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M. LORENCI
Martes, 11 de agosto 2009, 02:41
La gripe A no sólo mantiene en alerta al sistema sanitario. La escalada en el número de contagios que a buen seguro se producirá con la entrada del otoño preocupa, y mucho, a las empresas, que verán como la pandemia incide directamente en su funcionamiento y rendimiento. Tanto, que las que no tomen medidas podrán afrontar graves problemas, como el incremento del absentismo hasta el 50% en el último trimestre del año.
Y es que, a tenor de lo ocurrido en México, un estudio augura que las empresas españolas podrían triplicar sus gastos por absentismo, tal como ocurrió en el país centroamericano, el primero en desarrollar la enfermedad y uno de los más castigados por la nueva gripe. Si la incidencia de la gripe A se prolonga, el absentismo laboral podría llegar al 50% de la plantillas, «lo que provocaría un verdadero caos en el mercado de trabajo en el último trimestre del año».
Así lo asegura un estudio de Randstad, empresa de colocación privada, que ha analizado las consecuencias de la gripe A en el mercado laboral. Para afrontar la situación las compañías deben jugar un papel activo y elaborar planes de actuación ante el posible contagio de gripe A entre sus trabajadores. Adoptar medidas «que sirvan para asegurar el bienestar de las personas y la continuidad del negocio». Una necesidad que ya planteó el Ministerio de Sanidad, que, sin adelantar previsiones ni cifras, instó a las empresas a finales de julio a prepararse frente al absentismo y publicó un guía «para cuando la productividad pueda estar amenazada».
Preparación
Pero según el análisis de Randstad, «son pocas las empresas preparadas para afrontar un caso de infección por gripe A que podrían garantizar su funcionamiento con normalidad». Para garantizar la operatividad, las pautas incluyen un plan de preparación y respuesta ante la pandemia, planes específicos de comunicación de cara a sus empleados, clientes o proveedores, normas básicas de higiene y la alteración de muchas de las rutinas que facilitan los contagios.
Las compañías deben tener en cuenta que «los casos de absentismo pueden llegar a todos los niveles de la empresa, ya sea por contagio, precaución o por el cuidado de familiares que padecen la enfermedad».
Para afrontar la contingencia, las empresas «deben contar entre sus previsiones con las posibles sustituciones, ya sea en la base de su plantilla como en los puestos de las escalas más altas del organigrama».
Ante la confirmación de la infección de un trabajador se aconseja «recurrir a la baja incentivada para los trabajadores cercanos al enfermo». Se trata de una medida preventiva «que servirá para evitar otros posibles contagiados». Como el periodo de contagio es de unos siete días desde que se contrae la enfermedad, los trabajadores 'vecinos' deberán ausentarse de sus puestos una semana
La gripe A también puede generar en el entorno laboral lo que se conoce como «absentismo psicológico», esto es, que ante un posible caso de gripe, la alarma causada provocará un efecto psicológico de temor, que en aquellas personas más aprensivas se traducirá en absentismo.
Ajustes
Cuando el impacto de gripe A alcance máximos en la sociedad se podrán producir aumentos o disminuciones en la demanda de los productos o servicios de las organizaciones, que deberán estar preparadas para ajustar su plantilla a este momento. Si se cumplen la previsiones de la firma privada de selección y contratación temporal y el absentismo laboral alcanza el 50%, en los últimos tres meses del año «se produciría una demanda extra a la habitual de 1.500 mozos, casi 1.000 peones, 500 administrativos, 700 camareros, 400 dependientes y 800 inventaristas».
Algunas previsiones apuntan a que la gripe A podría afectar al 25% de la población, lo que multiplica exponencialmente el número de posibles contagios en recintos cerrados como son por lo común los entornos laborales. Para minimizar los contagios se ha de recurrir al aislamiento de las personas con una enfermedad infecciosa; implantar la cuarentena para las personas que sin haber desarrollado la enfermedad se hayan visto expuestas al agente infeccioso, y reducir al mínimo los contactos en el lugar del trabajo entre los empleados, los proveedores y los clientes.
Material de protección
Se aconseja a las empresas proveerse de material de protección individual para sus trabajadores, elementos como mascarillas, pañuelos desechables, y dosificadores con productos desinfectantes «con el fin de evitar posibles contagios en sus instalaciones».
Se recomienda también restringir al máximo los viajes de trabajo a los estrictamente necesarios, evitar en la medida de lo posible las reuniones presenciales y tomar precauciones especiales en los espacios cerrados. Los expertos aconsejan modificar las pautas de contacto entre trabajadores y clientes, cambiando la frecuencia de los encuentros cara a cara de los empleados, sustituyéndolos por contactos a través nuevas tecnologías y sistemas de comunicación.
Como medida preventiva, la empresas deberá contar y preparar a un responsable de riesgos laborales que se encargue de supervisar las labores y responsabilidades en cada centro de trabajo. Esta persona se encargará también de identificar las áreas que se pueden ver más castigadas por la enfermedad y que dan soporte al resto de la compañía.
La empresa deberá asegurar que esta parte crítica para su continuidad, no ya sólo en su nivel de producción, sino en el acceso a información, documentos o programas necesarios, puede contar con el personal necesario para el día a día empresarial.
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