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PEDRO LOPEZ M.
Viernes, 15 de mayo 2009, 03:30
El pasado miércoles recibí un mensaje en mi teléfono, que me anunciaba la triste noticia, de que mi amigo Manolo, de Continental Auto, había fallecido. En ese momento vinieron a mi memoria los numerosos recuerdos que tengo de él, desde el día en que lo conocí en su despacho de la calle García Morato de Santander, en donde ejercía su profesión de administrador de la empresa de transportes de viajeros por carretera en la que trabajaba desde los años setenta en Santander, junto al subdirector de esta compañía nacional, Juan Fernández Eran los inicios, la implantación, el comienzo de la expansión y el desarrollo de Continental Auto en nuestra comunidad autónoma, una empresa que trasladaba cada día, a cientos, a miles de personas desde nuestra comunidad autónoma a Burgos y a Madrid y viceversa..y ahí estaba Manolo, siempre al pié del cañón, como se suele decir, por que, quiero recordar que Manolo, mi amigo, no solo era el administrador, era mucho más que eso, era la persona visible, la imagen, la organización de la empresa, la amabilidad personificada, cariñoso y siempre de buen humor a pesar de la cantidad de horas que pasaba en el despacho y en las estaciones, en una época en la que su trabajo le obligaba a desplazarse con asiduidad a Madrid y sobre todo a Burgos, y esto le privaba de estar con lo que más quería en el mundo, me decía, a su mujer, María José, y a sus dos hijas, Beatriz y Paloma.
Quién nos iba a decir, que "nuestro" Manolo se marcharía de nuestras vidas, de repente, sin avisar, muy deprisa y demasiado pronto, muy temprano, sin decir ni hasta luego, ni adiós. Paradójicamente lo que es la vida, con la cantidad de personas a las que Manolo ha visto encontrarse y despedirse, subir y bajar de un autobús para emprender viaje.
Esta salida tuya acelerada y sin sentido, nos ha pillado a todos por sorpresa, como comentábamos algunos de tus amigos y familiares presentes en el funeral celebrado ayer jueves en la parroquia San Roque, y que te hace reflexionar sobre el ¿por qué tan pronto?, con la cantidad de cosas que tenías todavía por hacer, cuantos paseos, viajes, cenas, desayunos.. con tu mujer, con tus hijas, con tus nietos..cuantas cosas pendientes, y sobre todo por que a ti , un padre de familia ejemplar, un marido extraordinario, un abuelo, un compañero de trabajo excelente, un amigo...y así continuaría con una lista interminable de todo lo que comencé a aprender de ti, cuando te conocí en los años 80 en los que yo empezaba a dar mis primeros pasos profesionales en el mundo de la comunicación y de la publicidad en la empresa en la que hoy trabajo, empresa a la que tengo que estar siempre agradecida por que me permitió conocer, a una persona buena , honesta y sensible. Gracias a nuestra relación comercial inicial, que luego se convirtió en amistad, pude disfrutar de muchos momentos de charla y me viene a la memoria cuando me contabas, entre otras muchas, que tu hija Beatriz tenía la oportunidad de irse a vivir a Suiza y que seguramente lo haría, y que no lo llevabas nada bien, o cuando hablábamos del Racing, del Barcelona, de trabajo..
Lo que nunca me contaste fue que te marcharías de repente y sin avisar, así, sin más.. ¡Como te echamos de menos ya !, y hace muy poco que nos dejaste..
¡Hasta siempre, Manolo!
Mi más sentido pésame a tu esposa, María José, a tus hijas Beatriz y Paloma..
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