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VIOLETA SANTIAGO
Domingo, 4 de octubre 2009, 12:02
El programa informático de citación de pacientes para consultas del Servicio Cántabro de Salud pone de los nervios a los trabajadores que lo usan. El sistema, que se llama ' Ticares', obliga a los encargados de gestionar las agendas de los médicos a realizar numerosos pasos y se queda colgado con facilidad, lo que hace que se monten filas de usuarios ante los mostradores de los centros de salud. El descontento de los empleados ha llevado a casi un centenar de ellos (sólo de Valdecilla) a firmar un escrito pidiendo soluciones.
El 'Ticares' vino a sustituir hace unos tres años -de momento parcialmente- a un programa anterior, el Sum-1, y está siendo implantado por áreas. Funciona en Primaria, en las Consultas de Valdecilla Sur o en el centro de salud de la calle Vargas de Santander. Fuentes que conocen bien el sistema aseguran que éste sufre constantes averías. Y la mala fama que se ha creado el 'Ticares' en el ámbito sanitario llega al extremo de que hay servicios, como cirugía cardiovascular o maxilofacial, que lo han rechazado: prefieren seguir con el anterior.
La aplicación que tanta resistencia provoca fue adquirida a través de ISIS, la desaparecida Oficia de Innovación de Sistemas de Información Sanitaria, a la que la Consejería de Sanidad encargó hace un tiempo que coordinase todos los recursos de información sanitaria. Uno de sus cometidos fue la puesta en marcha de la historia clínica electrónica o el sistema índice maestro de pacientes.
Tras dos años de permanencia en el hospital para arrancar proyectos como los citados y algunos otros, ISIS dejó de operar en la sanidad pública cántabra.
Desde la Agrupación de Trabajadores Independientes, ATI, confirmaron la insatisfacción de unos (trabajadores) y otros (pacientes). «Se ha comprobado que su funcionamiento es tres veces más lento que el del Sum-1. El actual es más complicado porque hay que rellenar excesivos campos», indicó Isabel Salas, quien calificó de «tortuosa», por ejemplo, la operación que hay que realizar para reprogramar la agenda de un facultativo si éste se pone enfermo o se va a un congreso. «Durante todo el proceso de reprogramación, el 'Ticares' no está operativo».
Salas también señaló que están siendo numerosas las ocasiones en que los ordenadores se paran por espacio de una hora. «El personal se desespera y los pacientes se ven obligados a guardar cola. La gente se aglomera delante de los mostradores donde se dan las citas. Menuda calidad de servicio». Los beneficiarios de la sanidad pública que no pueden esperar a ser citados sobre la marcha, son llamados por teléfono al día siguiente, como pudo comprobar este periódico hace varios días, lo que multiplica el trabajo.
La organización sindical aprovechó para cuestionar por qué se contrató un programa informático con una empresa sevillana. El anterior lo realizó el servicio de informática del hospital. Estos días, ATI ha hecho llegar a Mariano Novoa, subdirector de gestión del Hospital Marqués de Valdecilla, una carta de protesta en la que se demanda que se retire una aplicación que exaspera, y altera los nervios, de los empleados.
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