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VICENTE CORTABITARTE
Domingo, 20 de septiembre 2009, 02:37
El espíritu del 'Pájaro Amarillo' sobrevoló de nuevo Oyambre con motivo de los actos conmemorativos del 80 aniversario de la llegada a esta playa del que, por azar, terminó siendo el primer vuelo trasatlántico que aterrizó en suelo español.
Ha pasado mucho tiempo desde aquella gesta histórica protagonizada por los tres pilotos franceses, Lotti, Assollant y Lefevre, junto al polizón Schereiber, en el que a excepción del acto posterior de inauguración del monolito que la recuerda, no ha tenido ningún otro reconocimiento e incluso ha quedado en muchos casos olvidada.
El empeño mostrado por el actual Marqués de Movellán, que ha sido capaz de aglutinar a los ayuntamientos implicados con el apoyo de la Asociación de Veteranos del Aire, ha hecho que aquel gran acontecimiento se reconozca como uno de los grandes hitos y de las historias mas hermosas de los primeros años de la aviación.
Como sucediera el 8 de septiembre de 1929, cuando se inauguró el monumento, al mediodía de ayer numerosas personas se congregaron en torno a él tras las obras de recuperación, después de haber sufrido durante ocho décadas numerosas marejadas que lo han tenido en grave riesgo de derrumbe.
Autoridades
El presidente regional, Miguel Ángel Revilla presidió los actos con el presidente del Parlamento, Miguel Ángel Palacio, el agregado de Defensa de la Embajada de Francia, Olivier Debray, y los tres alcaldes que han organizado el evento por su implicación en el acontecimiento: el de San Vicente de la Barquera, Julián Vélez, en cuyo municipio se realizó el aterrizaje; la de Comillas, María Teresa Noceda; cuya villa acogió a los pilotos; y el de Valdáliga, Lorenzo González, que comparte la titularidad de una parte de la playa de Oyambre.
Junto a ellos se encontraban otras autoridades civiles y militares y personas implicadas directamente en este acontecimiento, como Isabelle Lotti, la hija del verdadero promotor de la gesta, Armand Lotti; o Guillaume Bernache Assollant, sobrino del que fuera comandante y primer piloto del Pájaro Amarillo, Jean Assollant. Pero entre todo el público también se encontraban vecinos y testigos de excepción de esta gesta, como Marisa Barcena, que tenía nueve años cuando aterrizó el 'Pájaro Amarillo' y recordaba cómo su padre la llevó a Oyambre para ver el avión.
Una sencilla pero emotiva ceremonia se desarrolló ante el monumento en la que el propio Marqués de Movellán ofreció un detallado relato histórico del vuelo, desde los preparativos y las dificultades que tuvo que superar, hasta los problemas del vuelo, con la sorpresa del polizón, hasta llegar a Oyambre. Como homenaje a los pilotos franceses se hizo una ofrenda de una corona y se izaron las banderas francesa y española mientras sonaban los himnos de ambos países. El viento impidió que dichas banderas pudiesen llegar en manos de partidistas como estaba previsto, sin embargo como recuerdo del aterrizaje del 'Pájaro Amarillo', una pequeña avioneta tomó tierra en el mismo lugar, entre los aplausos del público.
El presidente regional destacó la importancia de este vuelo como una de las grandes gestas que ha favorecido el desarrollo de la actual aviación. Revilla manifestó que tras haber descubierto la playa de Oyambre sin duda no podría haber elegido mejor lugar para aterrizar por su belleza.
Por su parte el agregado de Defensa francés resaltó la estrecha relación que une a Francia y España, con la colaboración en la lucha contra el terrorismo o el narcotráfico y con grandes proyectos de futuro como las autovías del mar.
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