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José María Gutiérrez |
Viernes, 19 de junio 2009, 22:36
La obra de Julio de Pablo nunca ha dejado de estar presente en cualquier acontecimiento vinculado a la pintura cántabra y, casi tampoco, en nigún referente cultural que se precie de serlo. Colectivas, revisiones, hallazgos, repasos históricos y críticos..., tras ellos ha estado siempre la huella del pintor.
Nacido en Revilla de Camargo el 26 de julio de 1917, trabajó como pintor industrial e hizo sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Santander. Siempre reconocía que su vocación pictórica nació al establecer contacto, en 1939, con la obra de Riancho, de la que era gran experto.
Decano de la pintura cántabra, su primera exposición fue en Santander en 1947, en el antiguo Ateneo, comenzando una trayectoria imparable que llegó a museos, salas, galerías.... Las primeras influencias dieron paso a una pintura propia, personal, con la que siempre ironizó: «es una figuración abstracta, o una abstracción de la figuración. Eso es lo mío», decía.
Tras la experiencia y el oficio no obstante, se revelaban los frutos de un artista al que siempre le ha gustado pintar cuadros y que se definía como «un pintor de vocación», convencido de que la base del trabajo reside en la «perseverancia».
Evolución
Según definía el genial poeta José Hierro, De Pablo descubre el posible camino del informalismo cuando éste irrumpe en el arte español contemporáneo. Recorre un camino que va de árboles otoñales, con campos dorados por el crepúsculo, a marinas espectrales, grises de plata invadiéndolo todo... Le califica de pintor tradicional que emplea técnicas de vanguardia sin tratar de desconcertar.
Tras el encuentro inicial con Riancho, la reducción de la realidad a una sintesis espectral y el descubrimiento del gris en las creaciones de Julio de Pablo se deben a Pancho Cossío, pasando a un informalismo que atisba surrealismo por lo que alude a onírico e inquietante.
Su paleta estaba marcada por una expresividad melancólica, por la utilización del color como medio para conseguir una emoción y un mundo de misterio en su pintura.
Con la muerte de Julio de Pablo se pierde una figura fundamental de la pintura de Cantabria durante el último siglo. Su obra queda como perenne huella y legado de su ingente creación.
*Mañana EL DIARIO MONTAÑÉS publicará en sus páginas de Cultura un amplio despliegue de la noticia del fallecimiento de Julio de Pablo, con artículos de opinión, fotografías, semblanzas...
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