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CANTABRIA

Cantabria cuenta con un potencial de 64.000 hectáreas para el 'soba'

Su cultivo experimental en Soba, Campoo de Suso y Alfoz de Lloredo ofrece buenos resultados

TEODORO SAN JOSÉ

Jueves, 7 de mayo 2009, 02:35

Buena implantación, ausencia de plagas y de malas hierbas que afecten su cultivo, precocidad y rápido desarrollo como para realizar dos siembras por campaña, alto rendimiento por hectárea... Estas son algunas de los principales conclusiones que se han obtenido tras evaluar el comportamiento agronómico de las plantaciones experimentales de trigo sarraceno -también conocido como 'soba' o alforfón- que está llevando a cabo la Consejería de Desarrollo Rural con el fin de conocer las posibilidades de introducir y cultivar esta planta en Cantabria.

Las principales conclusiones hacen referencia a la gran potencialidad de la planta y a la buena calidad de la harina resultante que se encuentra dentro de los márgenes que exigen los controles de calidad en Japón. Y es que Japón es el país consumidor por escelencia de este producto, unas 116.000 toneladas al año, de las que sólo produce un cuarto; el resto lo importa. Y Cantabria podría sumarse a la lista de proveedores de ese trigo sarraceno.

«Se abre una alternativa con un producto de gran interés y con diversas posibles aplicaciones», señaló Jesús Oria, consejero de Desarrollo Rural, al presentar los primeros resultados del proyecto experimental de trigo sarraceno que se puso en marcha el pasado año y que se alargará hasta 2010 y del que se obtendrán resultados como qué variedad o variedades son las más idóneas así como su potencial provecho transformador en pasta, harina, abono... Una opción más con la que diversificar la producción agraria y para la que en Cantabria habría «más de sesenta mil hectáreas adecuadas para este cultivo».

Exactamente 64.673 hectáreas «de superficie potencial», según la bióloga Eva María García Méndez, directora del equipo que supervisa el proyecto de investigación, una superficie en la actualidad destinada a prado o en su mayor parte semiabandonada.

García Méndez explicó que en cada una de las tres fincas experimentales en diferentes zonas de la región (ver cuadro) se ensayaron tres cultivares de trigo sarraceno con el fin de conocer su comportamiento biológico en cada uno de los niveles y altitudes y, también, para evaluar las fechas de siembra más adecuadas. Los parámetros que más se han cuidado han sido los de crecimiento, rendimiento y calidad.

Según la bióloga, el trigo sarraceno puede ser elaborado para consumo humano, para alimentación animal e incluso para abono. En el primer caso, se trataría de un alimento de alto valor nutricional y de propiedades beneficiosas.

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