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GONZALO SELLERS
Jueves, 13 de agosto 2009, 10:54
Casi cinco décadas después de su descubrimiento, el sistema subterráneo de Mortillano, en Soba, se ha convertido en el de mayor longitud de España. Fue una expedición de la Agrupación Espeleológica Ramaliega (AER) quien logró el pasado lunes unir la Sima del Acebo al sistema central de cuevas, elevando así su longitud hasta los 114 kilómetros y su profundidad en cien metros más -950 en total-.
Mortillano pasa a convertirse de esta manera en la primera cueva de la Península Ibérica, superando a la mítica Ojo Guareña, en Burgos, con sus 110 kilómetros y 163 metros de profundidad. En el listado de cuevas de la Federación Española, actualizado a fecha de 28 de julio, les siguen dos complejos también cántabros: el Sistema del Gándara, con 100 metros; y el Sistema del Alto Tejuelo, con 90.
Con esta nueva medida, Mortillano alcanza el puesto decimoquinto del listado mundial de cavidades, liderado por el inmenso sistema Mammoth de EE UU, con una longitud cercana a los 591 kilómetros.
«Las exploraciones en este sistema comenzaron en 1961 de manos de espeleólogos de Dijon», recordó Ricardo Martínez, presidente de la AER. Desde entonces, un buen número de espeleólogos franceses y españoles se han arrastrado por las entrañas del Mortillano hasta lograr descubrir el coloso subterráneo que es hoy en día.
Algunas cifras pueden dar una idea de las dimensiones de este complejo kárstico: veinte bocas de entrada, ocho ríos subterráneos y cuatro de los mayores pozos de España -340, 266, 260 y 240 metros, respectivamente-.
Sin embargo, Jesús Olarra, componentes del AER, señaló que cuando comenzó la revisión de este sistema, «nadie pensaba, ni por asomo, que pudiera convertirse en el mayor de la Península».
A comienzos de los años 90, lo que hoy es el sistema del Mortillano era un conjunto de cuevas inconexas entre las que destacaban dos, el Mortero de Astrana-Rubicera, explorado por la Sección de Espeleología de Ingenieros Industriales (SEII) de Madrid, que sobrepasaba los 25 kilómetros, y el sistema de Garma Ciega-Cellagua, con unos quince kilómetros. Sin embargo, en esa década las exploraciones avanzaron a buen ritmo, de forma que en Rubicera, los madrileños exploraron complejas redes fósiles y activas, mientras que los franceses del Speleo Club Paris lograron unir la sima de Mazo Chico con Cellagua, con lo que el sistema alcanzaba los 21 kilómetros.
Unión de sistemas
Desde mediados de los 90, la SEII continuaría explorando en el Mortero, hasta alcanzar los casi 50 kilómetros de galerías. Mientras, el AER comenzaba una sistemática campaña de revisión de simas con el objetivo de ir uniéndolas al sistema de Garma Ciega: Sombrero, el Bloque, Calaca o Morterones fueron algunos de los hitos que permitieron alcanzar así los 52 kilómetros de galerías.
En mayo de 2008, la AER logró el gran objetivo con el que se había soñado desde hacía décadas: unir ambos sistemas, consiguiendo así una red que superaba los 100 kilómetros de desarrollo. Unos meses después, la SEII unió otra cavidad, la Sima de la Maza.
Durante el invierno de 2009, la AER exploró varios kilómetros más en diversos puntos del sistema, que se rematan ahora con la unión de la Sima del Acebo.
Los espeleólogos de Ramales afirman que «aún hay mucho por hacer». «Tenemos un montón de incógnitas en diversas zonas del sistema: escaladas, estrecheces, travesías... Trabajo nos sobra para bastante tiempo», afirmó Angel García, secretario de la asociación. Sin embargo, indicó que se trata de una tarea ardua, ya que «la mayor parte de las zonas en las que estamos explorando se encuentra a cientos de metros de profundidad o a muchas horas de marcha desde el exterior».
Por eso, en los últimos años utilizan cada vez más los vivacs subterráneos, donde pernoctan para tratar de aprovechar al máximo el tiempo disponible. «Hay que tener en cuenta que no es un trabajo, y todo esto lo hacemos en nuestro tiempo libre: vacaciones y fines de semana».
Primer puesto
Tampoco les preocupa mucho el primer puesto que acaban de alcanzar. «Sabemos muy bien que puede ser un primer puesto muy efímero, ya que hoy otros dos grandes sistemas en Cantabria que crecen a buen ritmo», apuntó Susanna Graf. Así, el sistema del Gándara (Soba) ha alcanzado ya los 100 kilómetros, mientras que el Alto del Tejuelo (Miera) ronda los 90 kilómetros.
Los espeleólogos del AER tienen intención de buscar el apoyo de las instituciones para en un futuro poder editar un libro que recoja todo las maravillas de este «continente subterráneo». Para ello hace falta mucho trabajo previo, como estudios hidrológicos o geológicos. «Creemos que tanto la Consejería de Cultura como la Mancomunidad y ayuntamientos de la zona se mostrarán receptivos, ya que una joya como esta merece ser divulgada de una manera adecuada» comentaron.
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