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TRIBUNA LIBRE

Eólicos en la bahía de Santander

Eduardo Manzanares Campo es arquitecto

Martes, 9 de junio 2009, 02:00

Una grave amenaza se cierne sobre nuestro patrimonio natural. Se va a consumar uno de los mayores atentados paisajísticos que posiblemente haya padecido nunca esta región. Con el nuevo plan de desarrollo de la energía eólica impulsado por nuestros actuales gobernantes, quieren convertir el marco de la bahía de Santander en una suerte de enorme central eléctrica. Se pretende construir al sur de la bahía, a poco más de 10 kilómetros de distancia, un gigantesco polígono industrial eléctrico dotado con un total de 249 aerogeneradores eólicos de 125 metros de altura -es decir, del tamaño de edificios de más de 40 pisos - ocupando su cuenca visual (zona de Cayón, Lierganes, Entrambasaguas .). Visto en perspectiva desde Santander, abarcará desde Peña Cabarga hasta Loredo, con un desarrollo continuo de 20 kilómetros. Paseando por Reina Victoria o el Muelle tendremos a la vista, detrás de Pedreña, 249 gigantescos aerogeneradores como los nuevos elementos característicos de un destrozado paisaje. Más molinos que los instalados en el mayor parque eólico de España, (Maranchón, en Guadalajara) y que el mayor de Europa (Whitelee, en Glasgow).

La brutalidad del proyecto se ve acentuada, aún más si cabe, por la propia disposición irregular de los 10 polígonos en que se distribuirán los aerogeneradores sobre la cima de los montes. En los 20 kilómetros del frente del polígono se tienen que encajar los más de 60 kilómetros lineales que ocupan los 249 aerogeneradores, lo que llevará a configurar un caótico escenario formado por enormes columnas y aspas metálicas, levantadas a diferentes alturas, en alineaciones divergentes y superpuestas, girando ininterrumpidamente día tras día.

Que este proyecto se lleve a cabo en uno de los paisajes más significativos de nuestra provincia, que más ciudadanos disfrutan diariamente y que más turistas contemplan, es una locura que solo se puede entender por el poder económico de las empresas eléctricas ó, quizás, por el propio desconocimiento del alcance del proyecto por parte de nuestros gobernantes. Parece mentira que, por una parte, Santander se postule y promocione como una de las bahías más hermosas del mundo, que el presidente del Gobierno Regional afirme que la conservación del paisaje es "el mejor legado que podemos transmitir a las generaciones futuras" o que el Plan de Ordenación del Litoral (POL) contemple un plan especial para conservar el entorno de la bahía y, por otra parte, se destroce su valor más reseñable: Su paisaje. Al final tendremos verdaderamente un marco incomparable.

Este proyecto tiene el respaldo científico de un informe elaborado por la Universidad de Cantabria, informe que justifica y avala la elección de los emplazamientos del proyecto. En mi opinión es un informe incompleto y de propuestas equivocadas. En él no existe referencia alguna al paisaje valorado. Dos consideraciones se le acercan; la estimación del número de personas que se encuentra en el llamado Área de Visibilidad de los polígonos, cálculo que, al menos, en lo referente a los polígonos que se situarán frente a la bahía, parece incorrecto; y la simulación local de los polígonos considerados individualmente, en tres dimensiones, más efectista que operativa como instrumento de estudio ambiental, lo que ha dado lugar a propuestas tan desafortunadas como las señaladas de la bahía. No se considera que 249 aerogeneradores en el centro de un singular y frágil paisaje, donde habitan casi la mitad de los habitantes de la región, tengan la menor importancia; no merece ni un comentario en el texto. No parece adecuado que en un informe sobre la idoneidad de la implantación de las instalaciones eólicas en Cantabria no se valore el paisaje.

La intención es que todos los polígonos estén en funcionamiento a finales del año 2010 ó principios de 2011. Después de tantos años de indecisión y negativa al respecto, no se entiende ahora la prisa y la imperiosa necesidad de desarrollar toda la potencia eólica de Cantabria de golpe, sin antes comprobar los efectos que las distintas instalaciones van a ir produciendo, con el fin de poder ir estableciendo las medidas correctoras que aminoren los impactos. Hay que recordar que la moratoria del año 2001 se hizo para poder estudiar la incidencia de los eólicos en el paisaje de Cantabria, trabajo que todavía no se ha realizado. No existe ningún estudio de impacto ambiental del conjunto de los más de 700 aerogeneradores previstos sobre el reducido territorio de Cantabria.

Por otra parte, no hay ninguna necesidad para que tenga que ser una potencia total de 1.500 megavatios la que se instale en Cantabria, capaz de atender a un millón de hogares, si para ello tenemos que destrozar nuestros paisajes más representativos y bellos. En todo caso, parecería más sensato que se empezara proponiendo la implantación de los polígonos en las zonas de menor impacto. Éstas existen entre las propuestas del Plan y con capacidad suficiente para atender a la demanda energética de todos los hogares de Cantabria.

Nuestro país tiene zonas adecuadas para la implantación de este tipo de industria en grandes concentraciones, ( La Mancha, los Monegros, el Páramo de Masa..) con una incidencia menor en sus recursos medioambientales. En Cantabria, donde estos son especialmente singulares y limitados, deberíamos tratar, con criterios de prudencia, la instalación de los eólicos, compaginándolos con un paisaje, que en ocasiones puede no admitir ese tipo de instalaciones y que tenemos el deber de preservar para las futuras generaciones; las nuestras y las del resto de los españoles.

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