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El archivo de Valdecilla guarda todas las historias clínicas. / S. Q.
Una década de turbulencias en el archivo de Valdecilla
CANTABRIA

Una década de turbulencias en el archivo de Valdecilla

Acusaciones de incompatibilidad de trabajos y privatizaciones parciales enfrentan desde hace diez años a sindicatos y Gerencia del hospital

GONZALO SELLERS

Jueves, 23 de abril 2009, 07:00

Cada lunes y jueves desde hace un mes, los sindicatos con representación en Valdecilla se concentran frente al Servicio Cántabro de Salud (SCS) y Valdecilla Sur. La razón es lo que ellos llaman «privatización» del servicio de archivos de historias clínicas, que en el turno de noche depende ahora de la empresa privada Archivos Cantabria. La polémica ha traspasado los muros del hospital y ha llegado hasta el Parlamento regional, convirtiéndose en un arma política arrojadiza.

Estos hechos son sólo un tramo del camino que sindicatos y Gerencía de Valdecilla han recorrido -juntos y revueltos- desde hace diez años. Los desencuentros de ahora nacen en 1998, y hasta esa fecha es necesario remontarse para conocer las causas.

En octubre de aquel año, la Escuela de Oficios Cantabria comienza a impartir el Ciclo Formativo de Grado Superior de Técnico en Documentación Sanitaria, una especialidad no reconocida por entonces en la región. No fue hasta junio de 2005 cuando el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) anunció la creación de esta categoría. Es decir, durante siete años de promociones diplomadas, ninguna oferta de trabajo oficial solicitaba técnicos en documentación sanitaria.

Ese primer curso entraron como profesores seis médicos y una administrativa del hospital Valdecilla, que se mantuvieron dando clase allí hasta el cierre de la escuela en 2007. Entre ellos se encontraban Lourdes Cillero, subdirectora médico y después coordinadora médico de Equipamientos; José Luis Bilbao, jefe de sección de Admisión y luego director médico y ahora director gerente; Concepción Peredo, jefa de sección del Archivo; Ana Lobato, ascendida en 2001 a coordinadora de Hospitalización, y Fernando Rojo, nombrado también ese año coordinador de Información Estadística. Todos ellos aparecen en las orlas de promoción, excepto Concepción Peredo, «quien al ser administrativa no tenía tiulación requerida para impartir clase», denunció en su día el sindicato ATI.

Cartas cruzadas

Dos años después comenzó una intensa correspondencia entre ATI y la Gerencia del hospital. El sindicato denunciaba la violación de la Ley de Incompatibilidad, ya que todos los médicos estaban acogidos al régimen de 'dedicación exclusiva', sin posibilidad de simultanearlo con otro empleo.

El capítulo cinco de dicha ley dice: 'No podrán autorizarse o reconocerse compatibilidad alguna al personal que desempeñe puestos que comporten la percepción de complemento específico'. Según el sindicato, siendo profesores de esa escuela privada, todos ellos cobraban una productividad variable mensual en Valdecilla, que en algunos casos sobrepasó los mil euros. ATI pidió las pruebas de que estos especialistas tuviesen concedidos los permisos de compatibilidad, pero la Gerencia siempre respondió con el mismo argumento, apelando a la Ley de Protección de Datos. «Dicha información pertenece al ámbito privado del trabajador», explicaba en noviembre de 2000 el entonces subdirector de gestión, Mariano Novoa.

ATI apeló a la Dirección Territorial del Insalud en Cantabria. Esta institución, según una carta firmada por su director, José Alburquerque, en julio de 2001, llevó a cabo «las comprobaciones oportunas a la presunta incompatibilidad (...) sin que se haya podido constatar que se incurra en ello».

En el año 2000, la Dirección del hospital contrató, a través de un concurso público, los servicios de una empresa privada -Keon- para fusionar 130.000 historias clínicas de la Residencia Cantabria y Valdecilla y digitalizar otras 50.000 de fallecidos. Keon empleó para ello a veinte jóvenes salidos de las aulas de la Escuela de Oficios Cantabria. La empresa tardó seis meses en hacer el trabajo y cobró 60 millones de pesetas. El sindicato ATI habló entonces de «tráfico de influencias», al saltarse las listas de contratación del Insalud.

Y precisamente ese mismo año Valdecilla decidió crear el turno de noche en el servicio de archivo, incorporando a catorce celadores que rotaban en turnos de nueve, con horario de diez de la noche a ocho de la mañana. Hasta hace tres meses, cuando tuvo lugar el traspaso de los archivos de Vargas. Entonces, los trabajadores de este departamento -con turnos de mañana, tarde y noche- tuvieron que cambiar su forma de trabajo para asumir la nueva carga, «lo que no gustó nada a los celadores de la noche», señaló a este periódico un trabajador del archivo de Valdecilla. «Los celadores de la noche no cumplían su horario, se iban cuando acababan de hacer el trabajo. Y a partir de ese cambio, nueve de ellos se cogieron la baja y entregaban el trabajo sin acabar o tarde», desveló esta fuente.

Cambio en la noche

Fue entonces, a finales del pasado mes de marzo, cuando Valdecilla decidió recolocar a estos celadores del turno de noche en otros puestos y cubrir sus sillas con una empresa privada, Archivos Cantabria. Los sindicatos cifran en 21 los trabajadores contratados externamente, otras fuentes sostienen que sólo son nueve, cinco de ellos ex alumnos de aquella Escuela de Oficios.

Este periódico se puso ayer en contacto con la Gerencia de la empresa Archivos Cantabria, que declinó hacer declaraciones, lo mismo que la Dirección de Valdecilla, que se remitió a las recientes palabras del consejero de Sanidad, Luis Truan, en el Parlamento, en respuesta a una batería de preguntas del PP: «La externalización del turno de noche se debe a un rendimiento insuficiente y al anormal absentismo. Y no es una privatización, ya que la coordinación sigue dependiendo del Servicio Cántabro de Salud», dijo Truan.

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