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NACHO CAVIA |
Martes, 4 de agosto 2009, 22:13
La pareja asistió por la mañana a una revisión en el materno de Santander. Todo iba bien y les enviaron de vuelta a casa, previendo el parto para el día 6. Pararon en Silió, en casa de la madre de Pablo, a comer. Lidia ya empezaba, con tanto viaje en coche, a sentirse indispuesta, y tras la comida ya tenía algún dolor. Rápidamente se organiza el regreso a la residencia y a la altura de Las Fraguas rompe aguas. Llamada al 112 y aviso de parada en el centro de salud de Los Corrales de Buelna porque no llegan más allá. En el centro corraliego lo preparan todo para la llegada, especialmente la sala de urgencias.
El doctor Saura reconoce que estaba tranquilo a pesar de ser su primer hijo como doctor, el primero también en el centro de salud de Los Corrales de Buelna, con lo que la expectación era máxima. A la llegada de la pareja todo fueron atenciones y cariño, intentando que cundiera la tranquilidad, más o menos. Y todo fue bien, fue un parto natural casi perfecto. Incluso el recién nacido cumplió perfectamente con el papel y nada más ver la luz pidió comida.
Reposo y traslado al hospital para la observación habitual tras un parto así. Todo se desarrolló con normalidad, no hubo ninguna complicación, aunque, desde luego, nadie olvidará la experiencia. Tampoco se dejó nada a la suerte. Durante el parto, había preparada por si acaso una ambulancia medicalizada en la entrada del centro de salud.
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