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BELÉN DIEGO
Domingo, 10 de mayo 2009, 03:09
Un estudio con impronta cántabra sobre las enfermedades urológicas en la Prehistoria se convierte en uno de los grandes éxitos del congreso de la Asociación Europea de Urología (EAU, por sus siglas en inglés), la sociedad científica que representa a estos especialistas. Los registros de formas humanas masculinas hallados en cuevas de toda Europa, entre ellas en Cantabria, dan fe de las enfermedades que padecían nuestros ancestros y documentan la práctica de técnicas quirúrgicas como la circuncisión.
La cueva de Hornos de la Peña (Tarriba, San Felices de Buelna) engrosa la lista de registros prehistóricos elaborado por Javier Angulo (Jefe de Servicio de Urología del Hospital Universitario de Getafe, Madrid) y Marcos García (Coordinador de Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Cantabria), un proyecto que ha contado con el apoyo de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte. A partir de las figuras observadas, estos expertos han podido corroborar la hipótesis de que la circuncisión ya se practicaba en el Paleolítico superior (entre 36.000 y 11.000 años AC).
Ambos firman un trabajo sin precedentes que será publicado próximamente en la revista científica 'Urology', la 'biblia' de los especialistas de esta rama de la Medicina en el Viejo Continente. En Estocolmo, donde tuvo lugar el congreso anual de la EAU, tuvieron la oportunidad de empezar a saborear su éxito, en una presentación que concitó un enorme interés dada su originalidad y la práctica ausencia de trabajos que documenten los orígenes de la especialidad en tiempos tan remotos.
Como explica Marcos García, sólo una de las representaciones de la anatomía masculina empleadas en el estudio está localizada en Cantabria (de hecho, son extremadamente raras en todo el mundo). Se trata de un antropomorfo con un brazo levantado y larga cola, sin duda la figura estrella de la cueva de Hornos de la Peña. El carácter mixto (animal y humano) de la composición recuerda a figuras halladas en otras cavidades.
Para García y Angulo, ésta es la continuación de otros trabajos en este campo, ya que habían colaborado previamente en la elaboración de otro artículo científico, aquel publicado en la 'Revista Internacional de Andrología' sobre la sexualidad y el erotismo en la Prehistoria (2008) y un libro titulado 'Sexo en piedra. Sexualidad, Reproducción y Erotismo en la Época Paleolítica' (Madrid: Ed. Luzán5; 2005).
Los dibujos, grabados y esculturas que muestran seres humanos en esta época son escasos: «Hay menos de un centenar de ejemplos de varones con los genitales explícitamente representados», indican los investigadores. Algunos -añaden- muestran penes circuncidados y otros representan enfermedades como fimosis (estenosis o estrechamiento de la piel que recubre el glande, lo que impide descubrirlo para asearse y tener relaciones sexuales placenteras) y parafimosis (urgencia médica que se produce por la inflamación del prepucio). Otra patología representada por los moradores de las cuevas es el priapismo (erección dolorosa y prolongada en el tiempo).
Preguntado sobre cómo se distingue esta anomalía en una imagen en piedra, Marcos García explica que, aunque como pasa con muchas representaciones, las interpretaciones son discutibles, existen figuras en las que el pene se dibuja como un órgano desproporcionado (del mismo tamaño que la figura humana) y el escroto inflamado, «lo que puede indicar erección disfuncional, dolorosa o incluso prolongada en exceso el tiempo».
Angulo añade que «el escaso número de representaciones humanas o humanoides con erección marcada que no se encuentran en actitud coital forman parte de escenas en las que estos hombres aparecen en un contexto de peligro grave o incluso de muerte, como el enfrentamiento con animales (antropomorfo de la escena del pozo de Lascaux en Francia o la ejecución de los hombrecillos de Addaura en Sicilia)». «Es decir -razonan- la erección puede haber sido entendida como un fenómeno relacionado con en tránsito entre la vida y la muerte».
En resumen, los expertos han observado que la erección en el arte Paleolítico se encuentra representada de manera expresa en casi todas las figuras que han sobrevivido hasta nuestros días y que pueden definirse como inequívocamente masculinas, y en muchos objetos de arte mobiliar o decorativo cotidiano. "Curiosamente la circuncisión o la retracción del prepucio está presente en la mayoría de ellas y algunas muestran evidencia de enfermedades genitales, lo que implica que el hombre y la mujer del Paleolítico Superior europeo tenía ya cierto conocimiento de este tipo de patologías", concluyen.
Otros proyectos
Además del trabajo de actualización que requieren los nuevos hallazgos que se producen en Cantabria, al ritmo de una cueva cada dos años desde el descubrimiento de Altamira, la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte promueve, y dirige con el técnico Marcos García, dos grandes proyectos de datación de pinturas y grabados con nuevos métodos de gran precisión. En uno de ellos colaboran expertos de la Universidad de Bristol (Reino Unido).
Además, se está llevando a cabo una revisión del arte rupestre en la cueva El Castillo, con participación de especialistas belgas y de José María Ceballos del Moral, ponente habitual en los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), entre otras líneas de investigación.
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