comunidad.

-¿No cree que se mira aún con desconfianza al creador?

-Es un ser ajeno. Si triunfa por lejano, y si fracasa por fracasar en algo incomprensible.

-¿Se imagina un escultor de ministro de Cultura?

-Desde esta semana es ministra una directora de cine. Se quedarán películas sin hacer. Quién sabe qué es mejor.

-Seguro que tiene en mente un lugar de Santander donde ubicaría un gran proyecto escultórico.....

-Sí, en la entrada a la ciudad. Tres puertas alineadas que supondrían una actualización de las marcas de entrada a las ciudades (como la Puerta de Alcalá en Madrid), ya que integran el concepto de tiempo y de movimiento por la sucesión de las tres puertas en tres etapas de apertura sucesivas. Si consideramos la velocidad a la que se circula por las autovías, al sobrepasar las puertas con un vehículo la alternancia entre una puerta y la siguiente simularía un movimiento de apertura.

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