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N. CAVIA
Martes, 28 de abril 2009, 11:02
El primer foro social sobre la llegada de la alta velocidad a Cantabria se saldó con dos cuestiones fundamentales: por una parte la necesidad de no desengancharse de las altas prestaciones ferroviarias, por otra las dificultades de poner en marcha un proyecto así en la región.
Las características ligadas a la alta velocidad chocan, según los técnicos, con la orografía y la poca población en Cantabria, dos cuestiones que supondrían un coste muy elevado para las obras y una dudosa rentabilidad para el resultado. Y siempre hablando de una única parada, en Santander. La siguiente sería Palencia. En el otro lado de la balanza quedó patente la apuesta de futuro por el transporte más cercano al desarrollo sostenible y la necesidad de mejorar las actuales infraestructuras ferroviarias en la Comunidad Autónoma.
Convocado por la Unión Vecinal Independiente de Buelna (UVIB) el Teatro Municipal de Los Corrales de Buelna acogió al primera mesa redonda sobre las repercusiones de la llegada de un tren de alta velocidad a Cantabria. Cerca de un centenar de personas acudieron a la cita, entre ellas las alcaldesas de Los Corrales de Buelna, Mercedes Toribio Ruiz, y de Molledo, Teresa Montero, dos de los municipios que atravesaría esa línea de alta velocidad.
Ponentes
Bajo el lema 'AVE, un reto para nuestra comunidad', participaron como ponentes Juan Castanedo Galán, profesor asociado del Área de Ingeniería e Infraestructura de los Transportes en la Universidad de Cantabria, y anterior Director General de Transportes, Pedro Díaz Simal, profesor de Economía Ambiental y de los Recursos Naturales en la Universidad de Cantabria, ingeniero de caminos y Economista, y Bernardo García, miembros de Ecologistas en Acción y experto en infraestructura ferroviaria.
Preocupación
Aunque no se contestó a la pregunta que más preocupa a los corraliegos, cómo pasaría esa línea por el municipio, quedó claro que el radio de las curvas o la cota a las que se ha de atener la alta velocidad suponen un problema para acometer ese proyecto en la orografía regional en general y para su paso por Los Corrales de Buelna en particular, siempre que se quiera variar el trayecto actual.
Cara y cruz del AVE
Pedro Díaz Simal aseguró que el tren es una decisión irreversible que ha de estudiarse con parámetros de muy larga duración. Explicó que el AVE exige para 90 grados de curva un radio de cinco kilómetros y siempre pendientes menores del 3% como máximo. Y añadió que el peralte lateral elevado hace que la vía sea casi inutilizable para mercancías ya que éstas circulan lentas y sobrecargan de peso el raíl bajo. Terminó con tres preguntas: «Deberemos contestar a ¿qué queremos, cuánto nos cuesta y quién lo pagará?».
Juan Castanedo habló de los cambios organizativos de la antigua Renfe, la liberalización del transporte de pasajeros en 2010 y acabó defendiendo el tren como el mejor medio de transporte para medias distancias por una cuestión de ventaja ecológica y menor dependencia energética de países extracomunitarios.
Bernardo García abogó por la urgente necesidad de renovar las infraestructuras ferroviarias en Cantabria. Aclaró que el AVE sólo tiene sentido y razón económica, dijo, para unir poblaciones cercanas a los cuatro millones de habitantes, y propuso un ferrocarril mixto, que podría asumir trenes de viajeros a 250 kilómetros por hora (algo que sería incluso posible con el actual Alvia), con más paradas que el AVE y con posibilidad de ser muy competitivo en transporte de mercancías. Destacó en su intervención que lo más perentorio actualmente es desdoblar la línea férrea entre Los Corrales de Buelna y Santander, una línea que, apuntó, está completamente congestionada.
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